It’s an election year, and candidates can’t stop speaking about our country’s problems (which, of course, only they can solve)., Warren Buffett (2015 letter)
Tanto las cartas de Buffet como las de Munger son verdaderos libros de sabiduría que deberían ser requisito en cualquier Master de Negocios, Financiero y de Inversiones en general, aunque a veces el alcance de sus enseñanzas vaya más allá de estos ámbitos. Evidentemente también son un recurso indispensable para todos los que quieran iniciarse en este mundillo.
Al igual que todos los años, éste también he leído la carta que Buffett escribe a sus accionistas. Siendo sólo mi opinión la un amateur en estos lares y obviando el repaso que siempre hace de las operaciones de BRK, creo que el tema de este año en la carta del abuelo es su Optimismo en el futuro de USA.
Aunque estoy de acuerdo en muchos de sus puntos y en general me considero un optimista racional, creo que existen algunas consideraciones que deberían aderezar las palabras de Buffett y este post es en parte una versión comentada de este tema tratado en su carta.
Buffet y su Optimismo en USA
La clave del optimismo de Buffet parece ser la eficiencia y el interés compuesto. No es que ahora la gente trabaje más duro o sea más inteligente que quienes vivieron hace 50 u 80 años. Lo importante es que ahora el trabajo y los procesos son más eficientes y por lo tanto producimos más con menos esfuerzo, recursos y Tiempo en términos relativos y absolutos.
El abuelo Buffett critica a quienes ven un crecimiento del 2% como algo lamentable y usa el frecuentemente olvidado y siempre incomprendido interés compuesto para poner las cosas en perspectiva. El abuelo muestra claramente que incluso con ese crecimiento neto del 1.2% (descontando crecimiento poblacional y migración) durante una generación (25 años) el PIB real per cápita crecería 34%. (énfasis mía)
U.S. citizens are not intrinsically more intelligent today, nor do they work harder than did Americans in 1930. Rather, they work far more efficiently and thereby produce far more. This all-powerful trend is certain to continue: America’s economic magic remains alive and well.
Some commentators bemoan our current 2% per year growth in real GDP – and, yes, we would all like to see a higher rate. But let’s do some simple math using the much-lamented 2% figure. That rate, we will see, delivers astounding gains.
America’s population is growing about .8% per year (.5% from births minus deaths and .3% from net migration). Thus 2% of overall growth produces about 1.2% of per capita growth. That may not sound impressive. But in a single generation of, say, 25 years, that rate of growth leads to a gain of 34.4% in real GDP per capita. (Compounding’s effects produce the excess over the percentage that would result by simply multiplying 25 x 1.2%.) In turn, that 34.4% gain will produce a staggering $19,000 increase in real GDP per capita for the next generation. Were that to be distributed equally, the gain would be $76,000 annually for a family of four. Today’s politicians need not shed tears for tomorrow’s children.
Incluso con un crecimiento neto de 0.7% el PIB real per cápita crecería 19%. Y ni siquiera estamos tomando todas las ineficiencias y cálculos caducos que el PIB tiene. El problema por lo tanto creo yo, no es de falta de crecimiento en términos reales sino más bien de una mala gestión y distribución de los recursos y oportunidades. Vamos que pasa lo mismo que con la comida, no hay escasez en la producción de alimentos, lo que hay es una pésima distribución.[1]
Though the pie to be shared by the next generation will be far larger than today’s, how it will be divided will remain fiercely contentious. Just as is now the case, there will be struggles for the increased output of godos and services between those people in their productive years and retirees, between the healthy and the infirm, between the inheritors and the Horatio Algers, between investors and workers and, in particular, between those with talents that are valued highly by the marketplace and the equally decent hard-working Americans who lack the skills the market prizes. Clashes of that sort have forever been with us – and will forever continue. Congress will be the battlefield; money and votes will be the weapons. Lobbying will remain a growth industry
Lo que pasa es que muchos olvidan que incrementos minúsculos pero de forma compuesta y llevados a periodos largos de tiempo resultan en diferencias enormes comparadas a las de una simple extrapolación por más que ambas tengan la misma tendencia y pendiente. Es por esto que quien realmente entiende el interés compuesto gana dinero y quienes no lo entienden o creen que lo entienden pues son la mayoría y por eso estamos como estamos.
Yo ya he dicho en muchos de mis comentarios que es preferible un crecimiento pequeño (o incluso débil) pero constante en lugar de un crecimiento alto que provoque euforias y bandazos en los flujos de capitales. Eso que dicen mis colegas economistas (y que muchos economistas turistas repiten) sobre la necesidad imperativa de crecer al 3% o de lo contrario caemos en el caos, todo es un mito o un mantra como le gustaría llamarlo al querido Solrac.
Respecto a la eficiencia Buffett aclara que hoy somos capaces de producir más con menos, es decir, somos mas eficientes. Por ejemplo, en 1900 había 90 millones de acres dedicados al maíz que producían 30 bushels por acre para una producción anual de 2.7 mil millones de bushels. Hoy se dedican 85 millones de acres al maíz que producen 150 bushels por acre para una producción anual entre 13 y 14 mil millones de bushels.
Too few Americans fully grasp the linkage between productivity and prosperity. To see that connection, let’s look first at the country’s most dramatic example – farming – and later examine three Berkshire-specific areas.
In 1900, America’s civilian work force numbered 28 million. Of these, 11 million, a staggering 40% of the total, worked in farming. The leading crop then, as now, was corn. About 90 million acres were devoted to its production and the yield per acre was 30 bushels, for a total output of 2.7 billion bushels annually.
Then came the tractor and one innovation after another that revolutionized such keys to farm productivity as planting, harvesting, irrigation, fertilization and seed quality. Today, we devote about 85 million acres to corn. Productivity, however, has improved yields to more than 150 bushels per acre, for an annual output of 13-14 billion bushels. Farmers have made similar gains with other products.
Increased yields, though, are only half the story: The huge increases in physical output have been accompanied by a dramatic reduction in the number of farm laborers (“human input”). Today about three million people work on farms, a tiny 2% of our 158-million-person work force. Thus, improved farming methods have allowed tens of millions of present-day workers to utilize their time and talents in other endeavors, a reallocation of human resources that enables Americans of today to enjoy huge quantities of non-farm goods and services they would otherwise lack.
Para los interesados en más datos, el promedio del desempleo[2] en la década de 1900 a 1909 fue de 4.15% y en la siguiente década fue de 5.3%. Hoy USA tiene una tasa de desempleo del 5.5%. Por lo tanto, ni las nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia causaron desempleo masivo ni este avance es algo endémico de USA o una excepción en la historia o en este sector particular.
A veces no nos damos cuenta que esta eficiencia en los procesos nos da más tiempo libre (incluso cuando muchos trabajadores sean despedidos) y ese tiempo libre se puede ocupar y se ha ocupado para crear nuevas cosas, para producir y consumir nuevos productos o servicios. Por ejemplo, la industria de los deportes y el fitness era irrisoria a principios del siglo XX, de hecho la segunda era totalmente desconocida. Hoy gracias a más tiempo libre y mayor eficiencia y productividad esta industria tuvo ventas de 145 mil millones de dólares en 2015. Seguramente un granjero de 1900 no creería posible que una persona en su sano juicio se sometiera a los peligros y agonías del redbull rampage o de los ironmans o de las spartan races. Ni tampoco creería posible que las empresas patrocinaran dichos eventos dementes o que los participantes gastaran dinero para estar en ellos. Ahora agregad la industria del entretenimiento y del turismo y de los videojuegos que han tenido parte de su crecimiento gracias a la eficiencia de otras industrias y al tiempo libre que genera dicha eficiencia. Podrá parecer insólito pero ahora los gamers pagan por ver a otros gamers jugar videojuegos.
Me atrevería a especular que Buffett al igual que yo carecemos del gen ADA2b. Sí, al parecer ese gen podría ser la causa de que algunas personas tengan los cables conectados de tal forma que son propensos a ser pesimistas y a enfocarse más en los detalles negativos. En definitiva parece buena idea tener a uno de estos pesimistas cerca porque tal y como escribió Morgan Housel: “Should you ever listen to pessimists? Of course. They're the best indication of what's unsustainable.”
Para poner un poco de contrapunto a mi optimismo y al de Buffett quiero mencionar que por más eficiencia, mejor productividad o nivel de vida, mayor tiempo libre que tengamos o nuevas industrias que creemos, la verdad es que al final la vida sí se ha hecho más difícil competitivamente. No me refiero a difícil en el sentido de trabajar al rayo del sol físicamente jornadas de 12 horas (aunque muchos sí las curran en sus oficinas) y con alto riesgo de morir por un simple rasguño o picadura. Me refiero a la dificultad que existe y que aumentará debido a la competencia en la preparación profesional y en la competencia por la búsqueda de empleo bien remunerado.
A principios del siglo XX alguien con primeros años de primaria podía aspirar a tener un buen empleo. Para 1950 alguien con bachillerato podía aspirar a tener un buen empleo. Hoy en día alguien con Universidad no necesariamente puede aspirar a tener un buen empleo y a veces aunque lo tenga, tampoco puede sostener el nivel de vida que sus deseos y la sociedad le han hecho creer que merece. Esta es la dificultad a la que me refiero, la cual creo es derivada de una mayor competencia y de la mala distribución y gestión de los recursos.
Y algo similar creo que pasa con los avances tecnológicos. La fruta fácil de coger o incluso la que se había caído del árbol ya nos la comimos. De ahora en adelante cada avance o incluso algunas derivaciones (aunque al final todo son derivaciones) no sólo necesitarán más tiempo y recursos, sino una inmensa colaboración interdisciplinaria y cultural en la mayoría de los casos. Sí, soy optimista, pero creo que definitivamente fácil no la tenemos, aunque seguramente alguien de 1900 también nos dirá que tampoco la tuvo fácil. Si no trabajamos muy duro y sacrificamos algunas cosas y cambiamos nuestras costumbres y forma de vivir, entonces ni con mucha suerte la vamos a librar. No podemos dar por sentado o garantizado nuestro futuro porque eso es caer en la complacencia, pero tampoco debemos hacer extrapolaciones con datos del pasado y darles demasiada certidumbre porque eso es caer en la arrogancia. Me gustaría utilizar mas datos del futuro para saber mejor qué pasará, pero desgraciadamente hasta ahora no he podido conseguirlos.
Pero esto no es más que una creencia, o una hipótesis si quiero parecer más sofisticado.
A veces pareciera que le damos mayor importancia y debate a los cambios tecnológicos para salvar nuestros traseros (o para decir que no nos salvaran) y olvidamos el enorme papel que jugaron los cambios intangibles en hábitos, costumbres y procesos. Para mí el Estado de Derecho (rule of law) es más importante que todas las tecnologías del siglo XXI y hasta del XX, y fue inventado hace cientos de años y lo hemos ido perfeccionando y generalizando su uso con el tiempo. Esto es a lo que me refiero con cambios o avances intangibles:
(i)La aplicación generalizada o democratizada de instituciones e ideas probadas para que Todo el mundo disfrute sus beneficios. A un congolés le importa poco el nuevo iphone o la nube si no es capaz de dar seguridad a su familia ni a su propiedad y carece de los servicios más básicos. Si la mayoría tuviese acceso a los servicios e instituciones más básicas, entonces tendríamos más gente aumentando el tamaño del pastel y más gente pensando en nuevas formas para solucionar nuestros interminables problemas.
En metáfora: Es demasiado desgastante caminar 10 pasos y regresar 9 para darle de comer a los rezagados. Llegaremos más lejos si la mayoría estamos de pie y con la energía necesaria para caminar.
(ii)La mejora generalizada y global en la eficiencia de los procesos. Es de lo que Buffett hablaba. Si la misma eficiencia agrícola que USA tiene la aplicásemos a la India o a cualquier emergente donde muchas veces sus procesos no han cambiado desde hace 300 o 400 años, entonces el tamaño del pastel crecería porque haríamos más con menos y desperdiciaríamos menos energía, recursos y Tiempo. Esto tiene que ver mucho con el punto anterior pero también se refiere a mejorar la eficiencia en muchos procesos como el uso de energía, el reparto de recursos para la investigación y desarrollo y educación, la movilidad libre del empleo, los desperdicios, la distribución de alimentos, la asignación de capital, la colaboración multidisciplinaria y multicultural en proyectos de investigación y políticas públicas y creatividad, etc. Llegaremos más lejos si la mayoría caminamos en la misma dirección.
[Capitalismo] un sistema en el que Cualquiera puede ser rico. Ojo, no todos, Cualquiera. No se puede perder cuando todos apuestan por ser Ese Cualquiera., NO (2012)
EDITO: Espero que no sea demasiado tarde pero he olvidado recomendar el hilo del rankiano diogenes2604 donde hace un seguimiento de BRK: http://www.rankia.com/foros/bolsa/temas/2778369-seguimiento-warren-buffett-berkshire-hathaway
NOTAS:
[1]Hay muchos que siguen negando los datos pero la FAO es muy clara: desperdiciamos 1/3 de la comida que producimos y esto obviamente genera desperdicio e ineficiencias en el uso de todos los recursos, desde energía y capital humano hasta Tiempo.
[2]Promedio calculado de las estimaciones de Lebergott y Romer.