En lugar de tener mi dinero estacionado, es preferible que lo invierta todo. Así mi dinero estará funcionando y yo sacando provecho de él”.
En vez de hacer un fondo de emergencia, yo prefiero vivir aquí y ahora. Tengo mis gastos y mis problemas más urgentes”.
Estos son algunos de los argumentos que he escuchado a lo largo de mi trabajo como asesora financiera en contra de la creación del fondo de emergencia.
A cada uno su respectiva contestación:
Invertir está bien, pero a la hora de que pase algo inesperado, necesitarás dinero al alcance de la mano. Las inversiones son un plan. ¿O venderás tus activos antes de tiempo para pagar por el hospital? ¿Qué tan rápido los venderías? ¿Para qué invertir si es alta la probabilidad de que salgas de la posición con pérdidas?
¿Qué te agrada más, estar amarrado a gastos pasados (deudas) o tener dinero solvente para gastos futuros?
Ciertamente, un fondo de emergencia puede parecer algo extraño e innecesario. Pero ¿cuál es la importancia de un fondo de emergencia? ¿Para qué crearlo?
Pues para vivir tranquilo, para no endeudarse a la hora de una calamidad, lo cual NO significa que uno se siente a esperarla...
Para tener tu dinero al día. Para suplir los gastos que no están en tu presupuesto, gastos inesperados. Incluso tal vez para financiar tu mejoramiento profesional.
¿Más concretamente?
Acontecimientos para los que hace falta el fondo de emergencia:
- gastos relacionados con la salud (de lo cual la pandemia nos ha dado una buena demostración),
- en caso de perder el trabajo (esto también nos lo ilustró la pandemia, que además llegó sin avisar),
- en caso de necesitar los servicios de un abogado,
- en caso de algún desastre natural (¿vives en una zona con pocas probabilidades de tsunami? ¡Perfecto!)
- y gastos de reparación repentina de la casa o el coche.
Incluso si tienes un seguro que te pueda solventar en caso de emergencia, es aconsejable que guardes un fondo de al menos 3 meses de tus gastos mensuales.
Recurrir a las deudas es demasiado fácil. ¿No?
¿Qué es más fácil, usar la tarjeta de crédito o cada mes apartar el 10% de tus ingresos para crear el fondo de emergencia?
Quizá usar la tarjeta sea lo más fácil. Y justo por ello lo menos adecuado. En primer lugar porque vives con el mal hábito de tener tus finanzas atrasadas.
Mi consejo: mientras poco a poco vas formando tu fondo de emergencia, hazte la configuración mental de VIVIR SIN DEUDAS. ¡De por vida! Claro que esto tiene matices, pero son para aquellos que ya tienen su fondo de emergencia ;)
Un viaje de vacaciones NO es una razón para tocar este fondo, aunque de pronto haya aparecido una súper oferta genial de un paquete “todo incluido”. ¡Tentadora, irresistible, imposible dejarla pasar de lado! Lo mismo con la ropa, un equipo de sonido nuevo, muebles, lencería, etc.
Cuando te acostumbras a planificar, a economizar y a hacer un uso efectivo de tu dinero, también aprendes a prever este tipo de gastos. Te vas enterando del aspecto cíclico de las ofertas, rebajas, etapas de liquidación y así puedes planificar gastos más o menos grandes de tal forma que vayas creando un fondo para ello y tengas el monto de dinero listo, a la espera de una buena oportunidad en el precio. Por eso no, un armario NO es para ser comprado con el fondo de emergencia.
¿Dónde es mejor guardar el fondo de emergencia?
En mi opinión, el lugar más simple y funcional para conservar el fondo de emergencia sería una tarjeta prepagada o de débito con rentabilidad al saldo mensual, según las condiciones que ofrezca el banco.
Casos en los que el fondo de emergencia se hace aún más indispensable:
Si ya tienes deudas.
Si vives fuera de tu pais.
Si eres free-lance o trabajas en el área del arte.
Si no tienes beneficios sociales.
Si estás comenzando una nueva etapa en tu vida y acabas de:
casarte,
tener un hijo,
independizarte de tus padres.
Bueno sí, si me lo pones así, te entiendo y te apoyo: con una inflación devastadora, guardar el 10% del ingreso mensual mes a mes dan ganas de llorar, como a los 6 meses ves cómo se vuelven menos. Te entiendo. A mí también me pasa. Una opción para frenar un poco la desvalorización del dinero es comprar dólares y tenerlos en efectivo.
El dólar también sufre de inflación, pero no tanto como muchas monedas locales de Latinoamérica.
No sé tú, pero para mí la tranquilidad de tener un dinerito guardado que esté al alcance de la mano es mucho más valiosa que lo que se pueda devaluar esa suma. Sin duda, yo también veo cómo el poder adquisitivo de mi fondo de emergencia decae, pero mi tranquilidad no tiene precio. ¿Tú qué piensas?
Por último, es indispensable tener armado un fondo de emergencia cuando tienes objetivos financieros de largo plazo, como crear capital, la compra de una vivienda, la educación de tus hijos, etc. Así, a la hora de un imprevisto, podrás solventarlo rápidamente sin que esta situación afecte el logro de tus metas.
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