España vive estos días una situación excepcional como consecuencia de la inestabilidad, fundamentalmente social, provocada por la pretendida declaración de independencia y la incertidumbre sobre cuál será el resultado final del proceso.
Pero además de la inestabilidad social, la economía se ha visto afectada de forma importante y las consecuencias económicas del proceso solo han comenzado, pudiendo ser mucho más graves. Algunas de las consecuencias, como la deslocalización empresarial, inflación, el posible corralito y expropiación de ahorros de los ciudadanos ya han sido tratadas en otra ocasión
El actual post pretende centrarse en dos efectos derivados de una posible independencia catalana, el efecto boomerang y el efecto frontera, ambos relacionados con el comercio.
EFECTO BOOMERANG
El efecto boomerang hace referencia a ciertas iniciativas que se han comentado de propiciar el boicot a productos catalanes. Esta propuesta parece olvidar que no todos los catalanes son independentistas, pudiendo dañar a estos de la misma forma que a los independentistas.
Pero además, Cataluña también compra productos de otras zonas de España para incorporarlos a sus procesos de producción. Motivo por el que el boicot a productos catalanes afectaría a otras regiones de España que exportan a Cataluña, perjudicándolas económicamente y repercutiendo sobre sus trabajadores. Lo que da lugar al denominado efecto boomerang, por el que el boicot revierte sobre los que lo proponen a través de menores ventas, encontrando ejemplos de este hecho aquí.
Se podría argumentar que la deslocalización empresarial que se viene produciendo los últimos días reduce dicho riesgo, pero ello implicaría olvidar que los procesos productivos permanecen en Cataluña, ya que de momento, solo se han desplazado esencialmente las sedes sociales. Aunque indudablemente si el proceso se consolida, es previsible una deslocalización de las sedes fiscales y de los centros de producción, siendo este último un proceso más largo en el tiempo.
Podemos concluir por tanto que no parece muy apropiado el boicot a empresas catalanas dados los resultados del efecto boomerang.
EFECTO FRONTERA
El efecto frontera es más conocido y hace referencia a las repercusiones que sobre el comercio tiene la creación de fronteras. En principio se podrían considerar, si se produce una independencia efectiva de Cataluña, dos posibles escenarios comerciales:
-Que Cataluña se integre en la economía mundial.
-Que Cataluña quede aislada del resto de países.
En el primer caso, las relaciones comerciales se verán resentidas debido a la existencia de fronteras y aranceles así como otras trabas regulatorias. Mientras que en el segundo, Cataluña se vería abocada a una crisis interna con carencia de los productos más básicos y una caída del PIB brutal.
Por tanto, para Cataluña sería esencial el reconocimiento internacional del nuevo país. Las regiones que quieren independizarse habitualmente son económicamente fuertes, lo que les permite diferenciarse y ofrecer al resto del mundo bienes y servicios específicos con una demanda global: al mismo tiempo que el acceso al mercado mundial les permite crear economías de escala y ser más competitivos, en mayor medida ahora que las barreras al comercio se han reducido.
Las exportaciones son esenciales, dado que son una fuente de divisas que les permite proveerse de todos los bienes y servicios que necesitan, ya que los nuevos países, precisamente por su tamaño, son incapaces de producir todo lo que necesitan.
El sector exterior también juega un papel importante en la viabilidad del sector manufacturero, ya que este depende tanto de las importaciones como exportaciones. En este sentido es necesario valorar la integración de dicho país en las cadenas de valor internacionales, ya que la exclusión del comercio internacional impediría la obtención de materias primas y bienes intermedios necesarios para la producción.
Simultáneamente, esta situación implica que los países que exportaban anteriormente al nuevo país también sufren por la pérdida de clientes y exportaciones, dando lugar la situación a un perjuicio para todas las partes, aunque a sus proveedores siempre les queda la oportunidad de buscar nuevos clientes, opción más complicada para las empresas del nuevo país.
Por tanto, el hecho es que la globalización, en caso de incorporarse el nuevo país a la economía mundial, favorece y hace más factible el buen fin del proceso de secesión y el desarrollo económico del nuevo país.
ANÁLISIS DE LOS INTERCAMBIOS COMERCIALES DE BIENES EN CATALUÑA
Cataluña ha presentado en el año 2016, según datos de Convivencia Cívica Catalana (CCC), un superávit comercial con el resto de España de 17.900 mill euros, mientras que con el exterior ha presentado un déficit de 12.680 mill (tabla siguiente), por lo que cabe deducir en principio que una Cataluña independiente tendría un saldo exterior positivo.
Tabla: Informe de comercio exterior del año 2016
Sin embargo, un proceso de independencia afectaría a este escenario implicando una distorsión de las relaciones comerciales. Siendo muy probable que en el mejor escenario para Cataluña, con estabilidad política, fuera del euro, pero con relaciones comerciales fluidas, el superávit con el resto de España se reduzca e incluso se convierta en déficit.
Ello derivado de la reducción del comercio exterior, producido al menos en parte como resultado de la deslocalización empresarial, con el desplazamiento de los domicilios fiscales y por tanto los beneficios empresariales de las mayores empresas hasta ahora domiciliadas en Cataluña a otras zonas de España. Hecho que se traduciría en una reducción del PIB catalán dada la contribución del saldo comercial exterior al PIB.
La huida de numerosas empresas de Cataluña se debe a dos factores fundamentales, la probable inseguridad jurídica que podría establecerse en el nuevo país, llegando incluso a la expropiación, de forma semejante a como ya ocurrió en el pasado con otros regímenes populistas, hasta las dificultades para acceder a los mercados a los que hoy acceden.
Desde el día del referéndum en Cataluña el domingo 1 de octubre, un gran número de empresas, más de 1.300, ha comenzado a trasladar su domicilio social fuera de las fronteras de la región, algunas de ellas también el domicilio fiscal, entre ellas la mayoría de las del IBEX35.
Un gráfico de la esta evolución se puede observar en el periódico El Mundo, que ha publicado un artículo en el que actualiza el número de compañías que abandonan la región con datos del Registro Mercantil.
Gráfica del mundo: Número de empresas que salen de Cataluña.
Las empresas y el comercio están íntimamente ligados, por lo que la deslocalización empresarial afectará también a los intercambios comerciales.
Para poder estimar la importancia de los saldos comerciales podemos partir de la situación del año 2016. En este año, las exportaciones de Cataluña al exterior supusieron 65.142 mill de euros y las importaciones 77.825 mill, mientras que las exportaciones a otras Comunidades Autónomas (CCAA) fueron respectivamente 38.802 y 20.903 mill, y por tanto inferiores a las exteriores.
Sin embargo, es de destacar que a pesar de la diferencia de los volúmenes de intercambios comerciales con el exterior y con otras CCAA, los principales mercados de Cataluña fueron las otras CCAA, encontrándose 11 de estas entre los 20 principales mercados catalanes, siendo el principal mercado en España, Aragón (figura siguiente), y el segundo Francia, pese a que Aragón tiene algo más de 1 millón de habitantes y Francia 70 millones; lo que se produce porque los intercambios comerciales tienden a llevarse a cabo dentro del mismo país y entre CCAA próximas geográficamente.
Tabla: Convivencia Cívica Catalana.- Análisis del comercio entre las autonomías.
En el escenario optimista, si se produce el reconocimiento internacional y el nuevo país comercia sin problemas, puede surgir otro problema derivado de la devaluación de la nueva divisa. Esta devaluación puede presentar ciertas ventajas al estimular el turismo, siempre que exista la suficiente estabilidad política, institucional y social. Sin embargo, las exportaciones de bienes pueden no gozar de esta ventaja. Todo depende del grado de autarquía económica del país, ya que si el país necesita adquirir materias primas o bienes intermedios, además de necesitar la divisa para comerciar, estos serán más caros y su coste ser repercutido en el precio final reduciendo las ventajas competitivas derivadas de una devaluación. Devaluación que simultáneamente incrementa la inflación sobre el consumo reduciendo el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Pero el hecho de que el escenario más optimista se haga realidad pasa por un acuerdo bilateral de declaración de independencia a través de un proceso negociado, como fue el caso de descolonización llevado a cabo en los países que formaban parte de la Commonwealth, acuerdos que trataban de preservar los lazos establecidos, facilitando el acceso al reconocimiento mundial, mientras que por el contrario, una independencia declarada unilateralmente provoca inestabilidad global al incrementar el riesgo de una expansión de este tipo de procesos a otros países (efecto dominó).
Por este motivo, es esencial el modo en que los países se forman. Siendo muy poco probable, por no decir imposible, que esta situación se repita en el caso de Cataluña, dando lugar a que el escenario más favorable tenga muy pocas probabilidades de convertirse en realidad.
Por tanto, el escenario más probable es el aislamiento del nuevo país. La cuestión a plantearse entonces es cuánto duraría el proceso de incorporación a la economía mundial, que puede durar incluso décadas. Y en este impasse, con aparición de fronteras, los intercambios comerciales se resienten afectando a la economía del país y su PIB, que puede llegar a experimentar importantes retrocesos, entre el 16-68% del en una década, tal como explica M Buesa
RESUMEN Y CONCLUSIONES
Los procesos secesionistas se enfrentan al problema de la integración en la economía mundial. Por este motivo es esencial que los procesos que dan lugar a la secesión se lleven a cabo a través de acuerdos negociados y no declararse unilateralmente.
Dado el entorno económico actual, de globalización con menores barreras comerciales, el reconocimiento internacional es fundamental para los nuevos países, dado que el pequeño tamaño de sus economías les hace difícil producir todo lo que sus economías requieren, siendo esencial su importación. Al mismo tiempo que, desde el punto de vista de las exportaciones, el acceso a los mercados internacionales les permite generar economías de escala y ser más competitivos.
Por tanto, el fenómeno de globalización y el reconocimiento internacional suponen aspectos claves para la viabilidad del nuevo estado, no siendo el reducido tamaño del nuevo estado un impedimento importante a su desarrollo económico si se integra en la economía global.
En cualquier caso, la creación de nuevas fronteras, aún en el escenario más favorable, no excluye efectos sobre el comercio. El efecto boomerang, por el que el aislamiento de un país perjudica a sus socios comerciales; y el efecto frontera, que reduce los intercambios comerciales.
Situación que sería mucho más grave en caso de aislamiento internacional, agravada al no tener acceso a los centros de decisión mundiales ni a los mercados financieros. Que se produciría de forma simultánea a una reducción de la competencia en el mercado y una contracción de la inversión exterior, contribuyendo ambos a reducir los incrementos de productividad, el crecimiento económico y el PIB potencial del nuevo país.