Decía Jean-Paul Sartre que:
“El hombre se define […] por una ignorancia originaria. Tiene una relación profunda con esa ignorancia. En función de ella define lo que es y lo que busca”
Más allá del principio gnoseológico aquí sentenciado, lo verdaderamente evidente es que existe una ignorancia aprehendida, a la que podemos dar salida, y una ignorancia aceptada, cuya conveniencia se convierte tarde o temprano en problema.
Llevada a la inversión, la primera situación de ignorancia (positiva) deviene al tratar de definir qué tipo de cartera queremos construir, qué uso dar a nuestro patrimonio presente y futuro. El punto de partida se sitúa en el establecimiento de los plazos, pues sabemos que Capital, Rédito y Tiempo son nuestras armas, y a cada tramo le asignamos un activo determinado: Un Amundi 3-M para el gasto de mañana; un BGF Euro Short Duration para pasado mañana; y un Schroder ISF Euro Equity para dentro de tres días. La ignorancia primigenia es, como dice Sartre, innata, pues nace de la duda y sólo nuestros conocimientos, o los conocimientos de un asesor mejor informado, nos pueden orientar hacia cual sería el sendero óptimo (al menos a priori) a seguir.
Ahora bien, el polo opuesto a la ignorancia benigna es la ignorancia asumida. Por exceso de confianza, por comodidad o simplemente por tener una fe ciega en tesituras erróneas, mucho inversor se priva de afrontar las vicisitudes de mercado y prefiere permanecer ajeno a la realidad. Después vienen las sorpresas desagradables.
Invertir en épocas de bonanza y crecimiento generalizado es relativamente sencillo. Sobre un mercado disparado me basta con seleccionar una beta abultada y un bajo coste, por ejemplo tomar el Lyxor IBEX-35 Doble Apalancado UCITS ETF para un selectivo español con revalorización constante. Muy al contrario, los mercados laterales o bajistas nos obligan a optar por soluciones más elaboradas, buscar poca correlación entre activos, estrategias Market Neutral,… nada fácil.
El revuelo vivido los últimos años popularizó las llamadas estrategias de Absolute Return, una adopción descarada de la praxis del Hedge Fund de toda la vida cuya finalidad es el retorno estable y positivo “pase lo que pase”. Sorprendentemente, de la noche a la mañana una gran cantidad de fondos de Gestión Global acuñaron el marchamo, y sobre dicho maquillaje lograron captar reembolsos de otras IIC con peor suerte pensando que el capital se salvaguardaría.
Los resultados pues son los esperados: pocos son los fondos de Retorno Absoluto que han cumplido con su filosofía, porque realmente pocos eran los fondos que la habían asumido. Los escépticos podrán aducir una mala racha de las bolsas, pero la prueba del algodón radica en sus ratios de gestión más allá de los rendimientos obtenidos. ¿Cómo decir que el fondo X sigue una estrategia de retorno absoluto si tiene un coeficiente R2 casi con valor 1?
He aquí el disgusto de la ignorancia: mi fondo no es lo que yo pensaba. ¿Era consciente de ello realmente?¿Supe destripar el KIID, leer detenidamente el Informe Semestral?¿Me asesoré debidamente?¿Estaba preparado ese asesor?. Cada caso es único, pero por desgracia yo me he encontrado con muchos de ellos en los que a la hora de seleccionar predominó optar por un Top-Seller, o simplemente acudir a Morningstar y tomar el fondo con mayores rentabilidades.
De nuevo es conveniente apelar a la mayéutica socrática en nuestro trabajo, los asesores somos en parte educadores, especialmente para ese grueso de inversores no especializados, y se hace perentorio ayudar al cliente a salir de su atonía. Se suele decir aquello de que “la ignorancia da la felicidad”, pero nada más lejos de la verdad. Sólo el fomentar un espíritu crítico y curioso hará que aquella persona que una vez erró en su elección sea capaz de corregir el vicio.
Un fondo para creer: Belgravia Epsilon
Es un hecho que las grandes gestoras españolas se circunscriben básicamente a los principales grupos bancarios, siendo así su vocación más un servicio a la red comercial que una búsqueda de capitales ajenos. Bajo este mapa, los auténticos puntos fuertes los encontramos en boutiques de pequeño y mediano tamaño, IIC que son verdaderas maravillas gestionadas por profesionales que, a buen seguro, estarían multiplicando por varios ceros su salario de ser éste un país anglosajón.
De una de ellas, Belgravia Capital, extraemos el Belgravia Epsilon. Se trata de un fondo de gestión activa real, con vocación Absolute Return real, cuyo universo de inversión es tanto Renta Fija como Variable sin pesos comprometidos por folleto. Además de ello, como buen fondo AR, se permite el empleo de derivados tanto como inversión como cobertura.
Gestionado por Carlos Cerezo y su equipo, este fondo ha logrado de manera recurrente el ansiado objetivo de batir al índice pero a la vez reducir la volatilidad, para lo cual se emplea un stock picking en valores a largo a la vez que se enfunda apalancamiento sobre índices más endebles, principalmente mediante la venta de futuros.