El amor ciego y las inversiones.

Ya sé que no es San Valentín, pero me apetecía escribir sobre otra de nuestras tendencias mentales:

Enamorarnos de nuestras ideas de inversión es otra de nuestras características que nos hace cometer errores y perder dinero cuando no somos conscientes de que nos sucede.

Aunque hay más trampas emocionales, dos de las más comunes son: aferrarnos a una inversión perdedora (costo hundido) o invertir en un negocio favorito sin pensar en el precio (sesgo de confirmación). Ambas tienen que ver con ese enamoramiento y pueden evitarse teniendo claras nuestra estrategia de inversión y los indicadores que utilizamos para saber si el precio de la inversión es adecuado o no.

Este instinto de enamoramiento en ocasiones está relacionado con las modas, pero no es exactamente lo mismo, ni tampoco tiene que ver con el comportamiento en enjambres. Es, sin embargo, una inercia mental, un empecinamiento personal en las decisiones.

Ya sabéis que algunos son del IBEX, o del NASDAQ, o de las tecnológicas, o de las renovables, o de los pisos, o de los viajes espaciales, o de los dividendos, o del growth...manque pierdan.

Claro que es aceptable gastar nuestro dinero en cuestiones que nos hagan sentir bien, pero es absurdo pensar que son una buena inversión sin tener en cuenta su evolución o cómo y cuándo hay que invertir en ellas. No debemos empecinarnos en nuestras ideas preconcebidas ni insistir en el error. 

Hay un montón de buenas ideas de inversión, y yo voy a hablar de algunas de ellas en este artículo. Pero es crucial saber cuáles son en realidad negocio, y también cuándo dejan de serlo.

Invertir en negocios dedicados a las necesidades básicas es muy razonable:

Los más jóvenes tienden a "descubrir" que estas necesidades básicas son una buena inversión, como si antes no hubiera sido necesario invertir en ellas. Pero es necesario redescubrir cada poco tiempo cómo invertir en negocios dedicados a cubrir esas necesidades porque todo evoluciona (aqui por ejemplo se dan ideas, tambien aquí, o aquí).

Invertir en alimentación es primordial, pero sólo es negocio cuando puedes hacer que otros compren más caro lo que tú obtuviste barato (ya sea por producción, transporte o transformación). Esto ha sido así desde siempre, y sigue siendo igual, salvo que ahora lo hacemos alimentando a casi 8000 millones de humanos. Y fíjate en que no todos comemos lo mismo, ni de la misma calidad. A pocos les apetece invertir su dinero en abrir un huerto o una plantación de ningún tipo en Europa, y menos sabiendo que la mayor parte de ellas dependen de cuáles sean los subsidios y de los aranceles a terceros paises.

Si piensas que tus hijos deben poder comer carne de pollo, de vaca o de cordero además de cereales y verduras, invierte en empresas que se dediquen a abaratar los costes de los alimentos, mejorando la producción y las cadenas de distribución. Mercadona, McDonalds o Ebro Foods serían empresas en las que invertir tu dinero ya que, a la larga, te generarán beneficios, ya sea como incremento de tu patrimonio o bien porque tus nietos tendrán alimentos mejores y más baratos.

Las empresas embotelladoras de agua (como Danone, propietaria de Lanjaron y Font Vella) tienen intereses opuestos a los tuyos. Invertir en esos proyectos a la larga afectará a tu bolsillo y a la calidad del agua que beberán tus nietos. En vez de eso invierte en empresas que desarrollan depuradoras de agua asequibles para todos, como por ejemplo FCC (propietaria de Aqualia), Veolia o Suez/Engie.

Está muy bien pretender tener un aire más limpio en las ciudades, pero invertir en una empresa como TESLA, con un PER 100 y sin que haya obtenido beneficios reales en toda su historia por vender coches eléctricos es un auténtico suicidio financiero. Las marcas europeas como Stellantis o Volkswagen ya están posicionándose para convertirse en líderes en ventas de coches eléctricos. De hecho Stellantis ya vendió en 2022 más coches eléctricos en Europa que Tesla.

El término seguridad engloba muchos aspectos, desde invertir en la defensa común del país o de una alianza militar (Indra  o Airbus, pero también Thales, Lockheed Martin o Northrop Grumman),  o en la seguridad del hogar (Prosegur en España  o Securitas AB en Suecia), hasta en  una vivienda suficientemente sólida como bien ilustra el cuento para niños de los tres cerditos (Neinor Homes o Aedas Homes en España y también D.R. Hortono KB Home en EE.UU.).

En España, sobre todo entre los más viejos, ha arraigado la idea medieval de que el inmobiliario es un sector en el que puede invertirse sin riesgo, sea cual sea la inversión y sin importar el momento en el que metamos nuestro dinero. Y eso a pesar de haber superado crisis como la del 2008 donde las viviendas perdieron en promedio un 50% de su valor. Y no sólo es en España, te recomiendo ver la serie Yellowstone, de Skyshowtime (Paramount), para entender lo que es una inversión inmobiliaria a largo plazo (5 generaciones).

Parafraseando a John Dutton:

Nos enamoramos del terruño, o de las viviendas, o del sector inmobiliario en general, sin tener en cuenta que debemos considerarla una inversión más. Soy consciente de que algunos consideran que la vivienda no debe considerarse un negocio más (muy influidos por Engel os veo), pero pensad en que en algún momento puede que necesitéis mudaros de localidad o, sencillamente, cambiar de vivienda para comprar una mejor. Si en ese caso comprasteis bien, seréis felices al comprobar que podéis venderla en cualquier momento consiguiendo un buen precio (al menos igualando el de la compra).

Cuando vas a invertir puedes pasar tus ideas de inversión por el filtro de tus principios, de forma que los negocios en los que pones tu dinero no los violen. Eso sí, date cuenta de que principios cada uno tenemos los nuestros.

Cabrían muchas ideas de inversión en esta idea tan simple, pero quiero hablar en concreto de un par de cuestiones que se han puesto de moda en la última década.

Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y Environment, Social and Governance (ESG). Sí, así es como aparecen siempre, no me preguntes porqué en español o en inglés.

Una filosofía de inversión que al nuevo inversor pudiera parecerle lógica, algo indiscutible y que estuvo ahí desde siempre, casi como si fuera un mandato divino. Pero esto no ha sido así de siempre, ni de cerca.

La tendencia sobre la sostenibilidad y la protección del planeta tiene que ver con que los hippies de los años 1970, que entonces tenían 20 años, cumplieron los 50 en los 2000. Es decir, aquellos jóvenes de la paz, el amor libre y el ecologismo a toda costa, han llegado en estas dos últimas décadas al poder social, a dirigir empresas y países, a decirnos cómo debemos vivir los demás.

Y tener objetivos tan ambiciosos como la paz en el mundo puede parecer bueno, pero hay una frontera muy difusa entre la bondad y la estupidez.

Esta escena de "Miss agente especial" muestra muy bien esa frontera.

Todas las mises desean la paz en el mundo, salvo la maravillosa Sandra Bullock que, de forma más realista, desea penas más duras para los infractores de la libertad condicional.

La cuestión es que aquellos hippies ahora nos gobiernan y manejan los hilos de la sociedad. Ellos definieron en 2015, usando a la ONU, esos objetivos que podrían ser magníficos pero que, si no se plantean de forma realista, pueden ir más allá de los límites de la estupidez causando más daños que beneficios.

El fin de la pobreza, acabar con el hambre en el mundo, obtener un buen estado de salud para todos, alcanzar la igualdad entre sexos,...

El problema de esos ODS es que alguien con una mente maligna podría pensar que el método más rápido y sencillo de acabar con la pobreza es acabar con los pobres. O quizá exigir que, esta vez sí, funcione el comunismo, donde las élites decidan los objetivos productivos y repartan los bienes entre la población, dando a cada cual según sus necesidades (un problemilla que existe en esta frase Marxiana es que ellos siempre necesitan más que los demás).

Ejemplos de cómo pueden tergiversarse los ODS para convertirse en objetivos Orwellianos (1984): 

ETC.

Y creed que yo tengo poca imaginación, ellos tienen muchísima más.

Claro, es mucho más complicado perseguir la alternativa de conseguir más trabajo y libertad para una población creciente, a la vez que protegemos a los discapacitados, a los niños o a los ancianos, haciéndoles partícipes de la vida familiar...

Por cierto, si no has leido 1984 ya va siendo hora. Seguro que identificas los ministerios de la Verdad, de la Paz, o del Amor en la sociedad que te ha tocado vivir.

Y hay que entender que la ONU es un organismo manejado por los gobiernos del mundo, pero fundamentalmente por EE.UU.  Y eso no era suficiente para obligar a todos los que tienen el dinero. Para eso se crearon los objetivos ESG (Medioambiente, Social y Gobernanza), que ya venían gestándose desde el 2000.

Ya veis que cuesta poco tergiversar estos maravillosos objetivos. Y si antes sólo estaban involucrados los gobernantes altruistas, imaginad si ahora incluimos a miles, millones, de malvados empresarios capitalistas.

Aparte de confiar en el corazón bondadoso de esos idealistas hippies, muchas empresas han comprobado con agrado que podían aprovecharse de estos objetivos ESG para aumentar sus beneficios. Otras han verificado que, simplemente añadiendo un símbolo de "reciclable" en sus paquetes de plástico, ya conseguían ser aceptados como sostenibles.

Como mínimo uno debe dudar de la bondad de algunas grandes corporaciones (como Blackrock) y gobiernos (como el fondo soberano noruego). Es llamativo que un fondo como el soberano de Noruega, erigido a partir de la masiva producción de petróleo del país, haya decidido (justo ahora) exigir criterios ESG a las empresas en las que invierte fuera de ese país.

En cualquier caso, la realidad es que esos gobiernos y empresas, no invierten en proyectos o negocios que no cumplan con sus requisitos ESG.

Piensatelo dos veces antes de invertir en las mismas empresas que esas grandes corporaciones apoyan y financian, porque sus principios ESG pueden adaptarse con el tiempo a las necesidades de las élites, que casi nunca coinciden con las tuyas. Si vas a seguir el camino que marcan las élites busca inversiones que, además de perseguir objetivos loables, también te beneficien a ti directamente, en empresas que ganen dinero sin robártelo a ti indirectamente (por ejemplo incrementando beneficios a partir de impuestos).

Debemos ser conscientes de que si nos subimos al Titanic repleto a rebosar de millonarios, cuando se produzca su hundimiento seremos los últimos en saltar por la borda (y sin salvavidas). En este caso el Titanic son los "objetivos ESG de las grandes empresas". Pocas veces nos irá bien siguiendo las modas o a las grandes corporaciones o a las élites gobernantes que piensan en su propio beneficio.  

Nos irá mucho mejor si pensamos en cómo beneficiar a nuestra descendencia. ¿Qué necesitarán mis hijos y nietos? Comida y energía abundantes y baratas, aire y agua limpios y baratos, defensa y seguridad de mi familia, nuevos desarrollos médicos que abaraten los tratamientos, buena educación que sea asequible,... 

No sólo de ESG vive el hombre. Esos objetivos son los de las élites, pero hay otras metas que algunos creen que definió una entidad superior hace miles de años (¿élites distintas?). Y, sinceramente, a mi me cuesta pensar que algunas de esas metas sean peores que los ESG.

Sencillamente son otros principios que puedes utilizar para invertir en un tipo de negocio determinado. Y además, si consigues un rebaño lo suficientemente grande que siga tus preceptos, no dudes que los negocios cambiarán las formas de hacer las cosas. 

Si realmente piensas que matar a cualquier ser humano es pecado, deja de invertir en empresas que se dedican a diseñar y producir armamento (ya maten de uno en uno o en masa). Revisa bien tus fondos y asegúrate de que no haya ni un euro invertido en Lockheed Martin, Northrop Grumman, Indra, o sencillamente en Intel, AMD, u otras empresas que desarrollan microprocesadores y se los venden alegremente a empresas productoras de armamento letal.

Dentro de esta categoría algunos también creen que el asesinato de bebes en el útero de sus madres es igualmente pecado. Si piensas así, deja de invertir en fármacos abortivos, aunque generan un gran interés en la sociedad (por algo será). De hecho, aunque la necesidad ESG de frenar los embarazos no deseados debería ser mayor en los países más pobres, estas empresas generan los mayores beneficios en los países más ricos. Bayer, por ejemplo, es una de las farmacéuticas que no tienen complejos en financiar, desarrollar o comprar fármacos destinados al aborto.

Corrupcion de menores
 
Algunos directivos de empresas como Netflix o Disney, incluyen sus objetivos ideológicos en cada una de sus actuaciones, producciones, o mensajes. No hay pocos que pensamos que la forma de intentar alcanzar la igualdad entre sexos se está haciendo de forma equivocada, y para ello estas empresas no dudan en adoctrinar a los niños.

Es muy sencillo. Si crees que esas empresas están haciendo cosas que son contrarias a tus principios, revisa bien tus inversiones, y además no permitas que otros inviertan tu dinero, a través de fondos, en esos negocios.

Si estás convencido de que te sentirás mejor dando el dinero que te sobra a otras personas que lo necesitan más que tú, puedes hacer varias cosas: Donar periódicamente parte de tu dinero a alguna ONG en la que confíes, comprar productos de primera necesidad y llevarlo a una de esas ONGs, o utilizar el crowdfunding, entre otros métodos.

El crowdfunding es una forma de evitar intermediarios y que ha explotado en los últimos años debido a las redes sociales. Consiste en que alguien que tiene una idea para llevar a cabo un proyecto, empresarial o no, lanza una campaña de recaudación de fondos entre pequeños inversores los cuales le donan o le prestan su dinero.

Hay muchísimas plataformas que ayudan a poner en contacto a inversores y emprendedores de países en desarrollo. Sorprendentemente, son proyectos que necesitan poquísimo dinero para ponerse en marcha (hablamos de 1000, 2000 o 3000 €), con bajos niveles de morosidad, y rentabilidades que no están nada mal.

Lendahand, Indiegogo, Kiva, Crowdcube o Microwd son sólo ejemplos donde puedes empezar invirtiendo desde 10$, seleccionando tantos proyectos como quieras, diversificando de alguna manera el riesgo de impagos, y consiguiendo rentabilidades de hasta un 7%.

Como digo, hay muchas plataformas y de esta forma conseguirás sentirte mejor ayudando a los demás con el dinero que te sobra, y bueno, quizá conseguir buenas rentabilidades.

Cuando hablamos de tecnología no hablamos de ninguna de las necesidades básicas en concreto, sino que son formas de mejorar cualquiera de ellas. La tecnología es una envolvente de todas ellas. Abarca a nuevos métodos de transporte que abaraten el producto, nuevos fertilizantes, nuevos desarrollos para atraer al sexo opuesto, nuevas armas, nuevos métodos de comunicación o incluso nuevos métodos para hacer que la religión alcance a sus adeptos de forma eficiente.

Por poner un ejemplo: se cree que el descubrimiento del vino o de la cerveza permitieron que el agua que no podía beberse (por su contenido en bacterias te hacía enfermar) pudiera ser consumida y almacenada por largos periodos de tiempo sin estropearse. De forma que aumentar la cantidad de agua "bebible" multiplicó la población y permitió alcanzar territorios lejanos. El descubrimiento fue tan importante que no faltan deidades en las distintas culturas, como Baco dios del vino, o Jesucristo convirtiendo el agua en vino.

La tecnología siempre es buena, consigue que podamos hacer cosas que antes eramos incapaces de soñar siquiera. Y consigue también que lo que antes sólo podían alcanzar unos pocos, ahora esté al alcance de cualquiera.

Otro ejemplo:

El aluminio, que se descubrió en 1825, era tan raro en su forma metálica pura que el emperador Napoleon III mandó construirse una cubertería de ese metal que se consideraba más valioso que la plata o el oro. Todo un lujazo que dejó de serlo cuando la tecnología desarrolló un método para producirlo de manera abundante y barata, tanto que cualquiera de nosotros tiramos una lata de aluminio a la basura sin pensar en el tesoro que significó a principios del siglo XIX.

Así que invertir en tecnología es conseguir avances en la sociedad, mayores beneficios y comodidades, a mejor precio y para más personas.

Pero, para invertir en tecnología hay que buscar paises que estén decididos a dejar que la tecnología avance. Desgraciadamente eso no ocurre desde hace dos siglos en España ni en ningún país de Hispanoamérica. Esto significa que, si quieres invertir en tecnología, debes invertir en empresas que estén afincadas principalmente en EE.UU., aunque también en Alemania, Francia, Japón, o China (me ha costado escribir China porque en este caso hablamos de una dictadura comunista, pero bueno, con sus motivos también invierten en tecnología).

En EE.UU. es sencillo: Invierte en las principales empresas del Nasdaq.

En la última década, el desarrollo tecnológico ha llegado desde las redes sociales (Meta/Facebook), los teléfonos inteligentes (Apple), el comercio electrónico (Amazon), la televisión en streaming (Netflix), o las aplicaciones online (Google). En el futuro esas empresas pueden seguir siendo los bastiones de esas nuevas tecnologías. Pero piensa que todas ellas eran antes monopolio y ahora tienen una competencia fuerte, no solo en su país de origen, sino desde otros paises (TikTok, Samsung, Alibaba,...). Hay algunas como Netflix que se han encontrado con que su imperio monopolístico está dejando de existir y, de momento no han encontrado cómo diversificar su negocio o cómo impedir que otros (Amazon, Disney, Paramount...) entren a compartir el pastel. Sin embargo otras como Google siguen teniendo un enorme capital, y seguirá teniendolo porque invierte de forma convencida en desarrollos tecnológicos. En mi opinión, Google y Amazon siguen generando ilusión. Ambas inventan nuevos productos casi cada día, y algunos de esos inventos parecen dificiles de sustituir en el corto plazo.

Por cierto, que también puedes encontrar pequeñas empresas que creen en que la tecnología es el motor del futuro y que necesitan tu dinero a través del crowdfunding. 

No puedo dejar de mencionar esta tecnología que ha revolucionado completamente todo nuestro mundo desde 1957, cuando la U.R.S.S. lanzó el primer satélite artificial que enviaba una señal de radio hacia la Tierra. Hoy en día los relojes de todo el mundo se sincronizan por satélite, los móviles de todo el mundo usan la tecnología GPS, al igual que gran parte del armamento militar, con los satélites se llevan a cabo predicciones meteorológicas, o se hacen seguimientos de incendios o de inundaciones, se envían señales de televisión, radio, internet (mirad la nueva red de satélites Starlink de Elon Musk, en la que no os deja invertir), se usan para multitud de aplicaciones científicas...

Aunque no nos demos cuenta, muchas de las comodidades de las que disfrutamos dependen de la tecnología espacial, y mucho más que vendrá. Tanto es así que, Dios no lo quiera, si llegara un enfrentamiento a gran escala entre EE.UU. y cualquier otra potencia con tecnología aeroespacial y nuclear, uno de los primeros ataques nucleares tendrán como objetivo las redes de satélites artificiales para cegar casi completamente a la superpotencia (y de paso a sí mismos, pero esto no es tan importante si te enfrentas al Hegemón).

No pienso extenderme en este campo porque para eso tenemos a @erickspace369 y su blog en Rankia donde se detalla en profundidad las posibles inversiones en aplicaciones espaciales. 

Parafraseando a Voltaire,

Claro, cuando uno tiene que suplir sus necesidades básicas fisiológicas no hay nada que importe más. Pero cuando una sociedad tiene el mínimo necesario para cubrir esas necesidades básicas de alimentación, agua, y aire, el mejor método de demostrar que se es importante, superior al resto, es poder tener lo superfluo.

Los adornos, el material del que se fabrica, la tecnología que involucra,... todo son añadidos a la función esencial que desempeña el bien en cuestión. Y, sin embargo, poder tenerlo cuando otros no lo tienen, es lo realmente importante.

Aunque te parezca reprobable que unos compren bolsos de 10.000€, coches de 1 M€, mansiones de 6M€ o jets de 15M€, cuando hay gente muriéndose de hambre en el mundo, la realidad es que esto ha sido así siempre y siempre será así.

Siempre habrá poderosos, líderes políticos, deportivos o espirituales, que tendrán más que los demás y que querrán demostrar que lo tienen. Comprando joyas, mansiones, o cualquier otra cosa que no esté al alcance de los demás.

Invertir en lujo, sobre todo cuando las diferencias sociales se agravan, o sencillamente cuando se aproxima una crisis (un fin del mundo), es siempre buena idea. Ya dí algunas ideas, como Hermes o Stellantis, pero hay muchísimas y solo hace falta buscar un poco.

Tengo curiosidad por saber qué empresas aparecen al preguntar a chatgpt:

Empresa	País de origen	Bolsa de valores
LVMH	Francia	Euronext Paris
Richemont	Suiza	SIX Swiss Exchange
Kering	Francia	Euronext Paris
Estée Lauder	Estados Unidos	New York Stock Exchange
Hermes	Francia	Euronext Paris
Tapestry, Inc.	Estados Unidos	New York Stock Exchange
Tiffany & Co.	Estados Unidos	New York Stock Exchange
Ferragamo	Italia	Borsa Italiana
Burberry Group	Reino Unido	London Stock Exchange
Prada	Italia	Hong Kong Stock Exchange

Empresa	País de origen	Bolsa de valores
Ferrari	Italia	Borsa Italiana
Dassault Aviation	Francia	Euronext Paris
Embraer	Brasil	B3

Y claro, esto es solo una pequeñísima muestra. No he hecho una búsqueda exhaustiva, aunque suponiendo que la recesión causada por los bancos centrales llegará en algún momento, puede no ser mala idea hacerla. Lo dejo para otro artículo.

Lo dicho. Mantén siempre en tu mente tus objetivos de inversión y sigue tu estrategia. Si una inversión salió mal, no dudes en venderla cuando los números no salgan. No pongas tu dinero en algo sólo porque te enamoraste, sin pensar en si es o no una inversión rentable. Si haces esto en todo lo que haces, y si los gobiernos de tu país lo permiten, a la larga tu patrimonio crecerá. Y si mezclas esos objetivos de inversión con tus objetivos morales (si es que los tienes), encima conseguirás sentirte bien. 

Si crees que es importante mantener una seguridad adecuada en tu casa, en tu vecindario o en tu país, invierte en seguridad y defensa. Si crees que matar al prójimo es contrario a tus creencias, invierte en empresas que construyan casas de calidad y en empresas que paguen bien a todos sus empleados (aunque estos estén en África o en Asia).

Si piensas que la tecnología nos hará mejores como sociedad, invierte en tecnología.

No dejes que los bancos o fondos usen tu dinero en invertir en empresas que tienen intereses contrapuestos con los tuyos. Si descubres que invierten en unos ESG tergiversados de una forma maniquea, piensa que siempre hay otras empresas alineadas con tus intereses y que te proporcionarán mayores beneficios, a ti y a tu descendientes. Si las empresas en las que invierten los fondos generan productos que atentan contra tu moralidad, vendelos y piensa en alternativas rentables. 

No tengo ni la más remota idea de lo que harán las bolsas en el futuro inmediato, pero sí me parece ilógico que el S&P se haya revalorizado un 14% o el IBEX un 27% desde septiembre de 2022, cuando los bancos centrales siguen empujando para que haya una recesión, ya han comenzado a quebrar bancos, o ha comenzado a aumentar la morosidad.

Por mi parte, como sabeis, he ido desinvirtiendo desde finales del 2021, poco a poco, hasta ponerme en una liquidez de un 40% aproximadamente. A pesar de eso, en este año he invertido en 2 ocasiones en Paramount, una en Altria, otra en Annaly y otra en Mapfre (de la que aún no he hablado porque la compré antes de comenzar con estos artículos en 2022. Para otro día). 

Sigo pensando que surgirán buenas oportunidades a lo largo de este año 2023, o quizá el próximo, y por ese motivo mantengo alta mi liquidez para poder aumentar mis posiciones en esos valores o comprar otras cosas interesantes (inmobiliario, renta fija...). Quién sabe lo que llegará.

Desde luego, por mi parte, no haré ascos a ninguna inversión (con algunos, pocos, límites morales que me autoimpongo). Tampoco me enamoraré de ninguna, salvo de aquellas que me den una rentabilidad adecuada. Sólo esas, las del 10% de rentabilidad, son las que encienden mi corazón.

Mi recomendación: piensa correctamente, no dejes que tu cabeza de vueltas y no puedas ver con claridad.