Érase una vez un país en el que vivían pícaros tontos y listillos corruptos. Los listillos eran bastante tontos también, pero sabían una cosa importante: sabían decir lo que los pícaros tontos querían oír.
Hicieron una lista de lo que más les molaba a los tontos y empezaron a decirlo sin el más mínimo recato ni pudor. Hay quien llegó a pensar que hasta los mismos listillos se creían sus mentiras.
Ésta es la lista de cosas que los listillos tenían que repetir muy a menudo:
- Los tontos, perdón..., ciudadanos, tienen todos los derechos, incluso desde varios años antes de nacer hasta muchos después de haber muerto. Obligaciones no tienen ninguna, salvo la de votar a los que en su infinita bondad van a suplir todas las necesidades del pueblo. Y no sólo necesidades físicas, también se suministrarán gratuitamente a todo el pueblo, incluso a todos los que pasen cerca, diversión, espectáculos, una "conveniente" educación a los hijos, empezar a apuntarse al paro a los 35 y prejubilarse a los 47, y todos los potingues necesarios para cronificar todas las enfermedades y hacerlas rentables (esto lo hacían, pero no lo decian).
- Todos, incluidos los vagos de nacimiento, tienen derecho a una vivienda digna, a comer jamón de pata negra todos los días y a un mes de vacaciones en el Caribe. Cualquiera que ponga en duda este derecho fundamental de todos los que vivan o pasen por España será vilipendiado y tachado de insolidario, fascista, racista y, en ciertos casos justificados, de homófobo.
- Pero no sólo se obtendrá esa sociedad de bienestar para los españoles o los que pasen cerca, a los empecinados en no venir a España se les mandará el dinero y la ideología necesaria para arruinar su vida sin tener que desplazarse. En un segundo turno, se diseñará una Alianza de Civilizaciones para implantar en toda la galaxia, como es natural, a cargo de los políticos benefactores de España. El pueblo ya sabe que nunca tendrá que costear estas cosas, sólo ha nacido para exigir sus derechos.
- A los pocos pícaros tontos que se preguntaban de dónde iba a salir el dinero para todos esos fastos eventos, se les diría guiñándoles el ojo que eso lo pagarán los guiris, que compran bonos pensando que van a cobrar. ¡Qué imbéciles! Despues de una sonrisa cómplice, se volvía a la juerga sin darle más importancia al asunto. A un pícaro tonto no le gusta profundizar en quién paga la cuenta, mientras no sea él.
Todo iba bien, pero precisamente porque los listillos también eran tontos, acabaron matando la gallina de los huevos de oro. Ésta es la cronología de los hechos:
Como los listillos estaban metidos en los ayuntamientos y en las cajas, todos los días recibían proposiciones deshonestas, y no precisamente de índole sexual. A pesar de que los maletines y bolsas de basura con billetes de 500 euros circulaban mucho, los listillos querían más. Pero más que la avaricia, en ellos crecía una sensación más fuerte todavía: la sensación de que se merecían ese dinero porque eran muy inteligentes y sabían hacer negocios.
Llegó un momento en el que se unieron a los listillos algunos allegados para ordeñar la tierra prometida de leche y miel: promotores, estafadores, funcionarios corruptos y cuñados juerguistas que necesitaban dinero fresco para seguir esnifando cocaína.
No hubo más remedio que dar la orden de conceder hipotecas a insolventes (igual que se hizo en América) para poder vender chabolas para hamsters a precio de fantasía. Los maletines se multiplicaron, mientras las instituciones públicas asumían riesgos delictivos sin pestañear.
Como la realidad es terca y la ley de oferta y demanda inmutable, al final ocurrió lo que dije en este post allá por el 2007:
cuando el promedio del 80% de los pisos más baratos de un país, cuesten más de lo que pueden pagar el 80% de los trabajadores que perciben los sueldos más bajos, aplicando al préstamo un interés de un 5% como mínimo, es absolutamente imposible que los pisos sigan subiendo, pues la demanda ya no podrá seguir empujando por muchas ganas de comprar que tengan.
De repente, las cajas que habían sido propiedad del pueblo durante 100 años y con un valor de 100.000 millones, habían perdido tres veces más de lo que valían para que unos cuantos delincuentes retrasados mentales pudieran robar para cambiarse el BMW cada dos años y comprar cuadros horteras.
Llegada esa situación, los delincuentes siempre eligen la huida hacia adelante: como los guiris ya les habían visto el plumero y no les prestaban un duro, había que vender preferentes para expoliar a las viudas y a los pensionistas analfabetos. Este blog fue el primero de habla hispana en el que se dieron decenas de advertencias infructuosamente.
Después de esquilmar a los que habían depositado la confianza en los empleados de las cajas, como todavía seguían quebradas, con la delictiva complicidad del gobierno y de todos los organismos reguladores se instituyeron los SIP.
Esto es lo que dije entonces sobre los SIP:
Las fusiones frías de las cajas de ahorros (SIP)
Hubiera sido conveniente fusionar la mitad de las cajas de ahorros y cerrar la mitad de las sucursales para fortalecer y sanear estas entidades, pero ello era imposible debido a su estructura.
Si se fusionan cuatro cajas de ahorros, quiere decir que tres consejos de administración ya no siguen en el poder. El problema no es dejar de cobrar el sueldo, pues eso tiene arreglo con pensiones vitalicias desorbitadas y jugosas indemnizaciones. El problema principal es que, si ya no estás en el poder, no tienes acceso al grifo por el que fluye el maná, y esto sí que es suculento.
Solución: hacer un engendro que permita trincar los fondos del FROB. Estos fondos permiten seguir comiendo sopa boba unos años más, y luego ya pagarán la gran factura los bobos de siempre. De todas formas, esos bobos nunca se enteran de nada.
Entre las dos pequeñas cajas de CCM y Cajasur ya se han llevado por delante todo el fondo de garantía de depósitos, y hasta la semana pasada los altos ejecutivos de CCM seguían cobrando el sueldo y no han sido acusados de nada.
Mi abuelo siempre decía que mientras existan burros se fabricarán albardas.
Y hemos llegado al momento actual, en el que los delincuentes se enfadan porque la Merkel no quiere seguir jugando a ser la guiri tonta. Pero no pasa nada, el BCE les da el triple del dinero que podrán devolver, y al final los guiris pagarán el BMW de los listillos, quieran o no.
Como es natural, el Estado avalará los préstamos de las cajas, así los criminales podrán robar un par de años más. Mientras, se hace un banco malo, para que los pícaros tontos españoles se queden con los ladrillos y el suelo a "precio razonable". Razonable para las cajas, claro.
Lo razonable hubiera sido liquidar las cajas quebradas. Los delincuentes dicen que hay que rescatarlas para preservar los depósitos, pero eso es una mentira interesada. Las cajas se podían haber liquidado y devolver el dinero íntegro a los depositantes sin ninguna aportación del Estado. Las pérdidas las tienen que pagar los accionistas y los bonistas, como ocurre siempre que no hay políticos corruptos implicados. Pero aquí eso no les interesaba, debido a que los accionistas y bonistas eran gente de la calle sin ninguna preparación, que habían sido estafados por los mismos que toman ahora la decisión de ser rescatados.
Si se hubieran liquidado las cajas, se hubieran enfrentado a miles de querellas por estafa, por haber colocado el papel de forma delictiva. Si se rescatan las cajas, las pérdidas las pagan los pícaros tontos que nunca le han metido una querella a nadie. No es de extrañar que los listillos tomen la decisión que menos riesgo tiene de acabar ellos mismos en la cárcel.
Los listillos de la cúpula de España, en el colmo de su bravuconería, han decidido salvar a los listillos amiguetes de los escalones intermedios. Van a rescatar a toda clase de instituciones insostenibles: autonomías, ayuntamientos de 200 habitantes, sociedades para la cría de hijos de diputados, etc.
El resultado final de todo ese expolio a los pícaros tontos españoles será la quiebra número 15 de la piel de vaca. Si fuera de toro, tendría cojones. Una vez que se ha sobrepasado la docena de quiebras, una más o menos ya no produce rubor.
Lo más grave es que, como nunca se constituirá el partido de los de abajo, en las próximas elecciones no sabremos a qué listillo votar. Y puede que sea pronto, teniendo en cuenta el apodo de Mariano el breve.
Moraleja:
Cuando alguien te diga, nos vamos de juerga que invita un tonto, mira bien a tu alrededor, puede que el tonto seas tú.