El cálculo de la rentabilidad para los bonos con vencimiento es correcto, con todas las implicaciones que explica Fernando, pero en el caso de las perpetuas hay que tener en cuenta más factores.
Copio unos párrafos de su post:
Recompensa de las emisiones perpetuas
La jugada con las perpetuas es apostar por que ocurra lo contrario: comprar con los tipos de mercado al 8%, a 625 euros, y esperar a que bajen los tipos para venderlas mucho más caras; por ejemplo, si en un año los tipos de mercado bajan al 5%, podríamos vender la emisión a la par (1000 euros), obteniendo una plusvalía de 375 euros, a los que se sumarían los 50 euros de intereses, con una rentabilidad total de 425/625=68%; como vemos, con emisiones de renta fija perpetua también se puede ganar mucho.
La jugada no depende en realidad de que se compren con un elevado descuento, sino que la clave es que se compren con un elevado interés implícito, que puede venir o de un descuento fuerte o de un emisión a tipos más altos. Por ejemplo, en el caso de comprar una emisión de renta fija perpetua al 8% por 1000 euros, si en un año los tipos caen al 5%, los números son idénticos: el precio de mercado subiría a 1600 euros, con unas plusvalías de 600 euros que sumar a los 80 euros cobrados de intereses; total, 680 euros, un 68%.
Lo anterior sería correcto si no hubiera otros factores a tener en cuenta:
1 – Aunque el vencimiento sea perpetuo, nadie tiene la intención de permanecer en una inversión durante las cinco generaciones siguientes de herederos, por tanto, eso lo tiene en cuenta a la hora de comprar o vender. Cuando compran muy por debajo del nominal saben que tienen más posibilidades de tener una plusvalía en pocos años que cuando compran muy por encima de la par.
2 – La mayoría de las perpetuas suelen tener una opción de amortización a favor del emisor, pero no del comprador. Si se compran muy por debajo del nominal la posible amortización es una bendición, y se tiene en cuenta, pero a la hora de comprar muy por encima de la par se asume un riesgo alto de sacar menos rentabilidad de la esperada.
Debido a las dos razones anteriores, las emisiones perpetuas suavizan la bajada y casi nunca llegan al precio que deberían tener para dar la misma rentabilidad que un bono a 30 años de la misma empresa por ejemplo. Siempre está en mente una posible plusvalía que aumente la rentabilidad anual.
Pero cuando la cotización supera ampliamente la par, esas dos razones pesan como una losa para permitir que alcance el precio que debería para igualarse con los bonos que tienen una fecha de vencimiento. El riesgo de que por diferentes causas vuelva a su precio nominal lastra la subida.
Conclusión: Cuando dos emisiones ofrezcan la misma rentabilidad sin contar el posible movimiento posterior, y se asuma con las dos el mismo riesgo, hay que elegir siempre la que cotice a un precio más bajo. A esto hay que añadir otra particularidad de las matemáticas: cuando algo vale 50, si llega a 100 se gana el 100%. Cuando se compra una emisión que ofrezca la misma rentabilidad que la de 50 pero que cotice a 100, la posible ganancia del 100% en renta fija comprada a la par es imposible.
F2LL para la cartera de renta fija by Fernan2