El problema es estructural: si el precio de salida de una compañía a bolsa lo decide unilateralmente la propia empresa, difícilmente tirará por lo bajo.
Para fijar el precio de salida, el consejo saca las cuentas sobre un precio al cual le resulte ventajoso vender, a este precio habrá que sumarle las jugosas comisiones de colocación que habrá que pagar, más el alto coste de la campaña publicitaria. La suma de todo será el precio mínimo de la horquilla de colocación. Si las circunstancias del mercado lo permiten, se intentará colocar en la parte superior de la banda.
Es bastante descarado que la propia compañía fije una banda de fluctuación de precios de colocación de un 30% o más. ¿Es que el consejo de administración no sabe lo que vale su propia empresa? Sencillamente es que van a sacar el máximo jugo que puedan.
Después de todo, ya no sorprende que una gran mayoría de salidas a bolsa pierdan más del 50% del valor de salida en los primeros años de cotización.
Como curiosidad a continuación pongo tres gráficos de acciones que avisaron de su caída apenas empezar con un doble techo, exactamente igual que Baviera.