En Italia están diseñando un timo que, aunque lo van a bautizar con un nombre nuevo (dinero fiscal), es más viejo que la tos.
Durante toda la historia se han emitido toda clase de papelitos de colores, con toda clase de nombre rimbombantes, con las más variopintas promesas de que eran totalmente fiables. Pero, curiosamente, la historia nos enseña que siempre terminan valiendo cero. Antes de usar papelitos ya se utilizó el timo en el Imperio Romano quitándole plata al denario hasta llegar a cero. Dicho truco culminó con la caída del Imperio, tema al que nadie le ha dado demasiada importancia.
La Roma moderna no parece haber escarmentado, y están empeñados en poner otra vez el viejo juguete en circulación, pero con un nuevo nombre. Se trata de lo siguiente:
Italia no puede emitir euros, pues para la emisión de esos billetitos de Monopoly tiene el monopolio el BCE.
Si emite más deuda de la que ya tiene, aumentan exponencialmente los intereses que tiene que pagar debido al aumento de la prima de riesgo. Eso no se puede llevar demasiado lejos, pues llega un momento que con la nueva deuda emitida ya no llega para pagar los altos intereses.
Para echar un cable, Europa permite la trampa contable llamada "procedimiento de déficit excesivo". Con esta trampa se permite que una parte de la deuda no se compute como deuda. Gracias a este artificio contable Ex-paña sigue diciendo que tiene un 100% de porcentaje de deuda sobre el PIB, cuando la realidad supera siempre a los más escépticos malpensados. Es curioso que digan que España va en cabeza en la recuperación, pero la quebrada Grecia ya ha salido de la aplicación del procedimiento de déficit excesivo, mientras nuestro desdichado país sigue haciendo trampas en el solitario y aplicando dichas triquiñuelas contables.
Cuando los gobernantes corruptos del mundo (que curiosamente son todos sin excepción) llegan al límite de todos los trucos y maquillajes posibles, siempre toman la misma decisión: la huída hacia adelante y de perdidos al río.
DEFINICIÓN DE LOS NUEVOS PAPELITOS
Italia está estudiando emitir unos papelitos de colores equivalentes a los papelitos denominados en euros, con la única diferencia que el Estado nunca los cambiará por euros. El Estado los admitirá como medio de pago para pagar impuestos o cualquier otro servicio, pero nunca tendrá la obligación de reembolsar su valor en euros.
De esa manera tan sencilla se salta a la torera las limitaciones anteriores: no emite euros, pues los nuevos papelitos no son euros, y la nueva emisión no es considerada como deuda, puesto que nunca la tendrá que pagar o amortizar. Pero a pesar de las triquiñuelas contables, en realidad sí que está aumentando la deuda, puesto que ese "dinero fiscal" tiene que ser aceptado para pagar impuestos, lo que no tiene ninguna diferencia con su pago o amortización por parte del Estado.
EMPIEZA EL JUEGO DE LA PICARESCA
Como he nacido en el único país en el que el género de la novela picaresca es un estilo literario, puedo vislumbrar el florecimiento de negocietes que medrarán con el mangoneo y el cambalache.
Por un lado tenemos a los serios funcionarios tratando de disimular su satisfacción ante la espita abierta de gasto y las mordidas, sobornos y maletines que ello conlleva. Una vez abierto el grifo del dinero, ya se pueden poner a trabajar las mentes calenturientas pariendo proyectos disparatados que catapulten el gasto público y sus inseparables tresporcientos. Una vez roto el corsé contable que constreñía la ambición insaciable de comisiones, el gasto subirá como un tapón de cava catalán con sede social en La Rioja, cuando ha sido liberado de la opresión del cuello de botella español.
En el otro lado tenemos a los pícaros empresarios luchando por ser los receptores de ese gasto, dispuestos a pagar suculentos estipendios para obtener un asiento en el palco donde caerá el maná a raudales. Como el nuevo dinero no cuesta de ganar, y nunca hay que echar el freno de mano, se pueden hinchar las facturas y repartir buenos aguinaldos a todos los implicados. Ni los funcionarios ni los empresarios van a poner objeciones a los precios de los nuevos "AVEs voladores" o submarinos de secano que se decidan comprar.
LA INCÓMODA LEY DE LA GRAVEDAD
La gran mayoría de gobernantes y gobernados no conocen, o no quieren conocer, la diferencia entre utilizar un truco contable que posibilita la emisión ilimitada de papel moneda y la creación real de riqueza. Como casi nadie sabe qué es el dinero, pocos notan la diferencia.
A continuación paso a relatar los mecanismos a través de los cuales el nuevo "dinero" es atraído fuertemente hacia su valor intrínseco: que es cero.
Apenas se abra el melón del dinero ilimitado, el gasto estatal sufragará las fantasías húmedas oníricas de los gobernantes. Los proyectos disparatados florecerán como los cerezos en el valle del Jerte. Todos los despropósitos serán aceptados, con la única condición de ser pagados con los nuevos cromos gubernamentales de papel pintado.
Los empresarios aceptarán ese "dinero" a cambio de que se relaje la vigilancia en el cumplimiento de los presupuestos, y de que las facturas nunca se tengan que poner a dieta.
Al principio usarán ese nuevo dinero para pagar los impuestos de las empresas que licitan los proyectos gubernamentales, pero pronto serán tantos los encargos y proyectos, que las empresas acumularán una cantidad mucho mayor de "ese nuevo dinero" del que necesitan para pagar sus impuestos. Como los beneficios de los trabajos cobrados con los nuevos cromos serán muy jugosos, las empresas intentarán sacarse de encima esos cromos, endosándoselos a otras empresas o personas para que con ellos paguen sus impuestos.
En ese momento entra en juego la implacable ley de la oferta y demanda. Hay muchas empresas queriendo sacarse de encima cantidades indecentes de dinero nuevo, y poca demanda por parte de empresas pequeñas o particulares que pagan cantidades moderadas de impuestos. Pero como las empresas no están dispuestas a renunciar al tsunami de dinero fácil con jugosos beneficios, empezarán a vender el dinero nuevo con descuento, como aliciente para encontrar nuevos nichos donde colocarlo.
Al principio ofrecerán un 5% de descuento, pero la sobreoferta de cromos enseguida situará el descuento en el 10%.
Una vez que el público haya aceptado como normal la circulación de los nuevos cromos, los gobiernos autónomos no tardarán nada en imprimir sus papelitos, al fin y al cabo, como no es ilegal, nadie se lo va a impedir. No tardarán tres meses en copiar los hay-untamientos, que emitirán su propia moneda con la promesa de ser aceptada para pagar el IBI y las multas de tráfico.
Supongo que el lector avezado ya va imaginando que la avalancha de oferta de papelitos que sólo aceptan los organismos públicos, producirá un aumento del descuento de un día para otro. Enseguida se establecerá un mercado negro que marcará el precio diario de los nuevos cromos, al que acudirán los escasos contribuyentes que no sean receptores primarios de dicho "dinero", para dar un pelotazo y conseguir un jugoso descuento en el pago de sus impuestos.
Hasta que el aumento de la deuda, aunque no esté contabilizada, la euforia de los corruptos en el gasto, y el desmadre general, provocarán la implosión de la fantasía, pinchando las nubes de algodón de azúcar y estrellándose las personas y la economía de bruces en el suelo.
En su viaje hacia el cero del "nuevo dinero", puede que arrastre en su caída a algunos gobiernos y, de paso, al euro.