Las pensiones son un claro e inequívoco sistema piramidal, también conocido como esquema Ponzi. Se trata de pagar a los que ya están en la pirámide con el dinero de los que van entrando nuevos. La estafa dura mientras que los nuevos que forman la base de la pirámide (que son los que pagan) sean muchos más que los que están en la cúspide (que son los que cobran).
Precisamente por eso se llama sistema piramidal, porque las pirámides tienen una base varias veces mayor que sus partes más altas.
La mayoría de los políticos saben que todo el sistema es un timo insostenible, pero se callan porque son unos sinvergüenzas y, sobre todo, porque esperan que explote cuando ellos ya no estén en el poder y que otro se queme con la patata caliente. Aunque siempre hay unos pocos que piensan que es viable, estos son los más peligrosos, porque son tan tontos que propondrán soluciones suicidas.
Como es obvio, ningún político va a decir las verdades sobre el tema ni va a proponer soluciones valientes. Los pensionistas son un abrevadero de votos demasiado importante para hacerse el valiente con ellos. Con las cosas de comer no se juega. Por tanto, el asunto reventará cuando ya no haya más remedio, y contra la voluntad de los desgobernantes que haya en esos momentos.
Como la hucha de las pensiones tiene anorexia y las pagas extra se pagan con deuda, el asunto estallará el día que el Rei-no de Expaña no sea suficientemente solvente. La mayoría quiere pensar que eso no ocurrirá nunca, y yo les comprendo. La técnica del avestruz es un bálsamo para la mente a corto plazo, y pocas personas son capaces de rechazar la reconfortante sensación de dejar esos problemas en manos de los “expertos” y abrir otra botella de cava valenciano.
SOLUCIONES
Los políticos de todos los partidos proponen muchas y muy variadas soluciones para arreglar el entuerto, pero desgraciadamente ninguno tiene la solución, porque los timos no se pueden solucionar de ninguna forma. Como el único arreglo para contentar a uno que ha sido timado es timar a unos cuantos que lleguen nuevos para darle el dinero al primero, a eso no se le puede llamar solución, sino una prolongación del sistema piramidal.
El problema con el esquema Ponzi es que tarde o temprano revienta. Lo puedes prolongar en el tiempo, pero se necesitan tantos tontos nuevos que pronto se vuelve insostenible. Nada puede crecer exponencialmente durante un periodo largo de tiempo en un planeta finito.
Analicemos las soluciones más populistas:
AUMENTO DE LA NATALIDAD
Todos hablan de eso como si fuera la piedra filosofal. Como una varita mágica. Suponiendo que pudiéramos aumentar brutalmente la natalidad para que formara una base mucho más ancha en la parte inferior de la pirámide, eso no sería ninguna solución, sólo trasladaría el problema a la siguiente generación, que tendría que conseguir un aumento de la natalidad del triple que la generación anterior, para que no le explotara en la cara.
Como cualquiera que sepa multiplicar por 3 puede imaginar, el timo acaba reventando de todas formas, pero con una diferencia, que los damnificados finales se multiplican por tres por cada generación que se consiga prolongar la estafa.
O sea, la elección es: arruinar a 5 millones de personas en esta generación, o a 15 millones en la siguiente. No hace falta ser muy listo para adivinar que los políticos elegirán arruinar a los del futuro, sabiendo que la gente tiene memoria de pez y no se acordará de que ellos tuvieron la culpa de arruinar al triple de gente.
El gran riesgo para los de esta generación es que los de la generación siguiente aprendan la tabla de multiplicar del 3 y decidan no hacer el tonto. Aunque la gente está convencida de que pase lo que pase cobrará la pensión, pues ningún gobierno se atrevería a hacer algo tan gordo, por el peligro de que los escraches lleven guarnición de guillotinas, hay riesgo de que los futuros paganos se den cuenta de las dos obviedades siguientes:
1 – Cualquier gobierno que aprecie su vida y, más importante aún, quiera conservar el poder para seguir robando, nunca dejará de pagar las pensiones ni se le ocurrirá rebajarlas. Pero no hay que olvidar el dicho: a la fuerza ahorcan. El gobierno no tiene dinero, tiene una montaña de deudas, y el día que los acreedores saquen cuentas y vean que la deuda es impagable, o que el BCE sufra un empacho de bonos basura y su médico le recomiende una temporada de ayuno, el gobierno dirá que no puede pagar las pensiones por culpa de los malditos capitalistas especuladores que tienen la pretensión de cobrar la deuda y, asómbrense, quieren cobrar incluso los intereses. ¡Quién iba a imaginar que fueran tan desalmados!
La gente, que tiene una propensión a autoengañarse con tal de poder dormir por las noches, dirá que, llegado el caso, si las cotizaciones de los que trabajan no llegan para pagar las pensiones, se pagarán con cargo a impuestos. No se dan cuenta de que son los mismos perros y los mismos collares los que tienen que hacer de paganos, aunque cambiando la etiqueta del collar. La generación que decida no mantener la estafa, ni pagará las cotizaciones ni los nuevos impuestos y, si la confiscación es muy descarada, puede que también deje de pagar los impuestos clásicos de toda la vida.
Si alguien piensa que esto nunca va a pasar, siento decirle que ya está pasando. El número de “NINIs” bate récords. Yo lo considero un subproducto obligatorio del “timo del estado de bienestar”, que en realidad es el bienestar del Estado. Si desde que nacen les repiten todos los días que tienen todos los derechos y ninguna obligación, no es extraño que una mayoría acabe creyéndoselo. Muchos jóvenes, y algunos ya maduritos, tienen asimilado que el Estado les proporcionará todos sus caprichos con la misma evidencia que asumen la ley de la gravedad, como algo incuestionable. A una persona que desde que nació todos le hayan dicho que las acelgas son rojas o que la quimioterapia cura el cáncer, es razonable que cuando aplique la lógica en sus argumentos repita esas falsedades, pues es la única opción que tiene grabada en sus neuronas.
Pero en el improbable caso de que el aumento de natalidad se tradujera en una generación con ganas de trabajar y cotizar, tapándose la nariz para no vomitar ante la casta corrupta que seguirá en el poder durante las próximas dos eternidades, es muy probable que no se consiguieran aumentar las cotizaciones por trabajo. Hay que tener en cuenta que en este país, la picaresca está incrustada en los genes hasta el punto de ser considerada un estilo literario. Aquí no bajamos del 20% de paro ni en las burbujas que mandan el PIB a la estratosfera. Si hacen falta trabajadores se traen barcos de inmigrantes, pero el honor de nuestro 20% de paro no nos lo quita nadie. Los españoles nos atenemos a la famosa frase: "Más vale honra sin barcos que barcos sin honra" . Por tanto, parece absurdo tratar de aumentar la natalidad con la única esperanza de alargar las colas del paro y el número de NINIs jugando a matar marcianitos en la tablet.
2 – Dentro de 20 años el número de robots habrá crecido exponencialmente. No importa si al final hacen cotizar los robots a la seguridad social o no, el aumento de la natalidad sólo conseguiría aumentar el gasto del “estado del bienestar” sin que aumentaran las cotizaciones para el “bienestar del Estado”.
INMIGRACIÓN
Esta es la otra gran baza que se esgrime para que los que llegan paguen las pensiones futuras.
La ventaja de traer gente de fuera en vez de fabricarlos aquí de pequeñitos es que ya vienen en edad de trabajar. La desventajas son varias:
1 – No hay trabajo ni para los que ya están aquí. Y cada día habrá menos.
El gobierno echa balones fuera diciendo que aumenta el número de afiliados a las S.S. El número de horas trabajadas baja, lo que se está haciendo es repartiendo un trabajo entre 3 personas que con su sueldo no llegan a final de mes y, en vez de pagar impuestos, se apuntan para recibir ayudas.
2 – La gran mayoría de los que vienen no tienen un alto nivel de cualificación. En un futuro cercano que los trabajos rutinarios los harán los robots, importar mano de obra no especializada sólo sirve para estar pagando luego la ayuda familiar de por vida a estas personas, además de sanidad y educación gratuitas y viviendas sociales subvencionadas.
3 – Según parece, en la agenda de los amos está previsto provocar un fuerte mestizaje en Europa metiendo un millón de inmigrantes al año. Ellos tendrán sus motivos, pero, en términos económicos, a los europeos no les interesa. Si debido a esta afirmación alguien me habla de solidaridad, le diré que, cuando un ser humano ayuda a otro, eso se considera una virtud, pero, si la ayuda es una imposición, la etiqueta de virtud se cae.
Cada persona debe ser solidaria, caritativa o abnegada con su dinero y sus recursos. Ir por la vida de buenista y solidario con el dinero de las pensiones de los demás, trastoca lo que debería ser una virtud en una vergonzante picardía para tontos. Que conste que yo nunca cobraré ninguna pensión, por si alguien cree que estoy haciendo una defensa egoísta del asunto.
CONCLUSIÓN FINAL: el último recurso de los que manden cuando la pirámide explote será sangrar a cualquiera que tenga dos duros. Lo que nunca tienen en cuenta en estos casos es que, cuando la fiscalidad de un país se convierte en un infierno, por instinto de supervivencia el dinero corre en busca de un paraíso.
Los políticos populistas (que son todos) creen que los ricos son idiotas. Deberían aprender la esclarecedora frase: “Un tonto y su dinero no permanecen mucho tiempo juntos”.