La Caixa va a lanzar una emisión de deuda subordinada a cinco años al 7.50% de interés anual. A la mayoría de la gente le parecerá una rentabilidad fabulosa, teniendo en cuenta la solvencia de la entidad que emite el papel. A mí no me parece tan buena por los siguientes motivos:
1- La posibilidad de que colapsen todos los grandes bancos europeos está sobre la mesa. Como es natural, la mayoría de los estados están con respiración asistida y no podrían rescatarlos, y los pocos países que están medio sanos caerán como higos maduros cuando no puedan cobrar las deudas de los que han caído.
2 - En la agenda de los políticos no figura la posibilidad de salvar la situación, sino de procurar que sus dueños (los grandes bancos mundiales)* cobren lo que se les adeuda. Como va a ser imposible que la mayoría de países con gobiernos corruptos e irresponsables paguen sus deudas, el BCE va a ir comprando bonos basura. Esta política lo único que hace es traspasar el riesgo al BCE, que por cierto, ya no tiene a nadie detrás para pasarle el muerto. Lo cual lo deja con una sola opción en sus manos: imprimir papelitos de colores.
Cuando la impresión de papelitos produzca un superinflación, el interés del 7.50% no podrá recuperar el poder adquisitivo del capital principal.
3 - Hay un detalle que a casi nadie le ha llamado la atención: las subordinadas las emite La Caixa, y no Caixabank, aunque al leer el anuncio el subconsciente las confunda. Entre otras diferencias, según tengo entendido, los inmuebles tóxicos adquiridos o adjudicados se han quedado en la Caixa y no se han traspasado a Caixabank.
Que son dos entidades separadas lo demuestra que Caixabank se encarga de proporcionar liquidez a las subordinadas, como entidad diferente del emisor.
Aquí se puede decargar el folleto de emisión
* Hay que tener en cuenta que Draghi era vicepresidente del banco de inversión estadounidense Goldman Sachs, que ayudó al anterior Ejecutivo griego a maquillar sus cuentas públicas para esconder los altos niveles de endeudamiento.