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Desde el Ejecutivo se están tomando medidas para reformar el sector energético, excesivamente dependiente del exterior ya que importamos el 80% de la energía, intentando aclarar muchas incertidumbres como la complicada situación de las centrales nucleares y su infrautilización en estos momentos del orden del 50%. Otro aspecto problemático es la compra de carbón nacional por parte de las empresas eléctricas y otros elementos del puzle energético y su larga saga en cordel.

También, sin duda alguna, un foco financiero realmente problemático y controvertido es el denominado ‘déficit de tarifa’ en el sector energético, que viene a ser la diferencia entre los ingresos por pago de consumo menos costes reales incluyendo subvenciones. Según el Gobierno, el recibo de la luz es el tercero más caro de Europa,mientras que según Eurostat estaríamos en el noveno lugar porque el ránquin que maneja el Gobierno no estaría elaborado con datos homogéneos. 

De momento, entre otras iniciativas legislativas, se congela temporalmente la concesión de nuevas subvenciones a las energías renovables así como la inscripción de nuevas instalaciones. En este sector, como en todos, se necesitan normas y reglas de juego estables, de manera que la ortodoxia financiera permita combinar adecuadamente demanda, precios y costes, entre otros elementos, pero también se requiere flexibilidad y adaptabilidad conjugando adecuadamente el corto con el largo plazo y el inaplazable cambio de modelo productivo en contexto de inversión socialmente responsable.

Centrándonos en estos últimos aspectos, con previsiones en un horizonte que llega como mínimo hasta 2020, nuestra opinión es que a favor de las energías renovables, entre otros, podemos indicar los siguientes argumentos:

a) Las energías renovables son mucho mejores desde la perspectiva de creación de empleo ya que se generan por megavatio entre diez y sesenta veces más puestos de trabajo en relación con energías no renovables.

b) Las renovables no necesitan de importaciones por lo que se evitan potenciales conflictos incluso bélicos y políticos por tácticas y estrategias de control de los recursos energéticos, que han ocasionado y ocasionan ‘shocks’ brutales e imprevistos de demanda y precios.

c) Que desde la perspectiva de demanda, economías de escala y curvas de aprendizaje, su creciente y mayor utilización abarata costes, a diferencia de otras fuentes del mix energético.

d) Que no están limitadas en la oferta, a diferencia de los hidrocarburos.

e) Las renovables no están asociadas a grandes catástrofes medioambientales

Para 2020 la previsión es que el mix renovable suponga una electricidad más barata y los consumidores pasen a ser generadores.

Finalmente, un apunte auténticamente clarificador señalado por la Agencia Internacional de la Energía es que para 2020 el mix renovable supondrá una electricidad más barata que la de cualquier central térmica. En esas condiciones, el ciudadano, en buena racionalidad financiera además de ambiental, en vez de por ejemplo comprar electricidad en la red o consumir gasóleo pasará a ser un generador y distribuidor.

Luis Ferruz
Catedrático de Contabilidad y Finanzas
Publicado originalmente en El Heraldo de Aragón

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