Mientras Europa languidece perdiendo cada vez más importancia a nivel mundial en todos los aspectos, España todavía más y se enfrenta a un oscuro panorama económico, financiero y social durante 2012 y 2013, en plena pura y dura recesión económica, siendo imposible de todo punto crecer económicamente a niveles adecuados que posibiliten crear empleo neto a nivel global, incluyendo también en este sentido a toda la Zona Euro como mínimo hasta 2014.
Seguimos hablando de austeridad, y esta palabra va a seguir siendo omnipresente durante mucho tiempo, pero más que la austeridad deberíamos hablar de eficiencia en el gasto y una mejor redistribución y priorización de los ajustes, evitando al máximo recortes en elementos clave del sistema como la educación, la sanidad, la Investigación, Desarrollo e Innovación, así como las prestaciones sociales, con un sistema fiscal mucho más justo, equitativo y progresivo, a ser posible integrado coherentemente en toda la EuroZona y en último término Finanzas y Sistema Fiscal único en toda la Zona Euro. Fundamental también un sistema judicial que tome máxima velocidad en la lucha contra el cáncer económico, financiero y social de la corrupción realizando sentencias ejemplarizantes con el máximo peso de la ley caiga quien caiga, de manera que la ciudadanía vea con toda claridad que la justicia es ciega e igual para todos y que, cada caso en su nivel de mal comportamiento, todo tipo de delincuentes, estafadores, manipuladores de precios y contratos, prevaricadores, incumplidores, corruptos y malos gestores de lo público y lo privado tienen un merecido castigo, incluyendo si es necesario por supuesto penas de cárcel al máximo nivel, devolución del dinero y de intereses.
Y dicho todo lo anterior en clave eminentemente financiera y ética, en marco de Responsabilidad Social de la Empresa y Códigos de Buen Gobierno unificados, es obligado hablar de la otra crisis, la crisis ambiental, de la biodiversidad y de los ecosistemas. Como decía Heidegger, el ser humano no está en la Naturaleza, sino ante la Naturaleza, y en general no se ha integrado bien con ella, la ha ignorado y ha vivido a sus espaldas durante mucho tiempo, pensando que estaba formada por recursos ilimitados que podía utilizar sin control y utilizándola como sumidero de sus vertidos, emisiones y residuos, en muchas ocasiones muy tóxicos y peligrosos para la salud. La Naturaleza y la biodiversidad no han sido en general parte del soy yo y mi circunstancia orteguiana, en este caso medioambiental. Ahora sí hay en general cierta conciencia ambiental y preocupación en Gobiernos, Empresas, Instituciones diversas y la ciudadanía en general, pero predicar no es dar trigo, “por sus hechos los conoceréis”. La muy extendida a nivel mundial crisis financiera, económica y social (si bien hay áreas que están completamente fuera de ella, como en general los países nórdicos como Suecia y otros, China, Brasil, Australia y un largo etcétera) está cada vez más ocultando la gran crisis ambiental que se agrava por momentos y puede ser una catástrofe sin precedentes si se enquista, aumenta y se combina además con la crisis financiera.
Las visiones y misiones ambientales, centrándonos en Gobiernos así como grandes organizaciones y conferencias internacionales, han seguido el camino en estos últimos años de grandes cumbres y pomposas declaraciones de intenciones, pero la realidad es que todos los objetivos clave que se han ido formulado y se habían ido fijando para esta década han sido reiteradamente pospuestos, cuando no ignorados o han desembocado en un completo fracaso. El tiempo va pasando y aumentan gravemente los problemas relacionados con el cambio climático, las emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero siguen incontroladas, la biodiversidad y los ecosistemas siguen en general languideciendo y en muchas ocasiones desapareciendo, los océanos siguen degradándose y acidificándose y un largo etcétera, amén de una población mundial que sigue creciendo a ritmos que se aproximan a los cien millones de personas al año cuando los recursos naturales y el capital natural va camino también de una quiebra completa, con un rescate poco menos que imposible.
Aún estamos a tiempo de una gravísima tormenta perfecta de carácter interrelacionado financiero-ambiental, pero el margen es cada vez menor, con unos políticos y Gobiernos cada vez más cortoplacistas estableciendo demasiadas políticas y legislaciones locales, cuando el problema es muy grave de largo plazo y global, en pleno conflicto de intereses con la Oposición, con clara falta de comunicación e interacción con el mundo científico que tiene que aportar las soluciones base a los problemas ambientales, unas empresas también muy centradas en el corto plazo y en los agobios financieros, y unos ciudadanos y una juventud también muy agobiada con problemas financieros y de empleo, ciudadanía y en especial la juventud en general poco motivada básicamente debido a los comportamientos poco ejemplarizantes de muchos de los que mandan.
La solución de este puzzle dramático para el futuro mundial y en larga saga en cordel no la veo desde los partidos políticos, en permanente conflicto de intereses, sino desde un activo poder judicial aplicando con diligencia y rapidez el ordenamiento jurídico, caiga quien caiga, la solución la veo desde los consumidores y usuarios vertebrados en fuertes organizaciones, desde la juventud motivada e innovadora integrada, entre otras asociaciones, en potentes organizaciones ecologistas y conservacionistas, y por encima de todo la solución tiene que venir desde una clase empresarial, sobre todo las multinacionales y grandes empresas dando ejemplo, concienciada de verdad con la problemática de la Responsabilidad Social Empresarial Intergeneracional y la protección del Medio Ambiente, integrando la Gestión del Medio Ambiente en todas las fases de la Dirección Estratégica como una oportunidad de mejorar en costes, ventajas competitivas de diferenciación y nuevas oportunidades de negocio.