Amigos lectores, ¿qué tienen en común el fútbol, los fondos de inversión y el arte románico? Así en principio parece algo disparatado y provocativo, pero veamos con un poco de detalle. En primer lugar, como economista financiero de profesión y vocación, pero también como simple aficionado al fútbol y al arte románico, soy seguidor y practicante de la teoría y práctica de la idea de sistema, importancia ponderada, diversificación, rankings y comparaciones racionales, algo que es perfectamente aplicable a los tres elementos del título; pudiendo aplicarse y mezclarse más conceptos, pero creo que ya vamos bien “servidos”.
Tanto en el fútbol, como en los fondos de inversión como en el arte románico se establecen, o pueden establecerse, diferentes categorías en función de la importancia del elemento o parte del sistema. Hay equipos de fútbol de “primera división”, y lo mismo pasa con fondos de inversión y con iglesias románicas. Y a su vez en esa “primera división” hay también muchas diferencias basadas, entre otros aspectos comunes, en lo que podríamos denominar la “capacidad de atracción y “emocionamiento colectivo”. Y todo ello conlleva importantes repercusiones económicas y financieras.
De esta manera, equipos como el Barcelona F.C. tienen a su disposición un presupuesto formidable y es un factor importante, condición necesaria pero no suficiente, para su permanencia en posiciones de privilegio en la primera división. Y de la misma manera, catedrales románicas como la de Jaca también podríamos decir que militan en la “primera división del románico” y en posiciones privilegiadas. Al igual que determinados fondos de inversión que, siendo el mismo equipo gestor y la misma política de inversiones, según la capacidad inversora del partícipe se llaman A, B o C, con diferentes comisiones, menores para los inversores más “potentes”.
En fin, que como se suele decir, en el fondo “capacidad de atracción y emocionamiento, “dinero llama a dinero” y por resumirlo de una manera muy simplificada “el rico se hace más rico y el pobre más pobre”, incluso el pobre puede hacerse pobre de solemnidad e incluso hasta “declararse” en ruinas como varias iglesias del románico aragonés entre las que destaco la del siglo XI en el despoblado de Aruej de la Jacetania, en los Pirineos. Mientras tanto, que si son galgos, que si son podencos, el personal y los medios mayoritariamente embelesados con la primera división y haciéndola más rica y famosa, aumentando las diferencias.
En fin, que como se suele decir, en el fondo “capacidad de atracción y emocionamiento, “dinero llama a dinero” y por resumirlo de una manera muy simplificada “el rico se hace más rico y el pobre más pobre”, incluso el pobre puede hacerse pobre de solemnidad e incluso hasta “declararse” en ruinas como varias iglesias del románico aragonés entre las que destaco la del siglo XI en el despoblado de Aruej de la Jacetania, en los Pirineos. Mientras tanto, que si son galgos, que si son podencos, el personal y los medios mayoritariamente embelesados con la primera división y haciéndola más rica y famosa, aumentando las diferencias.