Desde la perspectiva económica, financiera y empresarial el atraer capital financiero extranjero así como inversiones directas extranjeras es un importante factor de potenciación de infraestructuras, colaboración Universidad con la Empresa, creación de empleo, vertebración del territorio y lucha contra la despoblación, como así lo demuestran sobradamente inversiones como la de General Motors en su momento en Figueruelas (Aragón, España), posteriormente Opel y ahora PSA en manos de capital, dirección y control francés. Se llegaron a crear con General Motors España en su momento álgido en números redondos 10.000 puestos de trabajo directos y 40.000 indirectos.
De este tema, con lo importante que es, no se suele hablar mucho a nivel político y tampoco en debates, tertulias, redes sociales etc. Y mucho menos aún de concretar y favorecer que determinados colectivos, con mucha potencia financiera e inversora, que podrían estar deseando tener más presencia en España en todos los sentidos, se sientan interesados y motivados a entrar con capital extranjero o inversiones directas extranjeras en España.
En este artículo me refiero concretamente a los judíos y en particular a los judíos sefardíes, que son los descendientes de los que estuvieron en España durante mil quinientos años y que en marzo de 1492 fueron expulsados como consecuencia de un edicto de los Reyes Católicos, de manera que en los siguientes años se inició una diáspora hacia multitud de países de América Latina y Estados Unidos fundamentalmente.
En fechas relativamente recientes, desde el 30 de septiembre de 2019 España ha cerrado una convocatoria, que no obstante tiene sus interpretaciones en cuanto a posible vigencia, por la cual se subsana un error histórico cometido hace cinco siglos, de manera que los descendientes de aquellos judíos del exilio pueden solicitar la nacionalidad española, algo a lo que se han acogido muchas, muchas decenas de miles de dichos judíos sefardíes que quieren, amparados ahora en la Ley y el Ordenamiento Jurídico recuperar la nacionalidad española que perdieron sus antepasados. Esta atracción hacia España por parte de dichos judíos sefardíes, principalmente de América Latina, pero también de Estados Unidos, Polonia, Norte de África, etc. demuestra el cariño renovado y raíces sentimentales que les vincularon durante muchos años a España.
No perdamos esta gran oportunidad, de manera que con amplia generosidad de miras y evitando gruesas miopías financieras y culturales creemos condiciones propicias para atraer capital financiero e inversiones directas extranjeras del colosal y creativo emprendedor universo del pueblo judío sefardí e indirectamente del pueblo judío en general. Hablaremos de la rica cultura sefardí en otra ocasión.