El sector inmobiliario históricamente es uno de los más afectados por el fenómeno financiero denominado burbuja, consistente en un alejamiento continuado y persistente de la diferencia entre precio de mercado y valor, así como alejamiento de la mayoría de tendencias de precios de otros bienes y servicios, también alejamiento de tendencias de sueldos y salarios. Las burbujas inmobiliarias son tan antiguas como la propia Historia de la humanidad y ya aparecen incluso en los tiempos de la Roma clásica. La más reciente ha sido la que desde 1996 precede a la crisis económica y financiera 2008-2012, con un fuerte pinchazo de la burbuja durante 2009-2013. Actualmente podríamos hablar de una renovado burbuja inmobiliaria en Europa impulsada en general por unos bajos tipos de interés, altas tasas de ahorro y sobre todo una notable restricción y escasez de oferta más que presión de demanda, que sí que la hay en vivienda de segunda mano.
La mayoría de las variables económicas y financieras están muy relacionadas y correlacionadas, de manera que con la recesión derivada de la pandemia la construcción de vivienda nueva se ha paralizado notablemente, aunque empieza a repuntar, lo que supone una contracción de la oferta y un factor adicional para que los precios suban, algo que ha afectado a todos los países europeos, especialmente a Alemania, Dinamarca Francia y Países Bajos, incorporándose más tardíamente España. Por otra parte, también hay escasez de oferta en viviendas de segunda mano, no contribuyendo precisamente a ello determinadas normativas favoreciendo a los inquilinos por lo que algunos propietarios incluso retiran sus ofertas de inmuebles esperando tiempos de mayor protección jurídicas a sus intereses y mejores precios. Por otro lado la la economía verde, la sostenibilidad, el mayor gusto por el acercamiento a la naturaleza y las finanzas sostenibles suponen una fuerte presión de normativa medioambiental que encarece costes de construcción y los constructores e inmobiliarias traspasan dichos costes a los compradores e inversores.
Por todo ello, y por el creciente componente de valor refugio y especulativo los precios de la vivienda en Europa han aumentado más de un 6 por 100 en 2020, acelerándose la tendencia 2014-2019. Actualmente en promedio europeo estaríamos en una línea similar de presión de precios. La burbuja inmobiliaria vuelve de nuevo.
Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista /