El fútbol como negocio y su viabilidad financiera– VII: Los Gastos

 

       Los gastos en el fútbol, al igual que en el capítulo de ingresos, los vamos a desglosar en tres segmentos: 

 

a)    Gastos de personal derivados tanto de la plantilla deportiva como de toda la estructura de personal no deportiva 

b)   Costes de amortización al igual que en cualquier otra actividad empresarial de manera que con la cuantías de amortización contable fiscalmente permitidas por Hacienda según el sistema de amortización elegido se convierten en “liquidez”  las “inversiones”  relativas a los de los jugadores. 

c)    Otros costes y gastos tales como amortizaciones de inmovilizado, gastos financieros y servicios de profesionales no incluidos en el apartado c, tales como asesorías jurídicas que no sean efectuadas por el propio club si no tiene tal servicio o desea complementar. 

 

          Se observan dos fuerzas contrapuestos, por un lado nos encontramos los límites salariales que impone la legislación vigente y por otro lado la evidencia empírica y el sentido común (a veces rara avis)  de que en general cuanto  más se invierte en buenas inversiones, en buenos jugadores, mejores resultados deportivos, financieros y sociales.  De manera que hay un empuje al alza de los gastos de jugadores y por tanto de personal en este contexto, como así también lo demuestran las cifras de LaLiga donde a principios de este siglo teníamos algo más de 1.000 millones de euros de gastos de personal,  mientras que con los datos más recientes  los gastos han tenido un aumento del 300 por 100 hasta llegar a cerca de 4.000 millones de euros. El aumento es mucho mayor que la media, del orden de más del 500 por 100,  en la parte de gastos de personal, auténticamente desorbitado, mientras que otros gastos y amortización de jugadores están por debajo de esa media, que ya de por sí es muy elevada. El desfase entre gastos de personal y amortizaciones se podría calificar de algo escandaloso desde la perspectiva financiera, con unos gastos de jugadores que podríamos calificar de “burbuja”. 

   Luis Ferruz Agudo / Escritor y economista /