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Ramón y Cajal: Charlas de café 
 
 Además del mejor científico español de todos los tiempos, Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906, Santiago Ramón y Cajal es un paradigma del método,  enfoque de la calidad y la excelencia en todo tipo de actividades que se proponía, un erudito y sabio humanista espartano, un intelectual comprometido con permanente y sempiterna curiosidad por todo lo que le rodeaba, no solamente del ámbito científico. Don Santiago veía también perfectamente compatible su intensa dedicación, entrega y amor por la Ciencia con la dedicación a la Literatura o con el emocionamiento y la curiosidad de aprender cosas nuevas todos los días leyendo, escribiendo,  paseando por la ciudad y tener un fuerte hábito de charlas y tertulias de café con sus muchas amistadas y “networking” como se diría ahora.  Durante la mitad de su vida, residiendo en Madrid, Ramón y Cajal fue un habitual de las tertulias organizadas en el Café Suizo, el Café Castilla o el Café del Prado, producto fundamentalmente de las cuales y artículos suyos periodísticos se funde todo ello en un crisol de “fantasías, divagaciones, comentarios y juicios”  en su obra “Charlas de café: pensamientos, anécdotas y confidencias”. 
En “Charlas de café”, en su edición del Fondo de Cultura Económica, primera edición 2016, con introducción y notas de Francisco Fuster,  Ramón y Cajal indica en el prólogo que “Al escribir esta obrilla no he aspirado, sino en muy modesta medida, a la originalidad. Nuestra memoria es una trama tejida con ideas tomadas del espíritu de nuestros antepasados y contemporáneos célebres. Confieso, pues, que las ideas aportadas, por  mi experiencia personal sobre la amistad, la ingratitud, el egoísmo, las mujeres, el talento, el amor, la moral  la política, etc. están impregnadas de reminiscencias clásicas (Platón, Cicerón, Plutarco, Séneca, Teofrasto, Luciano, Quevedo, Gracián, La Bruyère, etc.). Es más, al recorrer los primeros pliegos del impreso actual he encontrado algunas máximas y aforismos coincidentes, hasta en la forma, con los expresados por escritores célebres de los siglos XVI y XVII, y por tal cual ingenio contemporáneo.” 
Los pensamientos, opiniones y reflexiones de Ramón y Cajal en “Charlas de café” están muy bien organizados y estructurados en once capítulos temáticos, si bien es una miscelánea como una amplia, rica y variada macedonia de frutas,  también confeccionada en plan aluvión y con revisiones importantes a través de incluso cuatro ediciones, que no dejaban indiferente a nadie, incluso con amargas críticas de ácidos detractores, si bien desde el primer momento el ilustre y honorable Nobel de Medicina quiso dejar claro que eran meras opiniones, incluso frivolidades y humoradas que de ninguna manera pretendían sentar cátedra y doctrina. Las duras críticas en ocasiones hicieron alguna vez responder a Don Santiago a lo que él llamaba “lectores adustos, estomagados por inocentes estridores y desbarros filosóficos o religiosos”. 
      Luis Ferruz / Escritor y economista / 
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