Seguridad Social y pensiones
La Seguridad Social tiene una larga historia y siempre ha estado plagada de reformas para adaptarse a diversos cambios en general en contexto de sostenibilidad del sistema, por lo cual no deben sorprender reformas y más reformas. En este contexto, resulta muy aconsejable que tal y como fue diseñada la Seguridad Social y posteriores hitos muy relevantes como el Pacto de Toledo, las reformas relativas a las pensiones públicas salgan del marco de la confrontación política y se articulen con máximo contexto y estabilidad interlegislaturas, asimismo que los mecanismos de financiación sean ortodoxos y suficientes.
El sistema de pensiones es viable en el corto plazo, pero en el largo plazo las tendencias demográficas, la situación del mercado de trabajo y otros factores hacen inviable financieramente el sistema proyectando tendencias actuales a futuro si no se realizan determinados cambios paramétricos y no paramétricos. En ello se concentran las diversas reformas que se han realizado y se siguen realizando, pero el problema es que si se hacen sin consenso entre las grandes formaciones políticas clásicas, teniendo en cuenta los ciclos políticos más que evidentes históricamente y que seguirán en el futuro, la inestabilidad jurídica, financiera y fiscal es palmaria y evidente. Se trata de un problema financiero de máxima magnitud para asegurar equilibrios financieros básicos de ingresos y gastos, pero también con múltiples transversalidades sociales, laborales, jurídicas, de hacienda pública etc.
Las pensiones públicas seguirán siendo el mecanismo universal, solidario y obligatorio para cubrir al menos en general de manera básica la jubilación y otras contingencias de la vida laboral. Lógicamente pueden complementarse, en su caso, con ahorro para la jubilación y otras contingencias. De los sistemas complementarios de las pensiones públicas fundamentales, actualmente los planes de pensiones individuales, como consecuencia de las progresivas recientes pérdidas de incentivos fiscales están en regresión y cediendo su protagonismo de otros tiempos en dos vertientes: a) trasvases de planes entre entidades con incentivos financieros y b) ahorro-previsión en otros instrumentos como fondos de inversión, que serían un instrumento financiero muy adecuado por sus muchos puntos fuertes, como la diversidad, liquidez y sus ventajas fiscales.
En franca retirada de las alternativas complementarias de ahorro-previsión, los planes de pensiones de empresa podrían ser el futuro y la alternativa a los individuales, pero la realidad es que es una minoría de empresas de gran tamaño las que los tienen en marcha satisfactoriamente y bien diseñados, respetando su naturaleza y esencia. Con vistas al futuro, en el marco económico, financiero, informático, empresarial y laboral actual, es complicado que compensen la notable caída de los planes de pensiones individuales.
Luis Ferruz / Escritor y economista /
Luis Ferruz / Escritor y economista /