Como cada vez que se nos ocurre una tontería para intentar solucionar el problema del mercado financiero, primero tenemos que desactivar lo que es el humo y la inconsistencia de los datos. Es completamente habitual que se nos presente la información de una forma totalmente distorsionada, como se ha visto muy claramente en el pasado cuando se trataba de incrementar la confianza, para restaurar el crédito para apoyar el crecimiento y el empleo mediante la dudosa técnica de engañar mediante unos test de estrés que tenían más trampas que una película de chinos.
En este caso, el primer gran engaño es muy evidente, ya que si bien se sugiere y se transmite que se intenta sanear el mercado inmobiliario, la realidad es que lo que se trata es de sanear el mercado promotor. Tal circunstancia se aprecia de inmediato en las cifras, ya que en la presentación de la reforma se habla de unos activos problemáticos por importe de 175.000 millones de euros y de unos no problemáticos por importe de 148.000 millones. De esta forma, es fácil entender que estamos hablando de un entorno de operaciones por importe ligeramente superior a los 300.000 millones, que contrasta con el importe superior al billón de hipotecas que existen en España, (los datos son perfectamente accesibles en la web de la asociación hipotecaria de España, que depende de las entidades). Por supuesto en la presentación, (aunque no en los artículos de prensa) se habla en todo momento de préstamo promotor en lugar de préstamo inmobiliario que sería el conjunto del problema.
La diferencia es muy sutil, pero no es en absoluto nada baladí. Lo podemos entender de una forma muy sencilla imaginándonos en una posición en la que tengamos que negociar. Cuando la entidad se sienta a negociar con, (o contra), un deudor, tiene en cuenta el hecho de que el resultado generará unas pérdidas determinadas. En este sentido, resulta que si el banco tiene préstamos con promotores que resulten impagados, tendrá que dotar un importe mucho mayor que si estos préstamos no son con promotores. De esta forma, está claro que los incentivos para la banca son mucho mayores para llegar a cualquier tipo de acuerdo, porque de no llegar a este acuerdo, las pérdidas que tendrá que contabilizar ahora mismo son mayores.
Básicamente este es el proceso inverso al que he comentado en los post sobre la reactivación del crédito, donde explicaba que no se iba a reactivar por las condiciones económicas y por el hecho de que incrementando el poder de las entidades, les incentivaba a no solucionarlo, (o cuando menos no les incentivaba a solucionarlo). Por lo tanto, la primera conclusión es sencilla y se trata de dar un poco de apoyo a las constructoras y promotoras, empeorando las condiciones de las entidades financieras en sus negociaciones. Sin embargo quedan fuera todos los particulares.
La segunda pata es un esquema de provisiones escalonadas, de tal forma que hay que provisionar mucho más por el suelo, que por la obra en curso, hasta llegar al mínimo de la obra terminada. Es fácil entender que este detalle, supone también un apoyo a las promotoras y constructoras, ya que el interés de las entidades financieras por iniciar y acabar obras es más que evidente. En este sentido a las entidades financieras les interesará rematar las viviendas porque el coste de acabarlas acabará siendo menor que el coste de provisionarlas. Desde luego tanto las constructoras como las promotoras serán conscientes de esta situación, de tal forma que las facilidades para que las promotoras consigan financiación para acometer obras se incrementa.
Podemos entender que esto es beneficioso para la economía y para el empleo, pero en realidad estamos ante la misma situación que hace unos años, donde se trataba de generar una burbuja para generar actividad. Y no se puede entender de otra forma una situación en la que teniendo un stock increíble de viviendas para vender, que se trate de buscar la forma de acabar más. Por supuesto de aquello de cambiar el modelo y demás, no voy a mencionar absolutamente nada por ser suficientemente obvio que ni de casualidad.
Nos cuentan que esto va a generar que se incrementen las ventas, pero esto es más marketing y deseos que algo real, porque la realidad es que el problema de la vivienda, (y de muchos otros sectores), no es precisamente la escasez de producto, sino que no hay demanda suficiente para estos bienes. En el caso de las viviendas, y ante los ataques continuos a la estabilidad en el empleo y en la remuneración de este, no hace falta ser un premio nobel para entender que está condenado al fracaso. ¿O van a cambiar el hecho de que lo primero que pida un banco al pedir una hipoteca sea una nomina decente y un contrato estable?.
Si las constructoras se ven beneficiadas por los fondos para la construcción obtenidos en la negociación con las entidades financieras, en las entidades financieras tenemos una clara divergencia. Como en toda esta historia tenemos la situación de las cajas y los bancos que diverge, a pesar de que los datos inmobiliarios no sean demasiado distintos. En este sentido seguimos avanzando en el proceso que en su día expliqué en el post de “rescatamos cajas o rescatamos bancos”. Es fácil entender que en este caso se coloca a unas entidades, (las presuntamente rescatadas) en una situación límite, que lo que va a provocar es que se entreguen a los bancos. Es decir, cuando nos cuentan que se buscan fusiones, en realidad lo que se quiere decir es que se buscan adquisiciones de las cajas por parte de los bancos.
Nos dicen que el FROB va a incrementar sus fondos propios de 9.000 a 15.000 millones, especificando que se mantiene el actual límite de endeudamiento del FROB. Dado que el FROB puede obtener financiación por importe de 10 veces el importe de los fondos propios, el resultado es muy sencillo. Si antes podía gastar 99.000 millones, (de los cuales 9.000 a crédito), ahora mismo tiene un gasto legalmente posible de 165.000 millones, (150.000 a crédito). Aunque esto no afecte directamente al déficit del estado, (tal y como nos dicen), la realidad es que si afecta a la deuda que puede subir espectacularmente, lo cual afectará como poco a los tipos de interés que se han de pagar por la deuda en un entorno cualquiera, (y más en una crisis de deuda), lo cual afectará al déficit incluso aunque se recupere todo.
Estos 150.000 millones es lógico pensar que se van a usar para los procesos de rescate de las cajas, que posteriormente serán entregadas a los bancos de tal forma que en definitiva, existe el riesgo cierto de que estos 150.000 millones acaben en las entidades que se benefician de las adjudicaciones, sin que además se consideren ayudas a estas, y de tal forma que las entidades pueden seguir diciendo aquello de “han costado dinero las entidades ineficientes” y la gran banca ha obtenido beneficios.
Por lo tanto, reitero lo que había colgado en el plan no demasiado liberal para la banca del PP, en el que trataba de explicar que se buscaba precisamente esto, o en el post que coloqué esta semana a cuenta de la historia de BANESTO, muy ilustrativa de los beneficios que para los grandes nos encontramos.
En definitiva, nos encontramos con la historia de siempre; toda una suerte de trampas, (que difícilmente harán mejorar la credibilidad y confianza), para apoyar a las constructoras y los bancos a costa de cajas y ciudadanos que pagan todos los platos y se convierten además en los malos de la película. Y todo ello con un esquema torticero, aunque relativamente fácil de seguir (entre otras cosas por previsible).