En todos los análisis de las bajadas de impuestos se están cometiendo dos simplificaciones importantes que desvirtúan la imagen de la realidad para cada uno de los grupos. En primer lugar se usa el término “contribuyente típico de tanta renta”, y en segundo lugar se habla del porcentaje de bajada de impuestos que supone.
El primer elemento distorsionador es inevitable y está relacionado con las circunstancias personales de cada uno. Al incrementarse los mínimos por distintas situaciones, (discapacidad, familiares y demás), no queda más remedio que hacer el caso por caso para saber cómo va a quedar cada uno, debido a que una persona con un hijo discapacitado, pagará mucho menos que un soltero para la misma renta, (por poner un ejemplo). Esto implica que cada cual pagará una cantidad y que a cada cual le impactará de forma distinta la reforma del irpf. Esto pretendo verlo en otro post.
El segundo es más curioso y nos lleva a una curiosa asimetría en las conclusiones de los análisis. Toda la información de la reducción de impuestos se está haciendo en función de los impuestos pagados. Esto nos lleva a que se acaba concluyendo que los beneficiados de la reforma del IRPF son las rentas muy bajas y las rentas muy altas. Esta conclusión es muy obvia si tenemos en cuenta que en esta metodología se está usando un cociente; el numerador será la diferencia en euros que se pagaría; (lo que se pagaría en 2015 menos lo que se pagaría en 2014). De la misma forma el denominador sería lo que se paga en euros en concepto de IRPF en 2014.
Los más elementales conocimientos de matemáticas nos lleva a concluir por tanto que los más beneficiados de la reforma son estos dos grupos por esta óptica; a las rentas bajas el cociente aplicado sale alto por que pagan pocos impuestos actualmente, (numerador bajo que hace que el cociente sea alto), mientras que las rentas altas se ven beneficiadas por el numerador alto.
Si tenemos en cuenta esto, comprobaremos que en realidad las rentas bajas no se ven beneficiadas, (porque el efecto que provoca que salga un indicativo de mejora muy alto no es la reforma, sino la situación actual).
Para esto lo podemos en términos de su renta. Lo voy a explicar con ejemplos. Imaginemos una persona soltera, en Galicia, (porque he usado el padre que tiene por razones obvias este dato en mi caso) y que obtiene sus únicas rentas del trabajo. Pongamos de la misma forma que tiene unos ingresos de 12.500 € anuales.
Esta persona, tendría que cotizar a la seguridad social por 793,75 € (un 6,35% asumiendo contrato ordinario), y con estos datos, tendría que pagar en 2014 un importe de IRPF por importe de 675,02 €, (347,74 € de la parte estatal y 327,28 € de la autonómica). Tras la reforma, han variado los tipos, los tramos, el mínimo personal, (pasaría de 5.151 a 5.550) y la reducción por renta del trabajo, (en este caso de 3.195,81 se reduciría a 3.172,46). Tras esta reforma, (y pendientes de saber las modificaciones en los tramos autonómicos), esta persona reduciría su factura fiscal en la parte estatal a 93,46 €.
Es decir, esta persona vería como en 2016, (con la reforma ya completada) reduce su i.r.p.f. en 254,28 € anuales; lo cual es cierto que supone un porcentaje superior al 37% de lo que pagaba. Pero también debemos tener en cuenta que su mejora son esos 254,28 €, lo que le generará un beneficio del 2,03% sobre su renta anual. Y en realidad este es su beneficio: el incremento de renta disponible sobre su renta, tanto en porcentaje, como en euros.
¿Qué ocurre si hacemos lo mismo con una persona que gane 15.000 € brutos?. Sencillo; actualmente (con unas cotizaciones a la S.S. de 952,50 €) paga 796,18 € al estado y 749,34 a la comunidad autónoma. Pasaría a pagar 617,26 € al estado y por tanto ahorraría en IRPF un total de 178,92 € en el 2016. O lo que es lo mismo, estaríamos ante una mejora del 1,19% de su renta anual bruta.
El caso de 20.000 € euros brutos tendría unas cotizaciones de 1.270 € a la seguridad social y en 2014 pagaría de IRPF 2.704,43 €, de los que 1.393,20 € irían para el estado y 1.311,24 € irían a la comunidad autónoma. Esta persona pagaría en 2016 al estado 1.062,1 €, por lo que ahorraría 331,10 € al año. Esto supone un 1,66% de su renta anual.
Para un sueldo de 30.000 €, (cotizaciones 1.905 €) supondría un ahorro de 674,14 € en 2016, (ya que pasaría a pagar 2.164,5 € al estado en lugar de los 2.838,64 € actuales que van para el estado a los que habría que sumar los 2.589,75 € de la comunidad autónoma). El ahorro de 674,14 € supone un 2,25 % de la renta anual. Téngase en cuenta que a pesar de ser señalados como los grandes perjudicados, tienen un ahorro tanto absoluto como relativo muy superior a los anteriores.
El caso de 50.000 €, (cotizaciones máximas de 2.740,91 €) supone un ahorro para 2016 de 1.345,96 € sobre los 12.337,61 € que se pagan actualmente (6.542,89 € para el estado y 5.196,93 € para la comunidad autónoma). La mejora de la renta disponible es un 2,69% de sus ingresos brutos anuales.
Para el caso de 100.000 € el ahorro en 2016 sería de 3.305,61 €, lo que supone un 3,31 % de sus ingresos. Y para el caso de 200.000 € el ahorro sería en 2016 de 8.189,16 € lo que supone un 4,09€ de su renta.
Pero para que se vea mejor, y siempre teniendo en cuenta que la progresividad se mide por los impuestos en función de la renta, voy a colocar tres gráficos que ilustran perfectamente el sentido de la reforma fiscal.
El primer gráfico, nos da el ahorro en el pago de impuestos en función de la renta y se comprueba fácilmente que el ahorro se dispara para rentas altas.
Esto mismo, lo podemos comprobar también si lo miramos en términos de porcentaje sobre la renta:
Y para comprobar si la norma mejora o empeora la progresividad, no hay más que analizar el antes y el después de las normas; cuanto mayor sea la renta, mayor serán los impuestos. Cuanto mayor sea la pendiente en que suban, mayor será la progresividad, y en este gráfico estaría este caso colocado comparando las situaciones previa y posterior a la reforma:
Creo que con todo esto, queda claro quién se beneficia y quien no, (o por lo menos una primera aproximación porque aún vienen más curvas).