Dado que la valoración realizada por Venture Valiation, no guarda el mínimo parecido con la realidad tendremos que realizar un análisis un poco más en profundidad de tal forma que no es demasiado difícil encontrar las sorpresas.
La primera sorpresa es que las ventas de la compañía ascienden en toda su historia a 823.918 €, concentradas en los ejercicios 2009 y 2008, (479.808 € y 344.110 € respectivamente), sin que se haya realizado ni una sola venta en los ejercicios 2006 y 2007).
Por supuesto, ventas por importe de 800.000 € difícilmente explican beneficios ni la valoración de la empresa, y de hecho son una parte muy pequeña de los 6.704.741 € que la empresa declara en su folleto de admisión al MAB como ingresos de explotación para los ejercicios 2007, 2008 y 2009, (serian 6.776.859 incluyendo el ejercicio 2006).
Esta reducida proporción de ventas aún sería más espectacular si la empresa no hubiese olvidado ingresos que le han permitido cuadrar los resultados por importe de 2.535.649,52 €; es decir, que la empresa ha contabilizado ingresos por importe de 9.312.508,31 € para ofrecernos los resultados antes mencionados.
Este importe de 2.535.649,52 €, se corresponden al crédito fiscal que surge al contabilizar un impuesto sobre sociedades negativos, (ingresos) a lo largo de los ejercicios 2007, 2008 y 2009, generado por la existencia de bases imponibles negativas que generarían derecho a compensación de beneficios futuros en la base imponible del impuesto por importe de 348.799,72 € y por deducciones en actividades en I+d pendientes de aplicar por insuficiencia de cuota por importe de 2.186.849,80 €.
Un primer problema lo encontramos en la explicación de los trabajos realizados por la empresa para su activo, en la que constan amortizaciones activadas por importe de 685.143 €, (entre los ejercicios 2007 y 2009), lo cual es realmente extraño, debido a que las amortizaciones no son más que la imputación a gastos del deterioro del activo. Aún obviando el hecho de que las amortizaciones no tienen sentido en tanto los activos no comiencen a generar rendimientos, (es el caso en la empresa de referencia que no dispone a 31 de diciembre de 2009, ningún protocolo comercializado), la realidad es que no tiene ningún sentido que se active la pérdida del valor del activo. Los efectos prácticos es que se generan deducciones en las cuotas sobre unos gastos que no se han producido.
Por otra parte, en la partida de trabajos realizados por la empresa para su activo, nos encontramos también con la partida de Patentes por un importe de 289.021 €, que simplemente no proceden al no ser ni tan siquiera gastos, no teniendo ningún sentido la activación de un activo, y mucho menos la deducción por gastos en i+d.
Pero más allá de las dudas puntuales sobre estas partidas de los ingresos por el impuesto y el crédito fiscal consiguiente, tenemos que atenernos a lo establecido en la resolución de 15 de marzo de 2002 del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, sólo se podrán contabilizar estas partidas en el caso de que no existan dudas acerca de su recuperación futura. Y la propia resolución aclara que se presumirá que existen dudas en tres casos explícitamente recogidos; afirmando el tercero de ellos: “Cuando se trate de sociedades en las que no se pueda prever razonablemente la aplicación de la deducción por insuficiencia de cuota. Esta circunstancia se producirá, en particular, cuando estén generando pérdidas habitualmente.”
Cuesta imaginar un caso en el que sea más apropiado aplicar esto que el caso de una sociedad que no tiene ningún protocolo comercializado, que no ha facturado importes relevantes, con pérdidas en todos los ejercicios y en un sector y actividad de alto riesgo. Sin embargo,si comprobamos las auditorias, nos encontramos que en 2007, la empresa fue auditada por Rafael Sánchez Carrillo del Pino, que manifiesta una incertidumbre respecto a la recuperación, mientras que en los ejercicios 2008 y 2009 las audita PWC, comunica que la recuperación depende de la consideración de los administradores, a pesar de que no exista aún ningún protocolo comercializado por la empresa en el mercado. Las auditoras por tanto, han ignorado la previsión recogida en la normativa, y han dejado constar la incertidumbre sobre las presunciones de la empresa.
Esto es especialmente grave, porque dada la normativa fiscal actual, las deducciones por i+d sólo pueden alcanzar el 35% de la cuota, lo que significa que la empresa necesitará cuotas por importe de 6.250.000 €, para compensar los créditos iniciales, lo cual supone que necesitará obtener beneficios por importe de 21 millones en los primeros diez años para que estas deducciones sean reales.
Por tanto, existen argumentos claros y contundentes para eliminar estos 2.535.650 €, tanto de balance como de los resultados, de forma que el valor en libros, debería ser (sólo por esto), de 4.775.663 €, lo que nos daría el resultado de que el valor del debut sería prácticamente 4 veces el valor en libros. Impensable para una empresa que con este ajuste pasaría a tener unas pérdidas hasta ahora de 1.263.097,52 €.
Más controvertido puede ser el caso de los 5.733.145,85 € en concepto de ingresos derivados de trabajos de la empresa para su activo que están sujetos a las mismas normas para ser considerados y sobre los que también muestra PWC una incertidumbre, (no el anterior auditor). La empresa manifiesta que “no existe ningún riesgo importante que pueda suponer cambios significativos en el valor de los activos o pasivos en el ejercicio siguiente”, lo cual es cuando menos discutible, en el caso de una empresa que no ha tenido beneficios en su historia, en un sector especialmente arriesgado, en un momento especialmente delicado. Es difícil encontrar una casuística menos arriesgada. En todo caso, si la empresa no ve riesgos, a lo mejor sabe algo que no cuenta, o simplemente, (bien porque no quiera, bien porque no le interese), no es capaz de ver lo que es a todas luces evidente.
Por supuesto no ayuda que en esta partida nos encontremos incluso las amortizaciones, lo cual nos lleva a la curiosa paradoja de que la empresa activa la depreciación del activo, lo cual por definición nos lleva a plantearnos la seriedad de las imputaciones y si estas no responden a un curioso ejercicio: La empresa activa gastos de personal, que deduce como gastos en i+d, estos gastos se deprecian, y la empresa los vuelve a activar, de forma que tenemos otra vez la deducción y una disminución irreal de las perdidas.