La gran obsesión del BCE, (y del resto de los bancos centrales), parecen ser los temidos efectos de lo que se viene a llamar efectos de segunda vuelta o de segunda ronda. Esto supone que cuando “por cualquier motivo”, (usando las palabras de Trichet en la rueda de prensa de la reunión de mayo de 2011), sube el precio de los bienes de consumo, es importante evitar que las empresas suban sus precios adaptando sus costes y que a su vez suban los sueldos para recuperar la situación previa.
En realidad, jamás acabé de entender porque se llaman efectos de segunda ronda, porque lo más normal es catalogarlos como “efectos”. Es decir, tras cada decisión o suceso tendremos una serie de efectos que dependerán de las decisiones tomadas y de las circunstancias en cada momento. Es decir, cuando hablamos de un sistema económico hablamos de un sistema que se encuentra en constante evolución en todos y cada uno de los momentos.
Por tanto, cuando el BCE habla de evitar “efectos de segunda ronda”, está intentando lo imposible; porque toda y cada una de las decisiones tiene efectos. Aunque desde luego también puede estar intentando que los efectos sean otros distintos a los que menciona.
Si de repente sube el petróleo, suben las materias primas, o suben los tipos, sea por la razón que sea, esto tendrá efectos posteriores en la economía, desde el punto y hora de que impacta sobre una parte importante, (por no decir, sobre la totalidad de la sociedad); la importancia de estos efectos dependerá de la situación en cada momento y de las decisiones tomadas. Y teniendo en cuenta todo el panorama, estaremos en una situación nueva, en la que todo a su vez generará otros efectos. Y así hasta que la economía sea algo estático y no evolutivo, lo cual no ha ocurrido jamás.
Como comenté, entre el jueves y el viernes se manifestaron de forma muy clara unos hechos que muestran a las claras las intenciones y deseos del Banco Central Europeo. El jueves recordemos que oficialmente suavizó su lucha contra una inflación derivada del incremento del precio del petróleo y el resto de materias primas. Tras suavizar esto, nos encontramos con que los mercados (en contra de lo que se podría esperar si nos creemos la ortodoxia del banco central) de materias primas se derrumbaron.
El viernes asistíamos a la rectificación del Banco Central Europeo, que manifestaba que se le había entendido mal, y que Sí iban a luchar contra la inflación; lo cual significó apoyar a los mercados de materias primas. Pero es que además los Bancos Centrales de todo el mundo se han reunido para tratar los desplomes de los mercados de materias primas, reunión de la que no se tienen noticias, pero que previsiblemente ha aprobado algún tipo de intervención sobre las distintas monedas, porque tanto el euro, como los mercados de materias primas se recuperan en la noche del domingo, a pesar de que las noticias del fin de semana no han sido precisamente propicias para esto.
Pero sobre todo lo que han transmitido es claramente la idea de que van a luchar por “la inflación”, (lo que todo el mundo entiende que apoya los precios del petróleo), y han soltado una cosa curiosa: Nos manifiestan que existe una cierta correlación entre la plata y el petróleo. A la espera estoy de ver los análisis que van a salir tratando de relacionar estos dos elementos, sin usar la política de los bancos centrales, ni la especulación, de tal forma que ingeniosamente que se demuestre sin duda alguna la relación entre estos dos activos que no tienen absolutamente nada que ver, ni en el origen, ni en el destino o usos, salvo evidentemente el uso especulativo. Pero por lo de pronto este análisis no es necesario. Es tan simple la manipulación que hasta da vergüenza: Se interviene en el mercado de la plata, se habla de la recuperación y se suelta la frase mágica de que “se aprecia cierta correlación”; y ya está. Es así de simple. ¿Por qué la plata?. Pues porque fue el primer mercado que cayó y por tanto el primero que había que recuperar. Si hubiesen sido los pepinos; pues ya está.
El caso es que con todas estas tácticas lo que están haciendo es crear en un primer momento inflación; pero lo curioso es que el “lo que sea” o “el primer efecto”, es importante porque es lo que ha creado el Banco Central Europeo, (y lo hago extensible al resto de los bancos centrales), que están haciendo lo posible por crear burbujas. Y ante este interés en lograr que los mercados de materias primas suban, (o la rapidez con la que se evitan que bajen, a pesar de que oficialmente todo el mundo nos cuente la necesidad de contener la inflación), lo que tenemos que tener claro es que es absurdo plantear “los efectos de segunda vuelta”.
Si por las actuaciones de los bancos centrales suben los precios de determinados bienes, el poder adquisitivo de los consumidores se resiente inmediatamente. Esto es así porque los precios suben “por lo que sea”. Tras estas medidas, la siguiente situación dependerá de las decisiones:
Si los ingresos de las personas se adaptan a la nueva situación tendremos efectivamente una situación de inflación; ya que en principio los consumidores no tendremos pérdidas de poder adquisitivo. Por supuesto, tenemos que entender que esta inflación no habrá sido creado por los sueldos sino por el “lo que sea”, que básicamente significa una forma pelín cutre de los bancos centrales de explicar lo que en realidad significa “nosotros”.
Sin embargo, una vez consumadas las medidas que significan que el poder adquisitivo de los consumidores quede dañado, bien por las subidas de materias primas, bien por las subidas de impuestos, bien por las bajadas de sueldos, (tanto los públicos que se aprueban directamente como los privados que se bajan mediante toda suerte de trucos), prestaciones o bien por una combinación de todas ellas, lo que se consigue no es evitar la inflación, sino que más bien se genera una situación en la que todo el mundo tiene que adaptarse a la nueva situación procediendo a ajustar la demanda de una economía para hacer frente a este impacto. Por que al final resulta que por mucho que nos cuenten los precios de los demás productos no tienen nada que ver con los costes, sino con el esquema de demanda y oferta; (da igual que salga más caro transportar los playeros al centro comercial, el precio de los playeros dependerá de lo que se puede o se está dispuesto a pagar por ellos; y si los consumidores no podemos, el problema es para la empresa)
Cuando el BCE trata de mantener la inflación inalterada, tras llevar a cabo políticas que implican la subida de productos necesarios para la población, (tanto viviendas, como alimentos, energía o costes financieros), lo que está buscando es que a pesar de que exista el mismo dinero en la economía este se reparta de otra forma, (Si unos agentes cobran más y otros tienen menos renta, lo que se consigue oficialmente es un traspase de renta de un lado a otro).
Y en la práctica, cuando a la ecuación le añadimos la concentración de la renta y la salida de fondos a los fondos especulativos extranjeros, lo que tenemos es una situación de deflación, que no se llama deflación porque parece que con tal de cambiar el nombre ya evitamos tal situación. De esta forma tenemos conceptos nuevos tan curiosos como la desinflación, (como si la bajada de precios de unos bienes que habían subido de precio antes no fuese una bajada de precios, ni tan siquiera en el caso de que sean otros los precios de otros bienes los que bajan), o incluso y más llamativo el que he descubierto en un análisis a cuenta de la situación previsible para Grecia
En definitiva, lo que están buscando los bancos centrales no es otra cosa que la subida de todos aquellos activos susceptibles de ser considerados como bienes financieros, acompañado de una bajada del precio de todos aquellos activos que no lo sean, para conseguir una recuperación estadística de la economía, (aunque asimétrica), a la vez que mantener equilibrados en conjunto los precios, aún a costa de generar lo que no ha sido jamás distinto que un proceso de deflación, o como quiera que se llame ahora la situación en la que empresas cobren unos precios menores por sus productos, a la vez que las personas tengan unas rentas menores.
Y si lo queremos ver de otra forma, me gustaría que nos quedásemos con el mensaje de Trichet en calidad de portavoz de los Bancos Centrales del G-20 confirmó el interés de los bancos centrales en combatir la inflación y evitar que las tensiones en los precios se transmitan a otros precios. Lo cual es un mensaje alto y claro: ¡A los de los precios de las energías, adelante!; a los otros…
Recomendaría comprar petróleo, pero es que este plan de los bancos centrales es absurdo de todo y por tanto lleva al desastre, (y sabe dios cuando se les viene abajo el chiringuito). Recomendaría ponerse corto en petróleo, pero es que por muy absurdo que sea el plan es el de estos personajes, y desde luego mucha gente se lo va a creer, (mientras no se caiga abajo el chiringuito).
Pero lo que está claro es que en manos de personajes de esta calaña, con estos argumentos y que de alguna forma hemos dejado todo el poder a otros que simplemente tragan con todo esto por ganar cuatro duros; el problema no es explicar la crisis. El problema, la dificultad y lo que no soy capaz de entender de ninguna forma es CÓMO ES POSIBLE QUE AGUANTEMOS.
Pd. Ya que estamos vuelvo a pedir difusión para todas las iniciativas en las que me estoy metiendo:
La lotería de las gasolinas. (propuesta por un servidor); la campaña de “no les votes”; (yo he decidido votarle a la Asociación Progresista de Culleredo, partido del que no tengo ni puñetera idea, y del que niego a investigar absolutamente nada, ni tan siquiera a leerme el programa electoral; la realidad es que es el único que se presenta que no es PP, PSOE, IU o BNG; y por tanto es lo que queda. Es posible que sea tan malo o peor que los mencionados, pero en este caso la verdad es que se merece el voto, porque ser peor que los mencionados es algo que tendría que llevar mucho curre. ¿Qué gana y es peor?. Pues hombre, ya sólo me queda mudarme al Polo Norte que parece que el ambiente es mejor.
Y por supuesto, la manifestación del domingo organizada por Democracia real ya; me pilla de viaje pero ya veré en que ciudad voy.