A las 9 de la mañana del 4 de julio de 2011, se publica el dato de paro de junio en España, donde nos hemos encontrado que el desempleo ha bajado en 67.858 personas. En Cotizalia, nos encontramos con el siguiente titular: “El paro se redujo en 67.858 personas durante junio por las contrataciones de verano”.
En el citado artículo nos encontramos las declaraciones de Mari-Luz Rodríguez, secretaria de estado de empleo, calificando tal dato como de “buena noticia”, y animan al gobierno a seguir trabajando porque cada vez más personas están trabajando y menos buscando empleo.
Pero un poco más tarde nos encontramos con la noticia que nos explica que la seguridad social perdió 5.612 afiliados en junio, también recogida por todos los medios.
En esta ocasión en el desarrollo de la noticia, el secretario de estado de la seguridad social, (al igual que la de empleo, dependiente del ministerio de trabajo e inmigración), reconoce que junio suele ser un mes de transición, y que por otra parte el ajuste en el sector público y la crisis del pepino explican esta bajada en la afiliación.
Es de los pocos días donde se puede ver el cachondeo de las explicaciones de los políticos acerca de un determinado tema. De la misma forma, es de los días donde podemos entender perfectamente que cuando decimos que las estadísticas mienten, en realidad tenemos que entender que en realidad son las personas las que mienten y para ello se basan en las estadísticas.
Pero quizás la mayor utilidad de esta anécdota es para entender la necesidad de utilizar toda la información disponible, si queremos obtener una información correcta y adecuada. Del análisis de una sola variable o dato, nunca o casi nunca podemos extraer información concluyente, ya que en el mejor de los casos nos serviría para descartar ciertos escenarios.
Cuando recibimos el dato del paro registrado en junio, tenemos que tener en cuenta que una bajada en el paro puede significar varias cosas; por supuesto una de ellas, y muy obvia es que se esté creando empleo. En este caso estaríamos ante una gran noticia, porque estaríamos ante el caso que la secretaria de estado de empleo nos plantea.
Pero por supuesto, una reducción del número de parados registrados puede significar otras muchas cosas. Por ejemplo, puede significar que muchas personas hayan decidido ya de inscribirse en el inem o incluso que hayan desistido de encontrar empleo. Puede ser que se haya hecho un incremento de los cursos, o incluso que estemos ante una situación en la que se haya incrementado el subempleo, (empleos por un número muy reducido de horas).
Sin embargo, de todas las explicaciones a un descenso del paro, (o a una subida) del paro, nos encontramos siempre con la misma explicación; una bajada de la tasa de paro, significa que el mercado de trabajo se recupera, mientras que una subida de la tasa de paro se identifica con un deterioro del mercado laboral de forma automática.
Y es en estos momentos cuando de repente nos encontramos con paradojas y situaciones tan absurdas como las de hoy. Se coge el dato del paro, y se asume inmediatamente que el empleo ha ido bien, y en consecuencia, se trata de conseguir ahora una justificación a porque ha ido bien; y en este caso no es otro que “el buen hacer del gobierno”, o bien “el verano” según nos interese la razón.
Y un poco más tarde, en otro despacho, aunque incluso estemos en el mismo ministerio, nos encontramos con una explicación completamente distinta, y con un dato que contradice totalmente la explicación inicial y se nos suelta que hay menos personas trabajando en junio, (a pesar de que inicialmente se consideraba que existían más trabajadores). Por supuesto, en este caso, repetimos el proceso pero al revés. Como antes tocaba explicar la creación de empleo, ahora toca explicar la destrucción de empleo.
En este caso las explicaciones van a cuenta del pepino, y del mes raro que según parece es junio, o de que el gobierno lo esté haciendo fatal, (según le interese a cada uno).
En todo caso, estos datos llegarán a los periódicos que como mucho se limitarán a poner las noticias, una después de la otra, para que los analistas cojan la que más interesa en cada momento y hora. Y lo peor es que luego llegará alguien que tenga que basar sus decisiones en este campo y acabará tomando la interpretación sesgada, del análisis incompleto del dato particular en lugar de mirar todo el escenario.
El problema es que volviendo para atrás el diagnóstico con frecuencia está equivocado, lo que nos hará tomar decisiones equivocadas, lo que a su vez llevará a que la situación empeore con las recetas que erróneamente se prescriban.
Además tenemos que entender que este proceso no es algo específico de esta estadística, sino que la inmensa mayoría de expertos y organismos, aplican el mismo esquema mental para todos y cada uno de los análisis que nos encontramos.
De esta forma, si el IPC sube, inmediatamente asumimos que estamos en una situación de inflación, (al igual que la tasa de paro es uno de los indicadores del mercado laboral y no el indicador, olvidamos que el IPC es uno de los indicadores de la inflación y no el indicador), y luego como asumimos que siempre que hay que luchar contra la inflación, toca subida de tipos, pues tenemos la decisión tomada.
Lo mismo ocurre con el PIB, de tal forma que la subida del PIB implica que nos estamos recuperando, y en consecuencia ya podemos dejar de hablar de recesión, aunque la situación sea hoy dramática.
Claro que lo que parece no recordar nadie es que engañándonos, no vamos a llegar a ningún lado, y de hecho, con errores (o manipulaciones, según la intencionalidad del que interprete el dato), lo único que hacemos es distorsionar el diagnóstico, errar la medicina y en consecuencia, llegar a un desastre completamente inesperado.