Las mayores críticas que llevo en los post donde trato de explicar la locura de establecer la prioridad absoluta de pago para los títulos de deuda pública y operaciones de crédito es que parece ser que estoy sugiriendo que no se debe pagar. De hecho, el principal argumento de la introducción en esta medida es precisamente ofrecer la garantía de que España puede pagar sus deudas.
Pues juro que no entiendo ni esta crítica, ni por supuesto este enfoque. Y para esto voy a tratar de usar una analogía modificando sólo una letra en la frase y voy a proponer una discusión sobre la “prioridad de paso”. Todos los que somos conductores, y una inmensa mayoría de los que no, conocemos, (o debemos conocer), que cuando llegamos a un cruce en el que debemos pasar dos o más vehículos tenemos unas reglas que nos dicen quien pasa primero y como se pasa. Ante la ausencia de ningún tipo de señal, indicación de agente de tráfico y ante los mismos vehículos, todo el mundo sabe que el que sale por la derecha tiene preferencia de paso. Y a nadie se le ocurre pensar que estableciendo preferencia, se está pidiendo que ¡el de la izquierda no salga!.
Y si mañana digo que no siempre tiene que tener preferencia el de la derecha, sino que en determinadas ocasiones, es necesario colocar semáforos, un agente, dar la prioridad a otro, o colocar una glorieta; supongo que tampoco nadie entenderá que lo que estoy diciendo es que los que vengan por la derecha se van a quedar en el cruce para siempre.
Siguiendo este ejemplo; ¿Qué pasaría si mañana pedimos que en la constitución ponemos que la prioridad absoluta de paso en los cruces corresponde a los que salen por la derecha sin excepciones?. Evidentemente solucionamos muchos problemas, porque no necesitaríamos señales, no necesitaríamos semáforos, ni glorietas, ni ningún tipo de regla adicional. Pero la pregunta es ¿Estamos diciendo que todos los coches han de pasar por el cruce?.
Realmente lo que estaríamos diciendo es que en este cruce sólo pasarían los coches que tuviesen prioridad absoluta, y el resto a esperar hasta que los primeros acabasen de pasar. Evidentemente suavizaría las colas en la carretera que llega con prioridad absoluta, pero dejaría sin poder pasar a todos los demás.
En aquellos cruces de carretera típicos de las películas de terror, donde tan sólo circula la pareja perdida y el psicópata de guardia que parece existe en todo sitio sin tráfico a la redonda, la regla de prioridad no plantea problemas; difícilmente tendremos que parar para ceder el paso, y en tal circunstancia será parar muy brevemente para que pase uno o un par de coches. Pero el problema es cuando unimos carreteras bastante transitadas, o cuando cualquier circunstancia origina un embotellamiento de tráfico. Pues si a un cruce llegan 3 carreteras transitadas, y establecemos la preferencia absoluta de la carretera 1; lo que estamos diciendo es que los coches de las otras dos carreteras no cruzarán jamás, ni tan siquiera las ambulancias.
Y esto es lo que he tratado de decir; porque negarse a establecer una prioridad absoluta de paso, no es obviamente negarse a que vayan circular coches, sino literalmente negarse a que en el caso de problemas de circulación, exista una prioridad absoluta, porque vetaría automáticamente a todos los demás.
En el caso del punto 3 del artículo 135 propuesto en la reforma de la constitución, lo que he dicho hasta la saciedad es que ante el mínimo cierre de mercado, supondría que el estado no puede pagar otra cosa que no sean títulos de deuda pública y sus intereses y operaciones de crédito formalizadas.
Lo que no acabo de entender es como se ve en la crítica a la prioridad absoluta de los títulos de deuda y operaciones de crédito, la idea de “no se quiere pagar”. Tan sólo se puede explicar desde el punto de vista que sólo se entiende esta deuda.
Es decir; no se entiende como deuda el hecho de que el estado deba dinero a un médico, policía o juez, por su trabajo. No se entiende como deuda el hecho de que el estado deba dinero a un pensionista porque ha cotizado toda su vida. No se entiende que el estado deba dinero a un autónomo que ha arreglado una carretera. No se entiende como deuda el recibo de electricidad o teléfono del estado.
En una situación de problemas bancarios, el estado asumió una obligación de garantizar los depósitos hasta 10.000 millones. Pues en esta situación, tampoco se considera como deuda, porque quién tiene un depósito no tiene un titulo de deuda, ni tampoco ha formalizado un crédito con la administración. ¿le damos prioridad al inversor que cobra una prima de riesgo frente al que buscando seguridad se conforma con una rentabilidad menor?.
Se habla de compromisos, pero todos hemos estado pagando impuestos mucho tiempo, (y los seguimos pagando), y los pagamos porque se espera recibir algo a cambio. Es decir yo pago impuestos porque espero que si un día estoy mal, tendré un hospital. O los pago porque si un día tengo problemas espero unas prestaciones mínimas, (lo que aparece en la parte que no se cumple de la constitución). O los pago, porque espero que si un día tengo que ir a un juez, estos existan. Los pago para evitar que me atraquen. Pago impuestos para que vigilen y regulen a los bancos. Y efectivamente, (antes de que rebatan) soy consciente de que pago impuestos y recibo algo que en demasiadas ocasiones es muy mejorable. Pero ¿estos compromisos no son una deuda que el estado tiene con cada uno de los ciudadanos?.
Es que no lo entiendo y a ver si alguien me lo aclara. La prioridad absoluta de los títulos de deuda y las operaciones de crédito, significa que en caso de problemas todos los compromisos quedan pendientes y supeditados al cumplimiento íntegro de los deudas que se IDENTIFICAN con un colectivo en particular. Porque al final, todo el que pretenda cobrar de la administración ES TAN ACREEDOR DE ELLA COMO EL POSEEDOR DE UN TÍTULO DE DEUDA O LA ENTIDAD FINANCIERA QUE HA FORMALIZADO UN CRÉDITO. ¿no?.
Volviendo al tráfico, yo entiendo el coñazo de estar parado en un semáforo y que incluso a veces tenga que esperar dos o tres veces a que se abra para pasar, (sobre todo cuando llego tarde a algún sitio), o aquello de tener que hacer malabares para dejar pasar una ambulancia. Evidentemente preferiré que la carretera por la que vaya yo siempre tenga PRIORIDAD ABSOLUTA; pero difícilmente lograré justificarlo porque esto es porque me interesa la fluidez del tráfico, a menos que de alguna forma considere todas las carreteras por las que yo no voy, (las que no tienen prioridad en ningún caso), inexistentes, carentes de importancia o inútiles.