El infinito cansancio y aburrimiento que ya provoca -al menos en mí- el debate acerca de la independencia de Cataluña, a veces, sin embargo, da un respiro en forma de las curiosas y hasta divertidas declaraciones de algunos de los paladines de esa independencia.
En esa sucesión de cartas a los Reyes Magos que van definiendo lo que será la futura República Catalana se desprende la idea de que las pensiones de los jubilados catalanes de hoy en día correrán a cargo de la Seguridad Social española, pues -según creen- tienen y tendrán derecho a ello ya que cotizaron a la misma cuando eran trabajadores "españoles" activos por lo que la Seguridad Social española tendría una "deuda" con ellos hasta que se mueran.
Pues bien, me pregunto de dónde habrá salido semejante idea que no se sostiene de ninguna manera. Y no sólo porque resultará inviable políticamente pues no parece sensato imaginar que en caso de que la independencia catalana vaya adelante, el Estado español se someta graciosamente a tal pretensión, sino por una razón económica. Y es que el sistema de Seguridad Social española es un sistema de REPARTO no de CAPITALIZACIÓN, lo que significa que con las contribuciones de los activos de cada periodo se sufragan las pensiones de los inactivos en ese mismo periodo, de modo que por haber contribuido en el pasado al sistema, un trabajador no ha acumulado derechos a recibir una pensión como si hubiese ahorrado en una cuenta o depósito a plazo el importe de sus cotizaciones. En un sistema de reparto, en cada perido de tiempo, los jubilados que están DENTRO del sistema tienen derechos sobre las cotizaciones que han aportado en ese perido los activos que están DENTRO de ese sistema, por lo que los jubilados catalanes tras la independencia tendrán derecho a unas pensiones que procedan de las cotizaciones de los trabajadores catalanes, pero no -pues ya estarían FUERA del sistema- a las cotizaciones de los trabajadores del resto de España, que sería tras la independencia otro país, y otro sistema de Seguridad Social compuesta de trabajadores españoles y pensionistas españoles. Dicho de otra manera, la Seguridad Social española no tendría ninguna deuda pendiente con los jubilados catalanes tras la independencia, por lo que esa pensiones de los jubilados catalanes correrían enteramente a cargo sólo y exclusivamente de los trabajadores catalanes desde el mismo momento de la independencia (a menos, claro está que se pactara -violando los principios del sistema de reparto- que los trabajadores españoles en activo tuviesen que dar parte de sus cotizaciones a los jubilados catalanes).
Y eso no es "injusto" ni "justo": es sencillamente una consecuencia de las reglas de un sistema de reparto en que las cotizaciones del periodo pagan las pensiones del periodo. Las cotizaciones de los catalanes en el periodo que empiece tras la independencia de Cataluña habrán de pagar las pensiones de los inactivos catalanes. Cierto que los actuales jubilados catalanes contribuyeron a sufragar las pensiones de los trabajadores españoles (incluyendo los catalanes) cuando estaban en activo, y habrían por ello adquirido el derecho a recibir una pensión ahora que ya no están en activo, cierto, pero quien deberá generar el fondo para pagarles tras la independencia deberán ser los trabajadores en activo de la República Catalana. Esa es la lógica de un sistema de reparto. El plantearse que debiera ser la Seguridad Social española la que corriese con los gastos en pensiones de esos jubilados carece de sentido económico, pues ¿en qué cabeza cabe que la Seguridad Social española (o sea, los trabajadores en activo españoles) aceptase la responsabilidad por los pensionistas catalanes cuando los trabajadores en activo catalanes hubiesen abandonado el sistema dejando de contribuir al sostenimiento del mismo?.
(Cabe imaginar una "solución" transitoria -y muy problemática de estructurar- que plantearía que la Seguridad Social española transfiriese (¿durante cuánto tiempo?) a la futura Seguridad Social catalana la diferencia entre las cotizaciones que deja de percibir por la salida de los trabajadores catalanes del sistema tras la independencia y la cantidad que les correspondiese a los jubilados catalanes si siguiesen en el sistema español)
Finalmente, una última cosa y es que lo recién dicho sucederá sólo si la futura Seguridad Social catalana se articula como un sistema de reparto, ya que si siguiendo los consejos de los economistas neoliberales que son los "cerebritos" del "procés", la futura República Catalan opta por un sistema de seguridad social de capitalización y no de reparto, el futuro de las pensiones de los actuales jubilados catalanes sería con seguridad bastante problemático.
ADDENDA: Ante los comentarios que me han llegado acerca de la corrección de mi argumentación en la que se me señala que la independencia de Cataluña no supondría otra cosa que la extensión a los pensionistas catalanes del tratamiento que la Seguridad Social española da a los trabajadores extranjeros que una vez estuvieron en el sistema, sólo quiero señalar que no la veo muy factible. Y por supuesto lógicamente absurda dentro de las reglas de un sistema de reparto. Imaginemos que los catalanes independentistas tienen éxito y que, estimulados por ello, también sucede lo mismo con los de Euskadi y Navarra, y ¿por qué no?, también de paso se independizan la Comunidad Valenciana y las Baleares (que formarían así por fín los Països Catalans), e incluso Canarias, Galicia y Andalucía, que hay independentistas en todas esas regiones. Pues bien, en tal caso improbable pero no imposible ¡Pobres trabajadores españoles (o sea, los madrileños, castellanos, extremeños, murcianos, aragoneses, asturianos y cántabros, ceutíes y melillenses)! ¡Lo que tendrían que "currar" para pagarles las "legales" pensiones de sus otrora compatriotas!.
Pero, llegados a este punto, tengo que decir que viviendo como vivo en Madrid, no dudaría en descubrir que yo soy también independentista y me afiliaría sin la menor duda al PLIM (Partido Libertario Independentista Madrileño) reclamando la independencia pues estaría más que claro que "Espanya" nos estaría robando, ¿no? Creo que al grito de "A mí PLIM", la independencia de Madrid respecto a España estaría garantizada. Y, ¡hala! ¡a cobrar las pensiones de las cotizaciones de los "españoles" que quedaran en esa miniEspaña! Ante este estado de cosas, no sé si los demás "españoles" querrían seguir siéndolo, pero me da que no, a tenor de las facturas que tendrían que ir pagando a sus ex-compatriotas. No creo que el amor a la marca España de para tanto.
Cierto que este "efecto domino" que acabaría con España (y de paso con su sistema de Seguridad Social) es un experimento mental, pero...¿quién sabe? Más vale estar preparados, Así que, por si acaso, si alguien de aquí de Madrid quiere montar el PLIM, que me avise.
Fernando Esteve Mora