Entre el tráfago de respuestas ante la "debacle" de la investidura de Pedro Sánchez, me han llamado la atención aquellas que se han emitido desde los ambientes de la sedicente izquierda cultural e intelectual. Periodistas, tertulianos, abogados, actores, novelistas, cantantes y músicos, pintores, directores de cine, etc., muy de izquierdas todos ellos, no tienen el menor empacho en afirmar que, caso de que las izquierdas (o sea, el PSOE y Podemos) no logren alcanzar un acuerdo y tengamos que ir de nuevo a elecciones, "ellos" no se dignarán (y subrayo la palabra) a ir a votar. Por hastío. Por aburrimiento.
Y, a lo que parece, esa "respuesta" puede tener amplio eco entre los votantes de izquierdas pues, según afirman politólogos y sociólogos de los procesos electorales, el desánimo cunde relativamente más entre los votantes de izquierdas que entre los de derechas a la hora de tener que volver a cumplir el "deber" democrático de votar en casos como el que afectan a España en estos momentos. Esto, para mí, es sobremanera paradójico y me incita a tratar de analizarlo desde la Economía.
Si bien no es enteramente válida, o sea, no explicando ni mucho menos completamente el comportamiento electoral de los individuos, todos los economistas están de acuerdo en que los "costes de oportunidad" de ir a las urnas influyen negativamente en el comportamiento electoral. Creo que casi todo el mundo aceptará que si votar supone dos horas de viaje o una espera de cinco horas en una cola, sólo los "muy cafeteros", o sea, los muy comprometidos con la democracia votarían. Sencillamente, el "precio" de votar sería muy alto, y correspondientemente, como la Ley de la Demanda establece, la "cantidad demandada" de democracia, o sea, de procesos electorales o la participación en los mismos, disminuiría.
Pues bien, apliquemos al pie de la letra esta hipótesis a lo que estos "referentes culturales " de la izquierda están diciendo. Si ya dicen hoy que no van a votar el día 10 de noviembre, caso de que no haya acuerdo entre PSOE y Podemos (cosa que, por cierto, veo difícil mientras siga al frente de este último partido su "amado líder", don Pablo Iglesias Turrión, cuyo referente intelectual en Ciencia Política parece ser Juego de Tronos antes que Maquiavelo...y así les ha ido en los últinos tiempos) , es porque para ellos levantase a votar un domingo les "cuesta" tanto que hacerlo más de una vez por año se les antoja un exceso.
Y, cierto, es lugar común que los "artistas" e intelectuales de izquierdas disfrutan mucho de las noches. Supongamos que así lo fuera, pero me haría dudar de sus convicciones políticas de izquierdas el que ya prevean que no van a ir a votar porque ello les supondría el no estar de fiesta la noche anterior al 10 de Noviembre. Y esto lo generalizaría por supuesto a "todos" los votantes de izquierdas que, aunque "no artistas", tan marchosos como ellos, que se plantean no votar en esa fecha porque es un "aburrimiento" repetir lo que hicieron el 28 de abril. De nuevo, ¿tan costoso es levantarse para ir a votar? Sí, ya se que los de derechas están acostumbrados a hacerlo para ir a Misa, pero tampoco parece que levantase tres veces en un año un domingo en un estado medio normal parece un exceso de compromiso con la Democracia. Se me ocurre a quienes afecte esta "variable" en su decisión de ir a votar, el recomendarles que se metan una rayita más, para aguantar un poquito más, lo suficiente como para que puedan ir a votar sin dormir. Vale, bien, ya se que lo que acabo de decir es una ocurrencia...o, mejor, una maldad.
Pero dejar de lado -salvo para unos pocos casos la variable "precio"- eso no significa que no se pueda entender o mejor explicar lo que aquí se intenta. Y es que, además del "precio" o coste de oportunidad de votar, en la demanda de participación en los procesos electorales de las gentes influyen otros factores. Por ejemplo, y obviamente, las "preferencias" políticas. El que los sedicentes izquierdistas afirmen que no van a repetir con esa tediosa costumbre de votar a la izquierda, me lleva a pensar que -quizás- en el fondo preferirían no hacerlo. ..y que en su fuero interno preferirían que en este país mande siempre la derecha. Habiendo tenido que vivir lamentablemente los mejores años de mi vida bajo la dictadura penosa, estúpida, inmoral y fea de Franco, me dí cuenta de que muchos "artistas e intelectuales" viven y medran bien bajo ese tipo de regímenes políticos. Sencillamente son aquellos que, careciendo de otros "dones", en el fondo saben que "contra Franco vivían mejor". Y ahora, de igual manera, vivirían mejor objetivamente contra el llamado Trifachito de Casado,Rivera y Abascal ocupando el poder.
Por último, quisiera referirme a una última "explicación" económica de esa "amenaza" con no votar por parte de los referentes de la izquierda. Y es, curiosamente, la "irracionalidad". Como ha expuesto de forma definitiva Jean Gimpel en un libro titulado "El artista, la religión del arte y la economía capitalista", allá por el siglo XIX los artistas lograron cambiar su situación en el mercado laboral de una forma sobremanera curiosa: convenciendo a todo el mundo que estaban locos, que eran irracionales. O sea, que, a diferencia de los artesanos y obreros, estaban "tocados por los dioses", de modo que para con ellos las leyes del mercado no contaban. Y, como ha mostrado la Teoría de Juegos, comportarse irracionalmente puede ser, paradójicamente, la manera más racional de comportarse en situaciones de monopolio bilateral. O sea, cuando hay un solo comprador y un solo vendedor.
Dicho de otra manera, puestos a sacar el mayor precio a lo que vende (por ejemplo, un cuadro), comportarse aparentemente de modo irracional desde una perspectiva económica en mercados donde hay muchos vendedores y compradores, puede ser la mejor -o sea, la manera más eficiente- de comportarse para el Artista-vendedor (incluyendo comportamientos como quemar la propia obra, como sucedió a veces) a la hora de relacionarse en mercados con pocos compradores. Desde esta perspectiva, el avisar de que ya no van a votar en Noviembre no sería sino una más de esas aparentes "estupideces" que -para los que no lo somos- caracterizan al comportamiento de los artistas en las economías capitalistas desde el siglo XIX, o sea, desde que apareció el Artista, así con mayúscula, que por definición ha de distinguirse/separase del resto de gentes para serlo, o sea, que su comportamiento ha de diferenciarse del comportamiento racional o normal de los que somos meramente "masa" informe no tocada por la divinidad del Arte. Se trataría de un comportamiento muy artístico o infantil, recuérdese que hoy los artistas se enorgullecen de ser como niños, pues es el típico recurso de los niños malcriados ante los mayores cuando estos no hacen lo que ellos quieren: o se hace lo que quiero o te castigo con una rabieta. O sea, que nuestros infantiles artistas e intelectuales de izquierdas, sobrados en su creencia en su autoridad moral les estaría diciendo al PSOE y a Podemos que o llegan a un acuerdo o se enfadan y dejan de votar. Estúpido e infantil.
Un artista "comme il faut" puede condescender una vez con votar con el pueblo, pero no puede pedirsele que repita. ¡Hasta ahí podía llegar! El problema está en que este comportamiento artístico o "bohemio" no afecta solamente al reducido número de los artistas, sino también a los que se creen que lo son porque desde su más tierna infancia sus papás les dijeron que lo eran. O sea, a los que desde hace años se les conoce como BoBos, o sea, bohemios burgueses ("Bohemiam Bourgeois"), que son un porcentaje respetable de las clases medias y de los votantes de izquierdas.
Fernando Esteve Mora