Chipre, Ucrania, Cataluña. Crónica de un futuro anunciado.
Fernando Esteve Mora
Previsión a medio plazo (10años):
Cataluña, tras un referéndum pactado una vez que los independentistas supongan más del 60-65% de la población, se independizará de España y, de paso, de la Unión Europea (cosa que parecen olvidar los independentistas).
Ello dará lugar a una guerra económica entre España y Cataluña pues de ello, o sea de que Cataluña no tenga éxito económico, depende la supervivencia de España como nación, pues es evidente el "efecto-demostración" de una República Catalana exitosa en la potenciación de los movimientos nacionalistas e independentistas en el País Vasco más Navarra, Baleares, Valencia y Galicia. Los costes de esa guerra económica llevaran a parte de la población catalana (conformada no sólo por no-independentistas sino también por independentistas "tibios") a su creciente desafección con la nueva república.
Tras un periodo conflictivo con brotes de violencia creciente dentro de la "nueva" Cataluña entre esas dos facciones (una apoyada oficialmente por el Govern de la Generalitat independiente, y la otra apoyada "en la sombra" por el Gobierno de España) y para evitar que esa violencia interna llegue a mayores (o sea, a una confrontación civil al estilo de lo que hoy acontece en Ucrania), y auspiciada por la Unión Europea, Cataluña se fraccionará en dos zonas a la manera de lo que sucedió en Chipre (donde hay dos zonas, una turcochipriota y otra grecochipriota) entre una zona española y la república catalana, lo que conducirá a una separación social, cultural y económica más profunda entre España y la nueva Cataluña, lo que hará aun más inviable la incorporación de ésta a la Unión Europea, pese a las presiones a favor, pues nunca podrá sortear el veto de España.
La Economía del Conflicto señala que si dos rivales tienen las mismas o similares expectativas acerca de los resultados de un conflicto, este no se daría pues, de modo pacifico podrían mediante negociación pacífica llegar los contendientes al mismo resultado al que llegarían con un conflicto violento, sin pagar los siempre elevados costes del uso de la violencia. Dicho en jerga económica. si los actores tienen información perfecta y no hay problemas de compromiso (p.ej., los que resultan de un conflicto por un recurso indivisible), la solución pacífica mediante el reparto proporcional del recurso en disputa es más eficiente que el reparto usando de la violencia.
Si las previsiones anteriores (u otras semejantes) respecto al resultado de una guerra económica fuesen compartidas por independentistas y unionistas (¡hay que ver lo modesto que soy!), si el futuro estuviese ya cantado y contado, se podría "hoy" empezarse ya a "repartir" Cataluña de forma pacifica y nos ahorraríamos las decenas de muertos y demás pérdidas y destrozos de todo tipo que el conflicto supondrá ineludiblemente. Pero eso exigiría de racionalidad a los actores, como se supone que la hay en la Economía de los Conflictos, pero que es precisamente lo que suele faltar en estos casos de pasión nacionalista.