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Del diccionario:

"Astracanada:
1.Obra teatral del género astracán.
2.Acción o comportamiento públicos disparatados o ridículos"

De la wikipedia:

"La astracanada o astracán (de Astracán, ciudad rusa cercana a la desembocadura del río Volga en el mar Caspio) es un subgénero teatral cómico muy popular en los escenarios españoles durante el primer tercio del siglo XX y cultivado por los dramaturgos Pedro Muñoz Seca y Pedro Pérez Fernández. El astracán supuso una salida a la crisis de los sainetes. Basado en una teatralización de la realidad, explota el uso del retruécano, de falsillas sentimentales y de situaciones disparatadas, a las que se supeditan los personajes y la acción, haciendo uso de juegos toscos de palabras, tipificación regional del habla, nombres propios que dan lugar al equívoco y al chiste, abuso del ripio, etc. La figura más importante del astracán es el fresco.
En las astracanadas lo que importa únicamente es reír incluso a costa de la verosimilitud argumental, y a esa función se dirigen todos los demás recursos del drama. En sus manifestaciones más extremas se llega incluso a subvertir el lenguaje por medio de una parodia continua, que es lo que ocurre en La venganza de Don Mendo, astracanada de Muñoz Seca en que se parodia el teatro histórico del modernismo literario español y las convenciones y temas del teatro clásico español del Siglo de Oro".

Lo que no me podía imaginar cuando ayer por la mañana me puse a redactar la anterior entrada es que llegara a equivocarme tanto como a las pocas horas quedó de manifiesto. Pero, ¿en qué me equivoqué? ¿En el uso que hice de la Teoría de Juegos más elemental? ¿En la descripción de las estrategias abiertas para los dos jugadores, el señor Casado y la señora Ayuso? ¿En la ordenación de los "pagos" de esas estrategias en cada una de las posibles interacciones?

Pues no. No creo que me equivocara en nada de eso. En lo que me equivoqué fue en el género . No en el género de los participantes, aunque alguno pudiera pensarlo a tenor de la características que se les suelen suponer a los miembros del  género masculino y femenino en caso de conflicto. No, en lo que me equivoqué fue en el género teatral al que adscribía el enfrentamiento. y es que traté el desgarro entre Casado y Ayuso como una tragicomedia, lo puse bajo el palio de nada menos que William Shakespeare o de Fernando de Rojas. Los traté y convertí en personajes trágicos dotados de intereses y pasiones que les habìan llevado desde la amistad al odio en el marco de una lucha por el poder en nuestro estado. Como es habitual en todas las tragicomedias, los personajes, sean cuáles sean sus características, aciertos yu errores, bondades o maldades, tienen la dignidad de la  grandeza

Pues bien. Me equivoqué, No era una tragicomedia el conflicto entre el señor Casado y la señora Ayuso, sino una auténtica astracanada: La Astracanada del señó Casado y la señá Ayuso, era como había debido definirse mi entrada, un lío de opereta, de sainete de corrala madrileña. Así de simple.

Y, puestos a señalar al personaje más tonto y paleto, típico de cualquier astracanada, aquel que hace  los "comportamientos y acciones ridículos o disparatados", como define el diccionario, es inevitable apuntar al  señó Casado, quien en vez de comportarse racionalmente según le dicta su estrategia dominante en el juego, o sea, la de Atacar, se ha achantado hasta lo increíble y ha  "decidido" hacer (no sé si por locura, incapacidad intelectual para entender nada, debilidad de su "voluntad" o sencillamente miedo) lo que para él es lo más irracional: convertir el juego en secuencial y ofrecer la Conciliación como muestra de voluntad de paz y concordia.
  
A la señá Ayuso le ha  bastado entonces con actuar con una mínima racionalidad (la del personaje típico del "fresco") y en vez de optar por la Sumisión y la retirada, elegir su mejor estrategia dada la estupidez de su rival, o sea, porfiar  en su estrategia de Defensa agresiva, para acabar en donde ha acabado: ganando el conflicto. Si en una Tragicomedia debían acabar  en (A,S)= (4,2), en la Astracanada en que se ha convertido este lío vecinal ha acabado en la interacción (C,D) = (1,4), el peor resultado para Casado y el mejor para Ayuso.

Desde fuera, poca duda cabe que  eso puede ser lo mejor que le puede suceder a este país. Ya el señó Casado había dado muestras repetidas de su propensión al comportamiento irracional, ridículo y disparatado. Por ejemplo, pero no sólo, en sus viajes a Bruselas pretendiendo que la Unión Europea excluyera a España de los fondos de ayuda para recomponer las economías tras la Covid. Pero su manifiesta incapacidad personal en la forma de llevar adelante el conflicto con la señá Ayuso, una simple dirigente autonómica con una clara debilidad tras las sospechas fundadas de tráfico de influencias,  siendo como lo es el máximo dirigente nacional del PP revelan que es un  tipo indeseable por incapaz para dirigir un país, como tarde o temprano le corresponderá hacer a su partido. Ojalá, pues, que -mañana lunes- los barones del PP le enseñen de una vez la puerta de salida.
 

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