FERNANDO ESTEVE MORA
Lo que solemos entender por "naturaleza humana", sea lo que quiera que con estas dos palabras quiera decirse, es mucho más maleable de lo que parece y de lo que pensamos. Es casi seguro que el entorno en el que se vive tiene una capacidad "performativa", es decir, que acaba "produciendo" el tipo de seres humanos con la "naturaleza" adecuada para sobrevivir o medrar en ese entorno. Vivir en una economía de mercado desabrida acabaría haciéndonos por lo tanto seres (aún más) egoístas, perseguidores del propio y personal interés usando para ello de todos los medios posibles (incluidos los ilegales) a nuestro alcance. No es esta ciertamente una visión muy complaciente de los seres humanos en las sociedades de mercado modernas ...pero es lo que hay.
Un psiquíatra belga ha escrito, a este respecto, un libro muy revelador. Se trata de Paul Verhaeghe, y el libro se llama What about Me?: The struggle for identity in a market-based society, Lamentablemene no está traducido al castellano, pero la revista on-line, Sin Permiso, ha recogido en un breve artículo algunas de las tesis centrales del libro: https://www.sinpermiso.info/textos/el-neoliberalismo-ha-sacado-lo-peor-de-nosotros-mismos
Lo que solemos entender por "naturaleza humana", sea lo que quiera que con estas dos palabras quiera decirse, es mucho más maleable de lo que parece y de lo que pensamos. Es casi seguro que el entorno en el que se vive tiene una capacidad "performativa", es decir, que acaba "produciendo" el tipo de seres humanos con la "naturaleza" adecuada para sobrevivir o medrar en ese entorno. Vivir en una economía de mercado desabrida acabaría haciéndonos por lo tanto seres (aún más) egoístas, perseguidores del propio y personal interés usando para ello de todos los medios posibles (incluidos los ilegales) a nuestro alcance. No es esta ciertamente una visión muy complaciente de los seres humanos en las sociedades de mercado modernas ...pero es lo que hay.
Un psiquíatra belga ha escrito, a este respecto, un libro muy revelador. Se trata de Paul Verhaeghe, y el libro se llama What about Me?: The struggle for identity in a market-based society, Lamentablemene no está traducido al castellano, pero la revista on-line, Sin Permiso, ha recogido en un breve artículo algunas de las tesis centrales del libro: https://www.sinpermiso.info/textos/el-neoliberalismo-ha-sacado-lo-peor-de-nosotros-mismos
Pero sin meterse en teorías, la realidad nos ofrece diariamente ejemplos de cómo los seres humanos nos comportamos realmente. La distancia entre el comportamiento real (egoísta) y el imaginario (social, solidario y altruista) es patente y revelador y penoso en todos nosotros, pero más aún si cabe en las figuras públicas, en los artistas y prohombres que no sólo -como nos pasa a todos- "pecan" y no cumplen con sus ideas o prototipos de buen comportamiento sino que los usan para engañar a los demás en su propio beneficio. Como decía Ivan Illich, Corruptio optima, pessima est, Sí, "no hay nada peor que la corrupción de lo mejor", que la corrupción de los "mejores", o de los que se dicen a sí mismos los "mejores" o que la sociedad considera los "mejores", es decir, los triunfadores.
El caso de uno de ellos, doña Ana Obregón, bióloga, artista y "mater dolorosa" de los programas televisivos del corazón ha sido ya comentado en este blog. Hoy voy a traer a colación sólo dos noticias de las que he sabido hoy.
Por un lado está el cambio de residencia fiscal de la empresa Ferrovial, una empresa que hasta hoy era muy y mucho española y hoy ya es muy y mucho holandesa, y cuyos dirigentes, o sea, quienes han llevado adelante ese cambio para no pagar impuestos a la Hacienda Pública española, estoy totalmente seguro de ello serán todos ellos de los de la banderita rojigualda en la muñeca, o sea, votantes del PP y de Vox, y que -para mayor inri- presumen en su página web de ser líderes en RSC, en responsabilidad social corporativa (supongo que) con la sociedad holandesa pues es obvio que con la española no, tras haberse aprovechado del dinero de los contribuyentes españoles desde su fundación.
La otra noticia de la que me he enterado es que el gobierno de Zelensky ha usado los fondos procedentes de los contribuyentes norteamericanos para comprar diésel de manera más que irregular, y no sólo porque los miembros del gobierno de Ucrania y sus compinches se hayan quedado con una buena parte de ese dinero (la CIA estima en más de 400 millones de dólares el dinero desviado por miembros del gobierno ucraniano a sus propios bolsillos sólo en este asunto), sino que con el resto sí que han comprado diésel...pero ¡alucina, vecina!... ¡se lo han comprado a Rusia! pues ello hacía las transacciones y las corruptelas más opacas (https://seymourhersh.substack.com/p/trading-with-the-enemy)
Y aún dicen que los economistas solemos ser mal pensados y que partimos de salida del erróneo supuesto de que los individuos responden a incentivos buscando maximizar el propio bienestar.
ADDENDA:
Me llega un artículo que dos auténticos palmeros de la dirección de Ferrovial han pergeñado en aceprensa (https://www.aceprensa.com/sociedad/empresa/por-que-ferrovial-quiere-marcharse-de-espana/) para "justificar" el que Ferrovial "abandone" España. Basta con leerlo con un mínimo ojo crítico y eliminar el abundante modo verbal condicional para dejarlo en nada y que la verdad de los hechos salga fácilmente y por sí sola a la luz.
Así, por ejemplo, si se quitasen del artículo los condicionales deseantes (los "podría", los "permitiría", etc.) desaparecerían "argumentaciones" enteramente sonrojantes, como la de que por el hecho de que Ferrovial se haya hecho holandesa así "podría beneficiarse de los casi 500.000 millones de euros del plan de infraestructuras al que el Congreso de los Estados Unidos dio luz verde en 2021" que -por cierto- es la única razón de índole estrictamente económico presente en todo el artículo. Así que estos palmeros piensan (o mejor, sueñan) que Ferrovial PODRÍA beneficiarse de una política ultranacionalista económica dirigida a incentivar a la industria norteamericana como al que ha instrumentado el gobierno norteamericano por el mero hecho de trasladar su sede a Países Bajos y -quizás- empezar a cotizar en un futuro en Wall Street o entrar en alguno de sus índices (¿cuál?¿el de empresas deslocalizadas a Países Bajos?) . Pero, ¿qué drogas toman estos palmeros?
Es tan patético el artículo que da grima. Así, después de señalar que hay un montón de grandes empresas que -nos dicen- han hecho el cambio a Países Bajos (CocaCola, Ikea, Tesla, Netflix, Uber) , los palmeros, cambian de palo y se apuntan a la idea de que debajo de la decisión de Ferrovial está la "inseguridad jurídica" en España. ¿Hemos de entender entonces que detrás de la decisión de Ikea de irse a Países Bajos, por ejemplo, está la inseguridad jurídica en Suecia?
Y, ¿qué decir del argumento de que hay un efecto de la prima de riesgo del Estado Español sobre la capacidad de endeudamiento de Ferrovial? Pero, ¿qué demonios tiene una cosa que ver con la otra? Lo dicho: hay que tener cuidado con lo que uno se mete en el cuerpo. La droga es muy mala: hace alucinar y también mentir y tratar de engañar al personal.
Al final, y como casi siempre, la verdad aparece: son los impuestos. Y así lo reconocen los propios palmeros. Es el dumping fiscal que los Países Bajos practican con total regularidad e impunidad y conocimiento y aquiescencia de la Unión Europea.
¿Qué tengo que decir yo a esto? Pues muy simple, y es que si estuviera en mi mano, y pensando en el futuro de las empresas españolas que necesitan un Estado decidido y fuerte tras ellas que las apoye en este mundo globalizado y pensando en en la Hacienda Pública española, sometería a Ferrovial y a sus accionistas a un "castigo" ejemplar y ejemplarizante. Y legítimo y enteramente legal, por cierto.
Como bien sabe la dirección de Ferrovial, cuyo negocio está ya mayoritariamente fuera de España, el conseguir contratos en el mundo de la obra pública en el mundo mundial pasa necesariamente por la "ayuda" de los estados. Como bien sabe la dirección de Ferrovial, sin el apoyo diplomático y estratégico del Estado español, su expansión internacional habría sido mucho menor, si es que acaso se pudiese haber producido. Se trata de lo que se conoce como Economía Estratégica.
Pues bien, si yo tuviese algo que decir en este asunto, lo tendría muy claro: a partir de ahora, le diría a Ferrovial que se fuese a buscar en el gobierno holandés el apoyo diplomático, informacional, estratégico imprescindible a la hora de competir por los jugosos contratos públicos en Latinoamérica o en Asia o en África, o incluso en EE.UU.. ¡A ver qué tal se le iba a dar en La Haya! No creo que demasiado bien.
Estoy seguro que esto lo sabe bien la dirección de Ferrovial, y estoy seguro que sabe que el gobierno español (éste y sobre todo el del futuro si las elecciones las ganan el PP y Vox) la va a seguir apoyando, y que por eso se ha atrevido a irse de España para no pagar impuestos en España pues el coste de hacerlo va a ser cero.
Decía Rafel Sánchez Ferlosio que "el que quiera mandar guarde al menos un último respeto hacia el que ha de obedecerle: absténgase de darle explicaciones". Hubiera sido, pues, adecuado, respetuoso, que Ferrovial se hubiese abstenido de usar a estos palmeros para que nos expliquen lo que los poderosos de Ferrovial pueden hacer.