Para poder adoptar el euro, los Estados miembros deben haber alcanzado un alto grado de convergencia económica sostenible. Ésta se mide en función del cumplimiento de los criterios de convergencia establecidos en el Tratado de Maastricht:
Uno de los criterios es el siguiente:
- La proporción entre la deuda pública y el PIB no rebase el 60%, a menos que la proporción disminuya lo suficiente y se aproxime a un ritmo satisfactorio al valor de referencia.
Si miramos las cifras actuales resulta que sólo pequeñas o minúsculas economías como Luxemburgo, las tres repúblicas bálticas y Eslovaquia cumplen este criterio de convergencia económico, que quizás sería más correcto definir como criterio de divergencia ya que desde la entrada del euro y la incorporación de nuevos países a la zona euro no ha parado de empeorar.