Parece mentira que un Presidente que tiene casi todas las encuestas en contra y se esté jugando buena parte de sus opciones en el único cara a cara televisivo con su rival no lleve muy bien preparado todo lo relacionado con la economía. Es más increíble aún si sabemos que encima es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales.
Él tiene contacto directo con los mejores asesores económicos y acceso inmediato a todas las estadísticas oficiales de los diferentes organismos oficiales (INE, Banco de España, Eurostat, etc) y resulta que no es capaz de llevar ni un solo gráfico y hacer muy pocas menciones a los datos ofrecidos regularmente por los citados organismos.
Que no haga ni una sola comparativa con los principales países de la Unión Europea en los citados datos económicos, y más teniendo en cuenta que no son tan malos en su conjunto.
En relación a la inflación, de los 28 países de la UE España está en cuarta posición de países donde menos ha crecido en el último año.
En relación al empleo, aunque es cierto que España ha pasado del penúltimo puesto en junio de 2018 (cuando Sánchez llegó a la Presidencia) al último actualmente, la evolución de la tasa de desempleo, el número total de activos, ocupados y parados no ha sido ni mucho menos negativa.
En relación a la deuda pública es cierto que la deuda pública en % del PIB se ha incrementado más que en la mayoría de países de la Eurozona pero mucho menos que en los años de gobierno del anterior Presidente (diciembre 2011-junio 2018), en los que no se vivió ninguna pandemia ni ninguna gran crisis financiera internacional.
Una vez superado lo peor de la pandemia, el crecimiento económico en los dos últimos años ha sido de media mejor que el de la Eurozona y que el de Francia y Alemania.
La balanza por cuenta corriente ha seguido en la senda positiva y la posición de inversión internacional neta ha mejorado en más de 20 puntos.
Es cierto que el PIB per cápita real se ha estancado en los últimos cinco años, incluso ha retrocedido ligeramente (-1,25%), mientras que en Alemania, Francia e Italia ha avanzado, pero muy poco. En Alemania el ascenso de la renta per cápita no llega ni al 0,1%, en el caso francés supera por muy poco el 0,1% y en Italia el incremento ha sido de apenas el 0,3%.
El el Índice de competitividad fiscal que elabora cada año la Tax Foundation España ha caído de la ya pésima 27a posición en 2018 hasta la muy pésima 34a posición en 2022, sobre un total de 38 economías analizadas, pero la nota global es casi la misma de la de hace cinco años: 5,74 en 2018 y 5,6 en 2022.
A partir de más de cuarenta variables, el informe de la Tax Foundation valora positivamente tres grandes aspectos: la aplicación de tipos impositivos moderados, la neutralidad y la simplificación de la normativa vinculada a las obligaciones tributarias, elementos que pro- mueven el crecimiento económico sostenido y la inversión a largo plazo.
El cálculo de la competitividad fiscal permite realizar una comparativa internacional homogénea, rigurosa y dinámica que revela qué países de la OCDE tienen un sistema fiscal más competitivo y qué economías desarrolladas presentan un modelo más ineficiente y perjudicial para el crecimiento.
Se ha mantenido el poder adquisitivo de los pensionistas y el salario mínimo se ha incrementado un 47% en los últimos cinco años.
Y la prima de riesgo está prácticamente igual que la de junio de 2018.
En resumen: datos económicos que no son para tirar cohetes pero que se merecen un aprobado y una mayor defensa y preparación por parte del Presidente del Gobierno.
Él tiene contacto directo con los mejores asesores económicos y acceso inmediato a todas las estadísticas oficiales de los diferentes organismos oficiales (INE, Banco de España, Eurostat, etc) y resulta que no es capaz de llevar ni un solo gráfico y hacer muy pocas menciones a los datos ofrecidos regularmente por los citados organismos.
Que no haga ni una sola comparativa con los principales países de la Unión Europea en los citados datos económicos, y más teniendo en cuenta que no son tan malos en su conjunto.
En relación a la inflación, de los 28 países de la UE España está en cuarta posición de países donde menos ha crecido en el último año.
En relación al empleo, aunque es cierto que España ha pasado del penúltimo puesto en junio de 2018 (cuando Sánchez llegó a la Presidencia) al último actualmente, la evolución de la tasa de desempleo, el número total de activos, ocupados y parados no ha sido ni mucho menos negativa.
En relación a la deuda pública es cierto que la deuda pública en % del PIB se ha incrementado más que en la mayoría de países de la Eurozona pero mucho menos que en los años de gobierno del anterior Presidente (diciembre 2011-junio 2018), en los que no se vivió ninguna pandemia ni ninguna gran crisis financiera internacional.
Una vez superado lo peor de la pandemia, el crecimiento económico en los dos últimos años ha sido de media mejor que el de la Eurozona y que el de Francia y Alemania.
La balanza por cuenta corriente ha seguido en la senda positiva y la posición de inversión internacional neta ha mejorado en más de 20 puntos.
Es cierto que el PIB per cápita real se ha estancado en los últimos cinco años, incluso ha retrocedido ligeramente (-1,25%), mientras que en Alemania, Francia e Italia ha avanzado, pero muy poco. En Alemania el ascenso de la renta per cápita no llega ni al 0,1%, en el caso francés supera por muy poco el 0,1% y en Italia el incremento ha sido de apenas el 0,3%.
El el Índice de competitividad fiscal que elabora cada año la Tax Foundation España ha caído de la ya pésima 27a posición en 2018 hasta la muy pésima 34a posición en 2022, sobre un total de 38 economías analizadas, pero la nota global es casi la misma de la de hace cinco años: 5,74 en 2018 y 5,6 en 2022.
A partir de más de cuarenta variables, el informe de la Tax Foundation valora positivamente tres grandes aspectos: la aplicación de tipos impositivos moderados, la neutralidad y la simplificación de la normativa vinculada a las obligaciones tributarias, elementos que pro- mueven el crecimiento económico sostenido y la inversión a largo plazo.
El cálculo de la competitividad fiscal permite realizar una comparativa internacional homogénea, rigurosa y dinámica que revela qué países de la OCDE tienen un sistema fiscal más competitivo y qué economías desarrolladas presentan un modelo más ineficiente y perjudicial para el crecimiento.
Se ha mantenido el poder adquisitivo de los pensionistas y el salario mínimo se ha incrementado un 47% en los últimos cinco años.
Y la prima de riesgo está prácticamente igual que la de junio de 2018.
En resumen: datos económicos que no son para tirar cohetes pero que se merecen un aprobado y una mayor defensa y preparación por parte del Presidente del Gobierno.