Para aquellos que no son lectores habituales de mi blog, o son de reciente incorporación, yo antes de gestionar carteras por mi cuenta lo hacía para una importante gestora internacional (hoy en día en proceso de "fusión"). En ese entonces yo tenía un "firepower" como le decíamos mis colegas y yo al poder de decisión en términos monetarios, superior a los 500 millones de euros, cantidad superior al total de los activos de muchas gestoras. También era cogestor de varias carteras que en su conjunto representaban más de 5000 millones de euros.
En el post de Berbis
¿Cómo defino mi estrategia bursátil?, leí su opinión sobre los precios objetivos de los brokers, opinión que comparto plenamente, pero que me inspiró para escribir una serie de post sobre cosas que me parecen interesantes de comentar en el blog sobre mis tiempos de todopoderoso manager para una gran gestora.
El precio objetivo de una compañía lo fijan, como regla general, los analistas como un múltiplo de las ganancias esperadas netas de la compañía por acción. De este modo, si estiman que la compañía "ACME" va a tener una ganancia de 2 euros por acción, le aplicas un múltiplo de 12 (por ejemplo) y su precio objetivo será de 24. Por supuesto, esto da mucho juego. Estimar la ganancia por acción es muy complicado, y aplicar el múltiplo es más que una ciencia un arte. ¿Por qué 12 y no 15, o 10? Lo que tienden a hacer es sacar una media del múltiplo del sector, y decir que la acción X "merece" un premium o un descuento con respecto a la media del sector por la razón X o Y. Como se puede ver, el precio objetivo en definitiva es algo pero que muy artístico, y el juego de precios objetivos "justificables" es infinito.
El sistema de información Bloomberg (creo que Factset también lo tiene), tiene una función muy útil para verificar que el precio objetivo de los diferentes analistas no significa nada. La función lo que hace es comparar el comportamiento del precio con el precio objetivo de los diferentes analistas y su recomendación. Lo que he podido observar jugando con esa función, (que conste que no tiene ningún rigor científico, y es meramente mi apreciación personal) es que los analistas tienden a mantener su recomendación en diferentes acciones a través del tiempo. De este modo, si el analista de aerolíneas de Lehman (por nombrar a un broker que ya no existe) tenía un "Buy" en Iberia y Lufthansa, "Neutral" en British Airways y Air France y un "Sell" en Vueling y Easyjet, lo normal es que el analista mantenga estas recomendaciones a través del tiempo y lo que varíe sea su precio objetivo. El precio objetivo, curiosamente, lo que hace es seguir al precio del mercado, y estar un poquito por arriba o por debajo dependiendo si el analista tiene la recomendación de comprar o vender. Así, si el analista tenía un vender en Easyjet con precio objetivo en 10 cuando la compañía estaba a 12, cuando la acción llega a 20 lo que hace es cambiar el precio objetivo a 17 con la misma recomendación, sin que el cambio en el precio objetivo sea más que un pequeño cambio en el múltiplo y algún pequeño ajuste en las ganancias esperadas, pero sin ningún cambio en los fundamentos de la compañía.
Un ejemplo extremo de lo que les digo lo podemos ver en el siguiente gráfico que nos llega via Ticker Sense sobre la cotización, el precio objetivo y la recomendación del analista de Citi sobre uno de los grandes dagnificados (¿y participes?) de las debacle financiera mundial AMBAC (NYSE:ABK)
En el gráfico se puede ver como el analista de Citi mantuvo su recomendación de comprar en AMBAC durante toda la caída desde los 90$ hasta el subsuelo de las acciones que cotizan por debajo del dólar. Del mismo modo vemos el comportamiento del precio objetivo, simplemente sigue al precio del mercado y lo establece un poco por arriba del precio de mercado.
Este es sólo un ejemplo, y para nada es ningún ataque personal ni a Citi, ni a sus analistas, este comportamiento es "práctica habitual" en la industria.
Con esto no quiero desmerecer el trabajo de los analistas, en sus informes hay información muy valiosa sobre las condiciones de las compañías, las industrias, y demás aspectos relevantes. Es ese el principal valor añadido que me daban los analistas, poder recolectar información que por mi cuenta hubiera tardado mucho o me hubiera sido imposible recolectar y de vez en cuando en apuntarme aspectos de la empresa o de la industria que no había visto antes o que no conocía.
Tuve la suerte de trabajar con muchos analistas (en retrospectiva, la verdad que demasiados), y la mayoría de ellos eran muy buenos. Pero en lo que se trata a precios objetivos, lo mejor es no prestarle mucha atención a ese número.