Mi percepción e interpretación sobre el encuentro. Todo un éxito. Este sería el calificativo que pondría al encuentro que tuvimos este último sábado 16 de Septiembre de 2006. No solo nos lo hemos pasado bien, sino que además a un servidor le ha servido para establecer y fortalecer lazos de amistad.
Para mí la aventura comienza, cuando recibo una llamada de Joaquim (por cierto una persona muy agradable) a las 12 del mediodía, comunicándome que por fin había llegado al lugar de destino “El Plátano Gordo”. Un poco pronto, le dije, -quedamos a las 13:00 horas-, a lo que el me respondió: ya sabes como somos lo de nuestra tierra, preferimos llegar una hora antes que llegar 3 minutos con retraso. ¿De dónde pensáis que venía?, efectivamente con avión de Barcelona. Ya de paso, le dije que se encargase de que nos pusiesen mesa para 8-10 personas en el lugar acordado previamente con el jefe del restaurante.
Sobre las 13 horas cuando llego al restaurante y pregunto al camarero por nuestra mesa, me encuentro a una persona sentada en la barra leyendo el periódico y que escuchando la conversación se presenta a mí, comunicándome que se llama Julio, que viene de Palencia. Julio es un lector pasivo de Rankia y le encanta e interesa todo aquello relacionado con la inversión, especialmente USA. Para Julio, un contacto con Juan Manuel Maza sería algo muy especial porque hace tiempo estaba deseando conocerle personalmente, por lo que decidió acudir al encuentro.
Tengo la impresión, de que no solo ha disfrutado de la presencia de J.M. Maza, sino de la de todos nosotros. Al primer miembro de la mesa le tenía localizado, pero ¿como reconocer a los demás sin haberse visto antes las caras? A eso, que viene un camarero a la barra y me dice: oiga, ¿ve Vd. aquel señor que se encuentra al borde del lago? La distancia era muy larga, imposible de reconocer a nadie. Le dije que sí, y me contestó: pues es quien nos ha dicho que pusiésemos mesa para 10 personas. Y me dije, bueno pues veremos si tengo a la segunda persona localizada, porque debo confesar que, aunque al camarero le dije que sí, en realidad veía a una persona al fondo, otros dos charlando, uno que se paseaba a izquierdas, otro a derechas,… Bueno, para ser sincero, solo me fijé en la dirección que apuntaba el dedo del camarero y me dije, si para cuando llegue al borde del lago encuentro a alguien estático en el lugar, le preguntaré si viene al encuentro.
A medida que me voy acercando, veo a una personas con gafas y digo, toma, este es Alfonso Ballesteros, pues tuve ocasión de visitar su Blog el cual incluye una foto de presentación. Y yo, diciéndome a mi mismo, creo que andamos por aquí como gallinas perdidas. De modo, que muy ilusionado le digo, hombre Alfonso, encantado de conocerte, soy Valentín, … a lo que con una sonrisa y alegría en su cara me contestó: Valentín… encantado de conocerte, soy Joaquim.
Bueno, metedura de pata hasta el fondo, pero son cosas que suceden cuando uno no se ha visto nunca antes. Le explique el parecido con Alfonso por el tema de las gafas y la foto en el Blog de Alfonso. El tema se olvidó con rapidez y creo y espero que me haya perdonado. La segunda persona estaba localizada, y había aprendido de mi metedura de pata que debería ser más cauto a la hora de establecer ese primer contacto con caras desconocidas. Aplicaré una nueva táctica (me dije a mi mismo)…: mirada fija a varón, que viniese solo y acercándose a nosotros por el camino. Si quien se acerca nos mira con cierta inquietud, pues él mismo preguntará si somos los del encuentro.
Al instante se nos une Juan Manuel Maza, como el y yo ya nos conocíamos, no hubo problema de identificación. El tercer miembro de la mesa estaba localizado. Mientras Juan Manuel Maza se presentaba a Joaquim y a un servidor en el camino del lago, miramos fijamente a una persona que se nos acercaba por el camino, el individuo nos respondía así mismo con una fija mirada. Reduce el ritmo de su andar, se para ante nosotros, y le dice a Joaquim: yo a ti te conozco de algo, Joaquim le contesta: pues yo a ti no. No eres de Cáceres…no recuerdo exactamente la provincia que dijo... y Joaquim, pues no. Joaquim: Pero tu vienes al encuentro….. Contestación: No, yo solo paso por aquí…. Bueno, en ese momento, me di cuenta de que la nueva táctica que tenía en mente para reconocer a los demás partícipes del encuentro, no sería la adecuada. De modo, que rápidamente decidí sentar a todos a la mesa, avisando a Julio, que aún estaba esperando en la barra.
Dinapoli se presentó y se nos unió a la mesa, y pedimos unos refrescos mientras hacíamos un poco de tiempo a que llegasen el resto de los comensales. Yo me senté en un extremo de la mesa, enfrente se sentó Joaquim, a mi lado derecho Dinapoli quien tuvo enfrente a Julio, y al lado derecho de Dinapoli se sentó Juan Manuel Maza. Supuse, que a medida que llegasen los demás, preguntarían por nosotros y que nos encontrarían, como así fue.
Tras habernos ya acomodado y empezado a gozar de la estancia en la casa de campo, con sus árboles, su brisa, la vista del lago, de las interesantes conversaciones y del primer refresco, le dije a Joaquim que llamase a Miguel para saber si había que salir a buscarlos, ya que Madrid es todo el una obra gigantesca y encontrar la entrada a la casa de campo tampoco es nada fácil. Pero ya se encontraban al otro lado del lago, por lo que era cuestión de minutos.
Pensé que en pocos minutos tendría a todas las “ovejas del rebaño juntas”, faltaban Miguel y Alfonso. Pero cual fue mi sorpresa, cuando tras colgar Joaquim el teléfono, se presenta en nuestra mesa, ni más ni menos, que un gran admirado por mí, y probablemente de muchos de vosotros Enrique Gallego. Para mí fue la sorpresa del evento, porque no sabía que asistiría a comer con nosotros. Se sentó frente a Juan Manuel Maza, y al instante nos encontraron Miguel y Alfonso, quienes se sentaron al lado de Enrique y de Juan Manuel respectivamente.
La mesa estaba completa y llegó la hora de pedir comida. A Dinapoli no pudieron concederle su ansiado “cocido maragato”, pues creo que en época de verano no lo sirven, no estoy seguro, pero no hizo ascos a la pieza de carne que le sirvieron. Pedimos unos entrantes: ensaladas, bandejas de embutido ibérico y pulpo a la gallega. De comida cada uno pidió libremente lo que le pedía el cuerpo, abundando el solomillo a la parrilla presentado con patatas. De postre: unos cafés.
Toda la comida deliciosa y no precisa de más calificativos. Las conversaciones que tuvieron lugar durante la comida fueron esencialmente sobre inversión, aunque también hubo lugar para conversaciones más generales e incluso de carácter familiar y particular.
En los Blogs de Alfonso Ballesteros y de Dinapoli, podéis leer una crónica personal que hace cada uno sobre el encuentro. En ella encontraréis detalles sobre los temas de conversación tratados durante la comida. Lo que a mí personalmente más me llamo la atención durante la comida fue, por una parte una breve conversación con Juan Manuel Maza, en la que me describió con la profesionalidad que trabaja. Aunque no esperaba otra cosa de él, cuando te detalla su forma de llevar a cabo su trabajo, despeja toda duda sobre si estás tratando con un profesional o no.
Por otra parte, la brillantez con la que Enrique Gallego aborda los temas de inversión. Y aunque uno no espera otra cosa de él, verle en vivo tratando temas de inversión, es entrar en otra dimensión. Sencillez en la forma de expresión, coherencia en sus opiniones, brillantez en sus análisis y la pasión que tiene por la bolsa y la inversión, son algunos de los rasgos que he podido apreciar en este encuentro. Tuve ocasión de hablar con el un poquito sobre la importancia del dividendo en la rentabilidad de la inversión. También un poquito sobre psicología del comportamiento del inversor en bolsa –behavioral finance-.
Para finalizar y concluyendo, a mí personalmente el tiempo se me hizo relativamente corto, pues me hubiese gustado haber dedicado un poquito más de tiempo a cada miembro de la mesa para conocernos mejor pero, como es habitual, uno emprende mayor conversación con quien se sienta a su lado de la mesa y menos con los más alejados.
Una vez terminada la comida, nos levantamos de la mesa, y aprovechamos los paseos por el lago para establecer conversación con aquellos miembros de mesa con los que no pudimos establecer conversación durante la comida por las distancias que nos separaban. Así pues, a cada uno de nosotros se le ofreció la oportunidad de hablar con quien quisiese, sacando el tema actual que cada uno tuviese este día.
En esencia,
Ambiente: inmejorable
Lugar: privilegiado
Comensales: de nivel
Comida: deliciosa
Lo mejor: los lazos de amistad que uno haya podido establecer y fortalecer.