fuente de la foto: EFE
No encuentro palabras para describir lo que siento cuando pienso cuantas vidas se han perdido a causa del dinero consumido en 35 toneladas de pintura y saldar cuentas con un ego de colosales dimensiones.
Tal vez no se hayan perdido vidas, directamente. Pero sí se habrían salvado unos cuantos miles si el techo permaneciera desnudo, como debe ser en un sitio donde se trata acerca de quien no tiene ni techo; millones de kilos de alimentos hubieran llegado a tiempo de evitar lo que ya no tiene remedio.
Tal vez el sentido artístico no aflora en mí con similar velocidad a la náusea. Espero no cambiar en el futuro y seguir aborreciendo que se malgasten los recursos destinados a los que nada tienen en fastos y apariencias. Recuerden la imagen: son espadas de Damocles.
Amén.