Si estuvieramos en otro país, igual las cosas serían de otra forma.
Si estuvieramos en otra situación, pues estamos donde algunos cerdos de la granja orweliana son más iguales que otros, igual este artículo sería innecesario.
Si estuvieramos en otras circunstancias igual esta noticia no me habría llamado la atención:
Multa a la banca británica por abuso en la venta de pólizas
Efe - Londres - 22/04/2011
Los bancos británicos tendrán que devolver millones de libras después de que el Alto Tribunal británico rechazase el recurso presentado por el sector contra la venta abusiva a sus clientes de una polémica póliza. Se trata del llamado seguro de protección de pagos (PPI por sus siglas inglesas), que cubre los créditos personales si el deudor se queda sin trabajo por enfermedad o despido, a precios excesivos y de forma muchas veces indebida. La Autoridad de Servicios Financieros ha modificado mientras tanto las reglas que gobiernan la venta de ese seguro y quiere aplicarlas retroactivamente, lo que obligaría a los bancos a esas millonarias devoluciones.
El regulador calcula que esos cambios podrían costarle a la industria financiera 4.500 millones de libras (5.100 millones de euros), pero la Asociación de la Banca Británica cree que el impacto podría ser mucho más alto.
Solo Lloyds Banking Group, que tiene aproximadamente un tercio de ese mercado, podría tener que devolver 1.500 millones de libras, según analistas citados por Financial Times.
Fuente:http://www.cincodias.com/articulo/mercados/Multa-banca-britanica-abuso-venta-polizas/20110422cdscdimer_3/?view=print
Si quienes nos gobiernan y quienes tienen el deber de defender los intereses del ciudadano no miraran hacia otro lado, igual alguien tendría que poner (en este país) sus barbas a remojar. Pero vivimos en otra dimensión, en otro espacio donde preservar los derechos del ciudadano consiste en permitir que se le aplique un interés normal solo gracias a la aceptación de toda suerte de pulpos como animales de compañía. De no aceptarlos o no hay préstamo o el interés roza la usura. Eso es visto como una hermosa acción de vinculación que beneficia al consumidor, donde ni existe coacción ni se vulnera su libertad de elección. No es absurdo pero sí rotundamente maquiavélico.
No os hagáis ilusiones: los que vendrán no serán mejores pues suyo es ese modelo de vida.
Todo apunta a que tendremos ocasión de comprobarlo.