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Tendencias: deconstrucción de lo existente

Hoy voy a destrozar un poco lo conocido sobre tendencias. No sé en qué momento se comenzó a hablar de tendencias en las cotizaciones, pero es probable que se hiciese ya cuando Charles Henry Dow se hizo amigo de Edward David Jones. Ambos, con posterioridad, en 1882, se unieron a Charles Milford Bergstresser creando la empresa “Dow Jones & Company”. En 1884 Dow crea el periódico “The Wall Street Journal” y desde el 3 de julio de ese 1884 se comenzó a publicar lo que aquí conocemos como índice Dow-Jones de Ferrocarriles, ahora llamado Dow-Jones de Transportes. El ahora conocido como índice Dow-Jones Industrial tardó unos años en ver la luz, comenzó a publicarse el 28 de mayo de 1896.

Dow murió en 1902 y entre otras muchas cosas escribió 255 artículos editoriales explicando el movimiento de los precios en las cotizaciones y sus tendencias (según él). Esos 255 editoriales forman lo que se conoce como la Teoría de Dow.

En la teoría de Dow hay tendencias. Tres tendencias: 

  • La tendencia primaria, a la que le atribuye una duración de más de un año y hasta 3 años, aunque podría variar según circunstancias del mercado.
  • La secundaria, que duraría entre 3 semanas y 3 meses yendo en contra del sentido de la primaria, aunque formaría parte de ella. 
  • Tendencias menores, que duran menos de 3 semanas y que forman parte de la secundaria, aunque van en sentido contrario, o sea, van como la tendencia primaria.

Una tendencia dura hasta que es sustituida por otra y el volumen debe de acompañar. Además, los dos índices deben de estar en la misma tendencia o sea que tengan un movimiento armónico 

Para Dow una tendencia primaria termina cuando comienza otra primaria en sentido contrario. Las secundarias forman parte de las primarias y las menores forman parte de las secundarias. Así que más o menos es lo que después en la Teoría ondas de Elliott se llama pauta impulsiva.

Y eso permaneció así, aunque en la Teoría de ondas de Elliott se crea mucho más detalle que la simple tendencia primaria con sus secundarias y estas con sus menores. Aquí todos conocéis a Francisco Llinares Coloma, que profundizó en las tendencias y dentro de las menores de la Teoría Dow puso más tendencias, concretamente la tercera o terciaria, la cuarta, la quinta, la sexta y aunque pudiera haber más ya eran ingobernables por las personas. Estudió esas tendencias y propuso tiempos para ellas, las cuales resumo en una tabla:


 
Si las duraciones que propone Llinares las paso a segundos, entendiendo que un año tiene 250 sesiones, que un mes son 21 sesiones y que una sesión son 8.5 horas y esos segundos los paso a logaritmos representándolos en un gráfico y uniendo tendencia con tendencia, aparecen líneas que parecen describir rectas de pendiente negativa, semejantes a las halladas por Mandelbrot conforme estudiaba el escalamiento de muchos procesos que a la postre eran fractales o las halladas por Hurst de pendiente positiva (la pendiente negativa o positiva depende de cómo dispongamos los datos, si de mayor a menor o de menor a mayor); gráficos que sugieren que las tendencias obedecen a una ley potencial o que ciertos máximos y mínimos se distribuyen obedeciendo a la misma tal ley potencial. Un gráfico casi idéntico sale al considerar sesiones de 10 horas o de 12 horas.

Las duraciones de cada tendencia han sido pasadas a segundos y de cada resultado se ha tomado logaritmo. Por último, he trazado líneas de grado de tendencia al siguiente grado de tendencia. En el gráfico figuran las seis tendencias catalogadas por Llinares. Él no presupone una duración promedio para las sextas, que he situado yo entre 25 y 35 minutos, obteniendo tales tiempos por meras líneas paralelas a la duración mínima y a la duración máxima de las sextas, tomadas desde las los promedios de las quintas tendencias.
Las duraciones de cada tendencia han sido pasadas a segundos y de cada resultado se ha tomado logaritmo. Por último, he trazado líneas de grado de tendencia al siguiente grado de tendencia. En el gráfico figuran las seis tendencias catalogadas por Llinares. Él no presupone una duración promedio para las sextas, que he situado yo entre 25 y 35 minutos, obteniendo tales tiempos por meras líneas paralelas a la duración mínima y a la duración máxima de las sextas, tomadas desde las los promedios de las quintas tendencias.

 
 
En anteriores posts y en este he hablado de Hurst, pero como ahora hablo de sus gráficos, me parece oportuno reproducir una reconstrucción de uno de sus originales. Obsérvese que Hurst llama K a lo que posteriormente Mandelbrot cambió a H en su honor, como quedó expuesto en el anterior post, siendo H el índice o coeficiente de afinidad y también el exponente de Hurst. En ninguno de los datos estudiados en el gráfico se da que H=1/2. H dista mucho de acercarse a esa cantidad. En todos ellos existe memoria de largo plazo larga, es decir, tendencias o persistencias. 

En el gráfico de Hurst los datos van de menor a mayor y por ello la pendiente sale al revés que en el gráfico que he hecho con las tendencias propuestas por Llinares.

K lo cambió Mandelbrot a H en honor a Hurst
K lo cambió Mandelbrot a H en honor a Hurst

 
El exponente de Hurst es la pendiente (pendiente es la tangente trigonométrica) de la línea de regresión de diversos datos. Estos datos salen de un proceso que él llamó análisis de rango reescalado, que son cálculos estadísticos representados logarítmicamente. 

El gráfico de antes de las tendencias de Llinares puede suavizarse aproximando los logaritmos de las duraciones de las tendencias propuestas por él a que se sitúen todos sobre líneas rectas, y con esas aproximaciones sacar las ecuaciones de cuatro rectas (duraciones mínimas, medias inferiores, medias superiores y máximas). Con tal proceso se puede calcular fácilmente las duraciones para las tendencias menores a la sexta y ello debido a que la ley potencial permanecerá en cualquier escalado. También se puede calcular el tiempo de duración por la ley potencia de la tendencia Super primaria (S-primaria en la tabla) de la que Llinares habla y que se produjo en Japón. He de aclarar que, aunque las duraciones de tendencias inferiores a la sexta se puedan calcular no presuponen tales cálculos que estas tendencias existan en todas y cada una de las cotizaciones. En la negociación de las divisas importantes sí que pueden existir todas las expresadas en la tabla e incluso más, pero en muchos valores, séptimas, octavas o novenas no existen, porque los ticks se producen a tan poca velocidad que es imposible que se puedan crear tales tendencias. 

El gráfico suavizado y pasado a líneas rectas anteponiendo la tendencia Súper primaria y añadiendo séptimas, octavas y novenas es el siguiente:



Y de él se deducen las duraciones de las tendencias ajustadas a su ley potencial, que son las que figuran en el siguiente cuadro.



Las tendencias en el sentido primigenio (el postulado en la Teoría de Dow) no aportan estimaciones de precio a alcanzar, no obstante, esta teoría fue seguida por inversores y considerada por muchos como un principio fundamental. “No operar contra la tendencia” viene de tal teoría y supone posicionarse al alza cuando la secundaria bajista es parte de la primaria alcista, incluso esperar a que la secundaria terminase; además, los dos índices Dow, el industrial y el de ferrocarriles (ahora el de transportes), debían estar armonizados, avanzar en mismo sentido, hacia arriba para comprar. Hoy las cosas han cambiado mucho, pero subsiste la creencia en ese postulado sencillo.

Progresos en las tendencias han sido calcular su duración y desmenuzar el interior de las secundarias estableciendo claramente otros grados hasta las sextas, cosa que hemos visto con Llinares, aunque pueden considerarse todavía más. Las tendencias se forman según las transacciones que ocurran en un activo o grupos de activos, cada transacción o varias de ellas a la vez forman un tick de una cotización. El ritmo de negociación de ticks llevará a un activo a tener quintas tendencias como máximo, o sextas, séptimas…, sabiendo, además, que ese ritmo no constante es el que produce las tendencias hasta un grado y en otras ocasiones hasta otro grado. No hay que buscar más tendencias que hasta las que se forman en un activo o las que te sean útiles.

El título de este post sugiere que iba a desmontar lo existente sobre las tendencias, y así es. Al cumplir una ley potencial comienza a no tener sentido hablar de tendencias primarias, secundarias, etc., porque perfectamente caben las tendencias fraccionarias. Podemos tener una tendencia tercera y un quinto, o si las numeramos siendo 0 la súper primaria, 1 la primaria, 2 la secundaria… tener, por ejemplo, una tendencia 1,40 o 3,6. Por ello, el concepto de tendencia tradicional queda desvirtuado o cuanto menos desdibujado. Cualquier duración de un proceso alcista o bajista será una tendencia y según su duración puede catalogarse fraccionariamente.

Una tendencia supone ir de un máximo a un mínimo o de un mínimo a un máximo y que por medio se hayan formado tendencias de un grado o varios grados inferiores. Una de esas tendencias de grado inferior supone lo mismo, ir de un máximo a un mínimo o de un mínimo a un máximo y que por medio se hayan producido tendencias de grado inferior, es un proceso repetitivo salvo en la última tendencia que un activo produzca en un momento dado. Implícitamente, las tendencias nos hablan de máximos y mínimos relativos o absolutos y sabemos de ellas cuánto se tarda en conseguir su máximo o su mínimo con cierta probabilidad. En cambio, ni por Dow, ni por otros autores evolucionistas de la teoría de Dow, sabemos nada o prácticamente nada de las posibilidades del desplazamiento de precio en las tendencias, salvo que estas son alcistas o bajistas y que en algún momento terminarán. Por las tendencias no sabremos posibles objetivos de precio, pero por otros procesos multifractales sí que podemos calcular los lugares más probables donde una cotización construirá máximos o mínimos relativos importantes e incluso máximos o mínimos que duraran años sin rebasarse.

En algún otro post futuro arremeteré contra la Teoría de Ondas de Elliott, que es la siguiente evolución importante a la Teoría de Dow. La Teoría de Ondas de Elliott es interesante si la desnormalizamos y desencorsetamos. De hecho, tiene su importancia para calcular multifractalmente los lugares precisos donde muy probablemente va a terminar una corrección en curso. Pero para hablar de ello queda mucho, pero que mucho por publicar y estudiar.

En un post anterior ponía, entre otros, un gráfico del Banco Santander. Pongo un gráfico con barras de 15 minutos del mismo banco con la intención de que sigáis acostumbrándoos a ver gráficos con objetivos multifractales y cómo constantemente evolucionan los posibles objetivos de precio o de tiempo.

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