La inversión privada se refiere a la colocación de capital por parte de inversores privados en empresas, proyectos o activos no cotizados en bolsa. Esta forma de inversión implica que los fondos provienen de inversores individuales, grupos de inversión, empresas de capital privado o fondos de inversión privados.
Si nos adentramos en el mundo de las finanzas, es imprescindible entender el concepto de la inversión privada.
Cuando hablamos de
inversión, nos referimos a un desembolso inicial de
dinero con la esperanza de obtener un beneficio futuro. Por lo habitual, dicho desembolso se asocia con la compra de
acciones y
bonos en mercados o
bolsas de valores públicas, sin embargo, la realidad es que las inversiones abarcan una multitud de formas. En este contexto, la inversión privada es una de esa formas, particularmente intrigante y a menudo mal entendida.
La inversión privada, en su esencia, es un tipo de inversión en la que los inversores aportan capital a empresas o proyectos que no están
cotizados en la bolsa de valores pública. Este tipo de inversión se realiza normalmente a través de fondos privados, como fondos de
capital riesgo, fondos de inversión en infraestructuras o fondos de capital privado, aunque también puede ser a través de inversión directa en empresas no cotizadas.
Una de las curiosidades de la inversión privada es que puede abarcar una amplia gama de etapas en la vida de una empresa, desde las primeras fases de crecimiento hasta el rescate de empresas con dificultades. Por ejemplo, un inversor privado podría invertir en una
startup tecnológica en sus primeras etapas, proporcionando el capital necesario para que la empresa desarrolle su producto y expanda sus operaciones. También podrían invertir en una empresa ya establecida que está buscando crecer o diversificar, o incluso en una empresa que está en apuros y necesita una inyección de capital para reestructurarse.
Esto contrasta con la inversión en bolsa, donde los
inversores compran y venden acciones de empresas que ya están cotizadas en una bolsa de valores pública. En este caso, los inversores están limitados a las empresas que ya han realizado una oferta pública inicial (IPO) y sus
decisiones de inversión están sujetas a la
volatilidad y a las
tendencias del mercado en general.
La inversión privada puede ser una forma efectiva de
diversificar una
cartera de inversiones, y también puede ofrecer la posibilidad de altos
rendimientos. Sin embargo, también conlleva un mayor nivel de
riesgo en comparación con la inversión en acciones cotizadas. Además, las inversiones privadas a menudo son menos
líquidas que las inversiones públicas, lo que significa que los inversores pueden tener que esperar un periodo de tiempo más largo para ver retornos o para recuperar su inversión inicial.
Por último, es importante señalar que, dado el nivel de riesgo y la cantidad de capital a menudo requerido, la inversión privada suele estar reservada para inversores acreditados o institucionales. Sin embargo, con el crecimiento de plataformas de
crowdfunding de inversión, cada vez más personas tienen la oportunidad de participar en este tipo de inversiones.
Características de la inversión privada
La inversión privada posee varias características que la distinguen de otras formas de inversión.
Vamos a ver algunas de las más importantes:
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Inversión directa: La inversión privada se realiza de forma directa en una empresa o proyecto, en lugar de adquirir acciones en un mercado abierto. Esto puede permitir a los inversores tener una mayor influencia en el desarrollo de la empresa.
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Búsqueda de alta rentabilidad: Los inversores privados a menudo buscan oportunidades con potencial para obtener una alta rentabilidad, ya que suelen asumir un mayor riesgo que los inversores en mercados públicos. Estos inversores están dispuestos a invertir en empresas jóvenes y startups con un alto potencial de crecimiento.
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Participación activa: En muchos casos, los inversores privados no son solo fuentes de financiamiento, sino que también pueden desempeñar un papel activo en la gestión y dirección de la empresa. Esto puede incluir la orientación estratégica, asesoramiento y apoyo en la toma de decisiones.
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Largo plazo: Las inversiones privadas suelen realizarse con una perspectiva de largo plazo. Los inversores privados suelen estar dispuestos a esperar varios años para ver un retorno significativo de su inversión, ya que entienden que las startups y empresas jóvenes necesitan tiempo para desarrollarse y crecer.
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Riesgo significativo: Invertir en empresas privadas puede implicar un riesgo significativo. A diferencia de las empresas que cotizan en bolsa, las empresas privadas no tienen la obligación de divulgar tanta información, lo que puede dificultar la evaluación de su desempeño y potencial. Además, las inversiones privadas a menudo son menos líquidas que las inversiones en el mercado público.
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Importancia de la inversión privada: La gasolina para los emprendedores
La inversión privada desempeña un papel crucial en el panorama económico, especialmente para los emprendedores y las startups. Pues hemos de señalar que, en muchas ocasiones, la inversión privada puede ser el motor que impulse el crecimiento y el éxito de estas empresas jóvenes y emergentes.
Dicho esto, la inversión privada es tan importante por muchas razones, entre las que destacan las siguientes:
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Capital para crecimiento: Las startups a menudo necesitan un capital inicial significativo para poner en marcha sus operaciones, desarrollar su producto o servicio y llevarlo al mercado. Aquí es donde los inversores privados entran en juego. Aportan el capital necesario para estas etapas tempranas, permitiendo a la startup centrarse en la innovación y el crecimiento en lugar de preocuparse constantemente por la financiación.
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Apoyo y asesoramiento: Los inversores privados, especialmente los que provienen de fondos de capital riesgo, aportan más que solo capital. A menudo proporcionan valiosa orientación estratégica y asesoramiento en la toma de decisiones. Muchos tienen experiencia en la creación y crecimiento de empresas, por lo que pueden ofrecer consejos invaluables y apoyar en la toma de decisiones estratégicas.
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Red de contactos: Los inversores privados a menudo tienen amplias redes de contactos en diversas industrias. Pueden hacer introducciones valiosas que pueden llevar a nuevas oportunidades de negocio, asociaciones estratégicas y clientes potenciales.
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Credibilidad y atracción: Una inversión de un inversor privado de renombre puede aumentar la credibilidad de una startup. Puede hacer que la empresa sea más atractiva para otros inversores, clientes potenciales y talento clave, creando un ciclo virtuoso de atracción y crecimiento.
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Riesgo compartido: Los inversores privados están dispuestos a asumir un riesgo considerable en busca de altos retornos. Esto significa que están dispuestos a apostar por ideas innovadoras y disruptivas, ayudando a fomentar la innovación y el espíritu emprendedor.
En definitiva, la inversión privada es un componente esencial del ecosistema startup. Sin la inversión privada, muchas de las grandes compañías que hoy conocemos existirían.
Tipos de inversión privada
En el ámbito de la inversión privada, se pueden distinguir varios tipos de inversiones según la etapa de desarrollo de la empresa y el tipo de capital invertido.
Algunos de los más conocidos son los siguientes:
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Inversión en fase semilla (Seed investment): Es el tipo de inversión que se realiza cuando la empresa aún está en sus etapas iniciales. Este capital se utiliza generalmente para el desarrollo de la idea de negocio y la creación del producto mínimo viable (MVP). Los inversores en esta etapa suelen ser business angels, programas de aceleración o incluso fondos de capital riesgo especializados en etapas tempranas.
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Inversión en etapa inicial (Early-stage investment): En esta etapa, la empresa ya tiene un producto en el mercado y algunas ventas, pero aún necesita capital para crecer y expandirse. Las rondas de inversión en esta etapa se denominan Series A y B. Los inversores pueden ser empresas de capital riesgo, business angels o incluso fondos de private equity.
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Inversión en etapa de crecimiento (Growth investment): En este punto, la empresa ya tiene un modelo de negocio probado y busca capital para expandirse a nuevos mercados o desarrollar nuevas líneas de producto. Las rondas de inversión en esta etapa se denominan Series C y posteriores. Los inversores suelen ser empresas de capital riesgo o fondos de private equity.
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Inversión en etapa de madurez (Mature investment): Esta inversión se realiza en empresas maduras que buscan capital para reestructuraciones, adquisiciones o para preparar la empresa para su salida a bolsa. Los inversores en esta etapa suelen ser fondos de private equity.
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Inversión en capital de riesgo (Venture Capital): Este tipo de inversión se dirige a empresas innovadoras con alto potencial de crecimiento, independientemente de su etapa de desarrollo.
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Inversión en private equity: Esta inversión se realiza en empresas ya consolidadas y rentables, con el objetivo de mejorar su rendimiento y vender la participación posteriormente con beneficios.
Como hemos señalado anteriormente, es importante recordar que la elección del tipo de inversión dependerá, en gran medida, del estadio de la empresa, el sector en el que opera y las perspectivas de crecimiento.
Fuentes de inversión privada
En el ámbito de la inversión privada existen diversos actores que pueden poner su capital a disposición de empresas y proyectos.
Algunos de los más destacados son los siguientes:
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Business Angels: Estos son individuos que invierten su propio dinero en startups en etapas tempranas. A menudo son empresarios exitosos que, además de financiación, aportan su experiencia y red de contactos a la empresa en la que invierten.
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Venture Capital o Capital Riesgo: Estas son firmas de inversión que manejan fondos de terceros para invertir en empresas con alto potencial de crecimiento. Usualmente intervienen en fases más avanzadas que los Business Angels, aunque también pueden participar en rondas tempranas. Además de financiación, las empresas de capital riesgo pueden proporcionar asesoramiento estratégico y acceso a redes de contacto valiosas.
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Fondos de Private Equity: Estas entidades se enfocan en empresas maduras que buscan expandirse o reestructurarse. Su objetivo es adquirir empresas, mejorar su rendimiento y luego venderlas obteniendo un beneficio.
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Crowdfunding de inversión: Se trata de plataformas online que permiten a pequeños inversores aunar sus fondos para invertir en empresas en etapas tempranas. Estas plataformas democratizan el acceso a la inversión privada, permitiendo a cualquier persona invertir pequeñas cantidades de dinero.
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Family Offices: Son empresas que gestionan grandes fortunas familiares. Estas oficinas a menudo buscan diversificar sus inversiones realizando inversiones directas en empresas privadas.
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Corporaciones: Muchas empresas establecidas realizan inversiones estratégicas en startups y pequeñas empresas. A través de sus divisiones de capital riesgo corporativo, buscan innovación, tecnología o talento que pueda complementar su negocio principal.
Cada uno de estos inversores tiene su propio enfoque y criterios de inversión, pero hemos de señalar que todos ellos pueden desempeñar un papel clave en la financiación y el crecimiento de las empresas privadas.
Ejemplos de inversión privada
Como decíamos antes, el auge de la inversión privada ha posibilitado la emergencia de numerosos proyectos emprendedores que han conseguido revolucionar distintos sectores. Uno de estos casos de éxito es el de la conocida plataforma de alojamiento Airbnb. Su historia de financiación es un excelente ejemplo para ilustrar cómo opera la inversión privada.
Airbnb fue fundada en 2008 por Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk. En sus primeras fases, la startup enfrentó varios desafíos financieros, y los fundadores tuvieron que recurrir a formas creativas de financiación, como la venta de cereales personalizados durante las elecciones presidenciales de 2008 en los Estados Unidos.
Sin embargo, todo cambió en 2009, cuando la empresa fue aceptada en Y Combinator, una prestigiosa aceleradora de startups que proporciona financiación, orientación y una red de contactos a empresas emergentes en sus etapas tempranas. Esta aceleradora aportó a Airbnb una inversión semilla de 20.000 dólares a cambio de una pequeña participación en la empresa.
Después de Y Combinator, Airbnb continuó atrayendo inversión privada en varias rondas de financiación. En 2010, recaudaron 7,2 millones de dólares en una ronda de financiación de Serie A de la mano de Sequoia Capital, una de las firmas de capital de riesgo más prestigiosas de Silicon Valley. En 2011, consiguieron 112 millones de dólares en una ronda de Serie B liderada por Andreessen Horowitz, otro importante fondo de inversión.
Con el paso del tiempo y a medida que Airbnb crecía y se expandía por todo el mundo, continuó atrayendo inversión privada de diversas fuentes, incluyendo fondos de private equity y capital de riesgo. En 2020, tras su salida a bolsa, la valoración de Airbnb superó los 100.000 millones de dólares, dando lugar a significativos retornos de inversión para sus inversores iniciales.
Este caso ilustra cómo la inversión privada puede desempeñar un papel crucial en el crecimiento y éxito de una empresa. A lo largo de su trayectoria, Airbnb ha dependido de la financiación privada en sus distintas etapas, desde la inversión inicial de la aceleradora hasta las rondas de financiación de capital de riesgo y private equity en etapas posteriores. Es un claro ejemplo de cómo la inversión privada puede impulsar el crecimiento, la innovación y el éxito en el mundo empresarial.