Durante años, las acciones vinculadas a la computación cuántica han sido vistas como la próxima gran revolución tecnológica. Inversionistas y empresas apostaban a que esta tecnología transformaría sectores como la medicina, la logística o la ciberseguridad. Sin embargo, recientemente el sector sufrió una fuerte corrección, seguida de una etapa de alta volatilidad. ¿El detonante? Declaraciones del CEO de Nvidia, Jensen Huang, quien advirtió que una computadora cuántica comercialmente viable podría tardar entre 10 y 15 años en llegar. A esto se sumaron comentarios similares de Mark Zuckerberg, CEO de Meta, lo que reforzó el escepticismo.
¿Corrección o ajuste saludable?
La reacción del mercado fue inmediata: muchas acciones ligadas al sector cuántico cayeron con fuerza. Sin embargo, algunas compañías lograron recuperarse parcialmente. Es el caso de D-Wave Quantum, que tras anunciar el lanzamiento de su sistema Advantage2, vio subir sus acciones más de un 50% en lo que va del año. Este impulso, sin embargo, duró poco. Nuevas declaraciones de Huang en marzo —donde extendió el horizonte de maduración de la tecnología hasta 30 años— provocaron una caída del 18% en las acciones de D-Wave. Este vaivén refleja una realidad clara: el sector sigue siendo muy sensible a las expectativas del mercado y aún carece de estabilidad.
¿Dónde está hoy la tecnología?

Aunque la computación cuántica puede sonar como una idea del futuro, sus bases teóricas se remontan a los años 80, cuando el matemático ruso Yuri Manin propuso la idea de un nuevo tipo de ordenador basado en la mecánica cuántica. Desde entonces, los avances han sido notables, aunque aún lejos de la aplicación comercial masiva. Un ejemplo es el chip Willow, desarrollado por Google en 2023, que logró avances importantes en la corrección de errores cuánticos, uno de los principales desafíos técnicos del sector. En la actualidad, hay aplicaciones funcionales en áreas específicas como la optimización de rutas logísticas o la simulación de materiales. Sin embargo, otros usos más mediáticos, como romper sistemas de cifrado, podrían tardar una o dos décadas en concretarse. Otra señal de que incluso los más escépticos podrían estar cambiando de opinión: circulan rumores de que NVIDIA estaría interesada en invertir en PsiQuantum, una de las startups más prometedoras del sector cuántico. Aunque por ahora no hay confirmación oficial, de concretarse, sería un giro importante respecto a la postura expresada por la compañía a comienzos de este año, cuando aún consideraban que la computación cuántica estaba demasiado lejos. Si una empresa como NVIDIA —líder indiscutible en IA y hardware de alto rendimiento— decide apostar por PsiQuantum, podríamos estar ante un clásico caso de “el dinero habla, y lo demás camina”.
Una carrera aún sin ganador
La diversidad tecnológica añade otra capa de complejidad: trampas de iones, superconductores, qubits topológicos, átomos neutros… Aún no hay consenso sobre cuál de estas tecnologías será la dominante. Además, no existe un estándar claro para medir el rendimiento real de un ordenador cuántico. El número de qubits, si bien popular, es una métrica incompleta. Factores como la tasa de error y la escalabilidad de los sistemas son igual o más importantes. Por ahora, las tasas de error más bajas rondan 10⁻⁴, cuando para muchas aplicaciones reales se requerirán niveles de precisión mucho mayores: entre 10⁻¹⁰ y 10⁻¹⁵.
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Arqit: cifrado cuántico para un mundo en riesgo

Entre las compañías que buscan posicionarse a largo plazo está Arqit Quantum, una empresa británica centrada en cifrado seguro frente a amenazas cuánticas. Aunque sus ingresos fueron bajos en el primer semestre de 2025, ya firmó acuerdos clave con el Departamento de Defensa de EE. UU. y con operadores de telecomunicaciones europeos. Su tecnología SKA (acuerdo simétrico de claves) está diseñada para proteger redes y datos sensibles ante futuros ordenadores cuánticos. Arqit apuesta a que el temido “Día Q” —cuando una máquina cuántica logre romper el cifrado tradicional— marcará un punto de inflexión en la demanda de este tipo de soluciones.
¿Vale la pena invertir?
Pese a los desafíos, la computación cuántica sigue atrayendo inversiones millonarias de gobiernos y empresas. Para quienes buscan exposición, el ETF Defiance Quantum (ISIN: US26922A4206) puede ser una opción. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de sus empresas está directamente involucrado en computación cuántica, y su rendimiento está muy ligado al mercado tecnológico en general. El sector crecerá, pero probablemente a un ritmo más lento del que muchos esperan.
Conclusión
La computación cuántica representa una promesa enorme, pero su desarrollo es complejo, costoso y requiere tiempo. Las correcciones recientes en el mercado son un recordatorio de que el hype no reemplaza el progreso real. Para inversores con visión a largo plazo, este campo puede ofrecer grandes oportunidades, siempre que se aborde con paciencia, criterio y expectativas realistas.