Rentabilidad de la filatelia como inversión
La revalorización de la filatelia no siempre era superior a la rentabilidad pactada de AFINSA con sus clientes, siendo cierto que en ocasiones la revalorización era inferior y, por tanto, AFINSA perdía dinero. Ante esa situación, se preveía esa posible contingencia y se dotaban provisiones. Porque, en definitiva, ese era el negocio de AFINSA. Compraba barato, porque su estructura así se lo permitía, y vendía a precio de catálogo, obteniendo un importante beneficio. En la segunda etapa, si el cliente finalmente ejercía la recompra, AFINSA apostaba por la revalorización. Es decir, si la revalorización era superior a la rentabilidad del contrato, AFINSA ganaba dinero dado que adquiría un nuevo bien a un precio pactado que, en realidad, valía más; y si la revalorización era inferior AFINSA perdía dinero, y en previsión de esa posible pérdida ya había dotado provisiones.
A pesar del criterio contrario de la sala de enjuiciamiento, es sabido que los bienes tangibles de colección son, de manera constante, objeto de valor refugio y de inversión. Principalmente por dos motivos: su escasez y la imposibilidad de nueva fabricación. La clave es la escasez, y es la misma la que hace relevante su adquisición como inversión que se revaloriza a lo largo del tiempo.
Sobre la revalorización de la filatelia, es palmario que cualquier bien tangible, como norma general, adquiere valor con el transcurso del tiempo. Es algo tan sencillo que se explica por la imposibilidad de que ese bien pueda volver a reproducirse, siendo esa singularidad clave para aumentar su valor.
Porque, como se sabe, una vez la imprenta postal finaliza una tirada las planchas utilizadas se destruyen. Si se analizan los precios de los sellos en cualquier catálogo, a lo largo de su vida, invariablemente, todos los sellos del mundo han sufrido aumentos de precio que van desde el equivalente a la media de la inflación mundial, hasta aumentos de precio muy sustanciosos, dependiendo de la calidad de cada sello y de la ley de la oferta y la demanda.
Salvo en las muy escasas crisis filatélicas acaecidas en los últimos 175 años – la actual, por el cierre judicial de AFINSA– el precio de los sellos de colección siempre ha estado subiendo, en general, muy por encima de la inflación media mundial. Los sellos forman parte del mercado de los bienes. Lo mismo que ocurre con las obras de arte, objetos de colección, las monedas, las joyas, los diamantes y gemas o los inmuebles. El mercado de bienes tangibles de colección e inversión comprende aquellos objetos que, por su peculiar singularidad, carácter único y escaso, su mérito artístico, su consonancia con las tendencias, por su gusto social y por su antigüedad –lo que denomina rentabilidad de disfrute–, van paulatinamente aumentando su demanda y su valor a lo largo del tiempo. De todos los bienes tangibles de colección el que más coleccionistas tiene a nivel mundial, es, sin duda alguna, la filatelia. Esto confiere una gran estabilidad a este mercado, al tiempo que le diferencia de otros bienes tangibles de colección.
(Recurso de Casación - A. Figueiredo, J. A. Cano ...)