La ruina de los pequeños negocios. Ahora los comercios que vendan cosas de poco valor perderán más en comisiones y llamadas de teléfono. Si para pagar un café de 1 euro hay que hacerlo con tarjeta, entre la comisión que se chupa el banco y el coste de llamada de teléfono, la cafetería saldrá perdiendo.
Eso por no hablar de la intromisión en la privacidad de los ciudadanos, que ahora estarán controlados sabiendo exactamente lo que compran. A parte también de que a la gente mayor les amargarán la vida.
Lo de siempre, hundir al pequeño (pequeñas tiendas), favorecer al grande (grandes superficies y grandes cadenas, que esas como facturan mucho no pagan comisiones), y control absoluto del gobierno sobre las vidas de los ciudadanos violando su privacidad.