Re: Comienza el juicio
La fuga del director de la oficina 1 del Popular en Santander provocó un "auténtico caos"
Varios empleados de la oficina número 1 del Banco Popular en Santander, entre ellos el interventor y dos de los tres apoderados, aseguraron hoy que su director, José Pérez Díaz, más conocido como Pepe, "era el único que se ocupaba del pasivo en la sucursal". A este respecto, agregaron que el propio directivo, quien en marzo de 1991 se fugó dejando tras de sí un agujero financiero cifrado por la Fiscalía en más de 4.600 millones de pesetas, "había dado orden expresa" de que, al margen de su persona, nadie debía hacerse cargo de ese tipo de operaciones.
Así, en la vista que se está celebrando estos días en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Cantabria y en la que hoy se empezó a tomar declaración a los testigos de la causa, uno de los apoderados de la sucursal, José Alfonso P.Y., quien fue despedido por el Popular tras la fuga de Pérez Díaz, señaló que llegó a proponer al director que otros se ocuparan de los "clientes pequeños" con el fin de "descongestionar" las largas colas que se organizaban para verlo. Según afirmó, el director se negó aduciendo que "se trataba de personas muy especiales".
El propio José Alfonso P.Y. agregó que el que el director quisiera gestionar en exlusiva la totalidad del pasivo de la entidad "no era normal". En este sentido, apuntó que en la oficina central de Santander, en la que trabajó antes de ser trasladado a la agencia 1, "eso no era así". "Si por cualquier motivo Pepe se encontraba ausente los clientes esperaban a que volviera", apostilló.En cuanto a la no inclusión en la contabilidad de la oficina de cartillas rojas de depósito por las que Pepe pagaba extratipos superiores a lo oficialmente establecido por el banco, el que fuera interventor de la oficina que dirigía Pérez Díaz, Eduardo G.O. dijo "haber desconocido" su existencia hasta el momento en que durante la instrucción del caso "me enseñaron algunas con mi firma", aseveración que fue compartida por los apoderados, José Alfonso P.Y. y Ángel Bonifacio G.A., único de los testigos que a día de hoy sigue trabajando para el Popular.
Los trabajadores de la agencia 1 de Santander coincidieron en señalar que su director era una persona con un "carisma indudable" y en la que "todo el mundo confiaba". Igualmente, hicieron constar que la dirección de la entidad presentaba a Pérez Díaz como "un punto de referencia". Esa confianza inquebrantable de la gerencia en Pepe y la "afabilidad" con que éste trataba a sus empleados, a los que invitaba a comer con frecuencia, propiciaba, según éstos, el que "todo lo que daba a firmar se firmara".
No obstante, apuntaron que pese a su amabilidad y sus atenciones Péz Díaz era "duro" y "exigente" en el trabajo. En este sentido, dado el considerable aumento de facturación registrado por la oficina de Puertochico durante su gestión, "era casi obligado" el cumplir una jornada laboral "de 10 ó 12 horas" sin percibir retribución alguna por ello, según comentó el interventor Eduardo G.O., quien, al igual que José Alfonso P.Y., fue despedido tras la desaparación de Pepe.
CONTROL EXHAUSTIVO.- Ante preguntas reiteradas de los letrados, los empleados de Pepe insistieron en que en la sucursal que éste dirigía se efectuaban "frecuentes" auditorías en los que los inspectores "circulaban" por el banco recopilando "toda la información que consideraban oportuna".
Sin embargo, a pesar de estas inspecciones y del "control exhaustivo" del director regional y superior directo de Pepe, Pedro María M.S., quien "llamaba a diario" nadie logró detectar los más de 4.600 millones de pesetas de pasivo ocultos cifra que, según el Banco Popular, se eleva a 6.000 millones de pesetas.
Fina