Cada uno cuenta la feria según le ha ido, claro. Mi experiencia fue muy triste. Apertura online de la cuenta Clara: termino el proceso y caigo en la cuenta de que no me han pedido el dato del domicilio. Miro los documentos resultantes del proceso de apertura, y veo que figura como domicilio una dirección en la que yo vivía hace unos 22 años. Llamo a Abanca:
-No sé de dónde habéis sacado esa dirección, porque nunca he sido cliente vuestro, pero hace más de veinte años que no vivo ahí…
-Ya, pero habrá sido usted cliente de alguna entidad que está en la prehistoria de Abanca…
-Vale, lo acepto, pero lo que ya me cuesta más aceptar es que, durante el proceso de apertura de una cuenta no haya que confirmar el domicilio actual de un antiguo cliente del que no sabéis nada desde hace más de veinte años… Nada, simplemente asumís que la gente vive en el mismo sitio que en 1997.
-Bueno, mire, no se preocupe, se acerca usted con el DNI a una oficina y actualiza su domicilio.
-Ya, sólo que dos cosas: 1. La estupidez de no preguntar al cliente -que abre una cuenta nueva- dónde vive la habéis cometido vosotros, no yo; y ahora queréis que el desaguisado lo arregle yo. 2. Tener que acudir a una sucursal a las primeras de cambio no es mi idea de apertura de cuenta online, y menos para un trámite que en el 90% de la banca no requiere ir a ninguna sucursal.
Pero lo mejor, si cabe, viene ahora: meses después me llaman de la sucursal que me habían asignado.
-Oiga, que vemos que no ha ingresado la nómina. ¿No va a hacer usted uso de la cuenta…?
-No, no voy a hacer uso.
-Entonces, casi mejor vamos a cerrar la cuenta, si le parece.
-Me parece muy bien, sí.
-¿Me podría confirmar usted por correo electrónico que desea cerrar la cuenta?
-Ah, genial: para cerrar la cuenta sí se puede hacer enviando dos líneas mal escritas en un email. Pero, si quisiera actualizar un dato de esa cuenta, tendría que ir con el DNI en la boca a una sucursal.