El sinsentido de Openbank y el Banco Santander
Hace 9 años abrí una cuenta corriente (que por aquel entonces tenía que estar ligada obligatoriamente a la apertura también de una cuenta de ahorro) en Openbank. Al cabo de los dos años y medio solicito la tarjeta de crédito de esa cuenta por un valor mínimo de 600 euros, la verdad que por el simple hecho de tener completo el pack (cuentas, tarjeta débito y tarjeta crédito), y extrañamente me la deniegan. No lo eché a ver, pues, como digo, fue más por el gusto de tenerla que, afortunadamente, por necesidad. Entre los dos titulares de la cuenta corriente precisamente no somos mileuristas, aunque la cuenta solo la utilizamos para pagar móvil, fijo e internet, los gastos en algún centro comercial y una tarjeta oro que posee el segundo titular.
Casi por casualidad varios años después me entero de que el mínimo a pedir de la tarjeta había pasado a 300 euros, y con el tiempo, una de esas tardes de domingo que agarras la tablet para entretenerte durante un rato, se me ocurre solicitarla con esta cuantía pírrica. En este caso, yendo de camino a Sierra Nevada, recibo el SMS de que la han concedido. Pasado el tiempo, uno de los gestores de Openbank tratando de otro tema por teléfono, al ver la inusual cantidad tan pequeña de la tarjeta, de proprio motu me comenta que va a solicitar su ampliación, a lo que le contesto que da igual, que tampoco pasa nada porque por fortuna no lo necesito; pero insiste, le pareció ridículo y lleva a cabo la gestión. La sorpresa es que la deniegan. Se me abrió la curiosidad: en esos días solicito subir el crédito de 300 a 400 euros, a ver si es una cuestión de confianza económica, o algo automático, y con ya no tanta sorpresa como las primeras veces, la vuelven a denegar.
Ninguno de los dos titulares pasamos laboralmente apuros económicos, y además, ninguno pagamos ni hipoteca, ni plazos por compra de vehículo, ni nada de cuantía considerable, al margen de algunas tarjetas de crédito que se pueden considerar dentro de un uso medio. Es cierto que, por la utilización de la cuenta corriente, la media de ingreso mensual en ella es de unos 500 euros para pagar los recibos domiciliados; pero ¿no tiene validez para ellos la actividad laboral o el no tener hipoteca ni préstamo considerable alguno?
Hemos transferido una cantidad mayor de dinero a la cuenta estos últimos tiempos y el segundo titular (por ver si el cambio de solicitante afecta también) la ha pedido por ese mínimo de 300 euros, y hoy hemos recibido la noticia nada nueva ya de que se la deniegan. Lo paradójico es que hace un par de meses recibimos cada uno de nosotros una carta del Banco Santander anunciándonos que una tarjeta de afinidad para comercio que tenemos a partir de septiembre nos la van a sustituir por una de crédito ligada a ese banco, que es el dueño precisamente de Openbank; seguramente el crédito será de entre 1000 y 1800 euros, que es lo habitual en este tipo de inicio.
O sea, nos deniegan una tarjeta de simples 300 o 400 euros de una de sus entidades de la que somos clientes impolutos desde hace casi diez años, y, en cambio, nos "regalan" sin pedirlo ni solicitarlo dos tarjetas de crédito para uso generalizado ligadas a una entidad, el Banco Santander (o a su financiera de consumo), con la que no tenemos ningún tipo de relación. Lo dicho, un sinsentido, aunque la vida está llena de ellos; uno más.