Te comento un caso.
Persona mayor, vamos a llamarla Pepita, diagnosticada de una enfermedad que provoca demencia. No es Alzheimer, es una enfermedad que en el momento en el que es avanzada provoca demencia. Pepita vive con una cuidadora, una familiar en segundo grado con evidentes intereses hereditarios debido a su situación personal, vamos a llamarla Eulogia, que es la encargada de darle su medicación, atenderla, etc. Esta familiar no dispone de recursos económicos propios y vive en la casa de Pepita, ella y su familia, sin abonar absolutamente ningún gasto. Evidentemente, hay que cuidar de Pepita, pero esto se hace de la forma más deficiente posible. Durante su vida antes de la enfermedad, Pepita firma un testamento en el que deja casi todo a su hijo Pepito. Pepito vive a diez minutos pero no dispone de espacio físico ni de tiempo (trabaja, éste sí) para cuidar de Pepita, la visita, pero desde que su madre está enferma, Eulogia se las arregla para que las visitas se espacien (ahorro los detalles macabros y truculentos). Dos meses antes de morir, Pepita deja todo a Eulogia. El notario da fe del testamento, que se considera absolutamente válido. Pepito hereda la legítima estricta. La casa queda como propiedad de Eulogia.
Cuando las cosas son grises, se suele mirar los papeles. Otra cosa sería un caso flagrante, en el que por ejemplo, tu padre le dejara las propiedades al dueño de la residencia de ancianos en la que vive y al que prácticamente no conoce, pero en caso de grises...
La explicación: El diagnóstico de la enfermedad no supone que tenga mermadas sus capacidades. Es decir, se supone que tú puedes tener una demencia y saber quién eres, a quién quieres dejarle tu casa, etc. Tienes que demostrar fehacientemente que eso no es así, pues ponte a pedir informes médicos a posteriori que digan que el día que se firmó ese testamento esa persona no tenía capacidad de decidir a quién le dejaba la casa. No es fácil.
Yo he llegado a saber de alguna familia que intentó que firmara un testamento una persona inconsciente (el notario se negó, afortunadamente). Con eso te lo digo todo. Imagínate, si era su familia, alguien a quien querían y probablemente lo estaban haciendo para no quedarse con las cuestiones sin arreglar, lo que puede llegar a hacer un cuidador con pocos escrúpulos.
Lo siento, es que ya soy un poco mayor, y me han contado demasiadas cosas. Pero vamos, que yo preferiría que me incapacitaran y se encargara de mis asuntos uno de mis hijos en quien yo confío y que sé que no me va a hacer ningún mal que no que me lleven por ahí firmando no se sabe qué. Es duro incapacitar a alguien, pero al final un juez (alguien que no tiene relación con el interesado y que, en principio, es imparcial), designa a un familiar para que se encargue de administrar los bienes de esa persona. Imagínate que te ves en la tesitura de vender o alquilar la casa para pagar una residencia y no puedes porque no está incapacitado. Yo ese problema lo he visto varias veces. Y claro, en el momento en el que esa persona necesita entrar en una residencia, no da tiempo a incapacitarlo, no hay dinero, acaba en un sitio de mala muerte sólo por no poder disponer de ese capital. Un follón. Ya digo, a mí, si estoy así, por favor, que me incapaciten.