Bueno, en otra entidad, no era el Satan, había un viejillo que le estaban intentando convencer de que contratara unas preferentes, pero de las sangrantes. Dijo que lo iba a consultar con su mujer. Me tocaba a mí el turno y no pude refrenar mi impulso. Salí del banco y me dirigí a él y con la máxima delicadeza de que fui capaz, le relaté el caso de mi padre.
El buen hombre hasta se emocionó. Espero por su bien y el de sus ahorros que su mujer no le reconvenciera, porque se veía muy mayor.
Y yo me pregunto: "¿Qué sienten al engañar a esta pobre gente anciana, a quién no sabe del tema, porque quien sabe no compra las preferentes a más del 100%?
Para comprar una botella de alcohol los establecimientos dicen que no se sirve a menores, que no se vende a menores porque es malo para ellos. Y sin embargo los bancos colocan productos que arruinan familias. ¿No es malo también? Conozco un caso, bueno son dos, que cuando se enteraron de lo que les había hecho la maldita entidad, les dio un infarto y fallecieron.
¿Por qué no se cambian las leyes, las normas para adquirir un producto? Que no me hablen del MIFID porque mi padre NO lo tiene firmado, es más, ni sabe lo que es.
Hay que ponerlos en su sitio, totalmente de acuerdo, pero ¿cómo? Son demasiados y sus tentáculos ávidos de dinero ajeno no cesan de moverse y pegotearse a los ahorros de los clientes.
Aquí se intenta aportar un granito de arena, pero hay que llenar un desierto entero...
Un saludo cordial y ¡feliz día!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.