20 de febrero de 2012
Varios miembros del comité de gobierno de la Reserva Federal estadounidense (Fed) han mostrado su disconformidad con la agresiva política monetaria de Ben Bernanke, un plan de estímulo que consideran que debe ser frenado o, incluso, parado.
Con los tipos al mínimo, la Fed sacó toda su artillería en septiembre de 2012: Liquidez indefinida sin contrapartidas mediante tres tipos de operaciones. La primera, la creación de 40.000 millones de dólares al mes para comprar bonos y otros activos hipotecarios. La segunda, la reinversión de otros 45.000 millones de dólares procedentes de activos basados en hipotecas que ya tenía en su balance. Por último y no menos importante, a finales del pasado año se comprometió a mantener los tipos al mínimo mientras el paro supere el 6,5%.
A pesar de que la tasa de paro alcanza el 7,9% en Estados Unidos y la inflación ronda el 2%, las minutas de la última reunión de la Fed muestran que "muchos participantes" mostraron sus "inquietudes" sobre los riesgos de mantener la compra de activos.
Precisamente estas dudas se han contagiado a Wall Street, pues la Fed "debe estar preparado para cambiar el ritmo de compra de activos, tanto en respuesta a los cambios de las previsiones económicas como a su evaluación de la eficacia y costes de estas adquisiciones".
Varios miembros de la Fed afirman que el comité "podría disminuir o terminar sus compras antes de que se considere que una mejora sustancial en las perspectivas del mercado de trabajo se ha producido".
"Varios participantes señalaron que una cartera muy amplia de los activos de larga duración expone a la Reserva Federal a pérdidas de capital significativas cuando se liquiden", añaden las minutas.
Otros miembros de la Fed advirtieron, sin embargo, sobre los peligros de una retirada temprana de esta política y recomendaron mantenerla hasta reducir hasta cierto punto el desempleo.
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