Banco Santander rinde cuentas por Irán ante el supervisor de EE UU y admite que tiene 17 cuentas bloqueadas
La entidad detalla que el incumplimiento de las normas de blanqueo de capitales podría “tener un efecto adverso material”Hugo Gutiérrez
El detalle de estas 17 cuentas bloqueadas las ha facilitado el grupo en la noche de este miércoles en un documento remitido a la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (la SEC, por sus siglas en inglés). Ahí se explica que tiene ese cortafuegos activado sobre una serie de clientes sancionados por EE UU por sus vínculos con el régimen iraní, la mayoría de ellos ya bloqueados por el banco a cierre de 2022.
“El grupo ha tomado medidas significativas para retirarse del mercado iraní, como cerrar su oficina de representación en Irán y cesar todas las actividades bancarias allí, incluidas las relaciones corresponsales, la captación de depósitos de entidades iraníes y la emisión de cartas de crédito de exportación, excepto por las transacciones legado descritas anteriormente”, asegura la entidad en el documento.
Las cuentas que detalla el Santander, que el banco reporta cada año a la SEC,
están al margen del caso iraní que avanzó el diario británico Financial Times. Según este medio, Irán habría utilizado cuentas de Santander UK y Lloyds para mover fondos, saltándose el veto que hay contra el régimen de Teherán por sus programas de desarrollo nuclear. En ese caso, la cuenta se cerró, pero no se incluye en la lista porque no incumplía ninguna sanción, al ser de un cliente británico establecido en el Reino Unido. Es decir, no estaba directamente sancionado.
Sobre las medidas para prevenir el blanqueo de capitales, el grupo dice que existen “graves consecuencias legales y reputaciones” si se incumplen estas normas, aunque no hace referencia explícita a ninguno de los casos de algún mercado en concreto. Eso sí, esta advertencia llega en un momento delicado para el banco por el caso iraní.
Además, explica sobre las conductas financieras delictivas: “Podríamos no ser capaces de detectar o prevenir completamente o de manera oportuna el lavado de dinero y otras actividades de crimen financiero, lo que podría exponernos a responsabilidades adicionales y tener un efecto adverso material sobre nosotros”. Y añade el golpe al que se expone la cotización de su acción si existe una cobertura mediática negativa: “El daño reputacional a nuestro negocio y marca global podría ser severo si se descubre que hemos violado los requisitos de AML [prevención del blanqueo de capitales], antisoborno y corrupción”.
Según consta en la información remitida la pasada noche, el Santander mantiene siete cuentas bloqueadas (de cinco clientes diferentes) en su filial del Reino Unido. Estos clientes, reconoce, “están designados por los EE UU bajo el programa de sanciones de Terroristas Globales Especialmente Designados”. Unas cuentas bancarias que ya estaban bloqueadas a cierre del ejercicio anterior. “Se trata de un tema muy complejo, por la cantidad de testaferros que existe. No es fácil vincular a una persona con algún entramado delictivo”, explica una fuente financiera ajena al banco de origen cántabro.
Algo parecido ocurre en la sucursal belga, a través de Santander Consumer Finance, donde cuenta con otras siete cuentas bloqueadas para un banco iraní que también está en la lista negra norteamericana. “Las cuentas han estado bloqueadas desde 2008. Ningún ingreso o beneficio fue generado por la sucursal belga en estas cuentas en el año finalizado el 31 de diciembre de 2023″, matiza la entidad que preside Ana Botín. En 2022, la división de Santander Consumer Finance contaba con otro cliente sancionado en Grecia, pero salió del banco antes de concluir ese ejercicio.
De vuelta a lo reportado, en Brasil mantiene a cierre del año pasado otras tres cuentas bloqueadas de otros tantos clientes con domicilio en este país, incluidos igualmente por Estados Unidos en su programa de sanciones. Además, el grupo cuenta con garantías sobre el beneficio de una entidad iraní que está en el mismo programa de sanciones de terroristas globales. En concreto, se trata de garantías sobre obligaciones de contratistas que participaron en licitaciones públicas en Irán que se remontan a antes del 27 de abril de 2007.
“Los ingresos y beneficios generados en estas cuentas en el año finalizado el 31 de diciembre de 2023 fueron insignificantes en relación con los beneficios generales de Banco Santander”, incide en cada punto la entidad.
Esta prolija explicación, que ha remitido a la SEC pero no se incluye en el informe anual comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) español,
se produce en Estados Unidos ante las exigencias que impone el regulador del país. Según figura en la Ley de Bolsa, “se requiere que un emisor divulgue en sus informes anuales o trimestrales, según corresponda, si él o cualquiera de sus afiliados participaron conscientemente en ciertas actividades, transacciones o tratos relacionados con Irán o con individuos o entidades designadas conforme a ciertas órdenes ejecutivas”, explica el Santander.
De hecho, estas informaciones son obligatorias incluso cuando las actividades, transacciones o tratos se hayan llevado a cabo en cumplimiento con la ley aplicable. Es decir, no es el reconocimiento de una falta, sino que detalla la mera operativa para que el supervisor pueda corroborarlo.
Carrera de bufetes de abogados
Hace unas semanas se conoció que el régimen iraní había estado presuntamente usando una cuenta de Santander UK y de Lloyds para mover dinero de forma encubierta y así evadir las sanciones internacionales que pesan sobre el país. Un caso diferente, ya que al tratarse de un ciudadano británico (no sancionado), pudo operar sin restricciones hasta que se detectó que ejercía de pantalla para empresas vinculadas al régimen iraní.
Petrochimical Commercial Company es parte de una red internacional de sociedades a la que Estados Unidos acusa de haber sido un vehículo para generar cientos de millones de dólares para la Guardia Revolucionaria de Irán y de haber trabajado con la inteligencia rusa con el fin de financiar milicias cercanas al régimen iraní.
Por el momento, no consta ninguna acción judicial contra el banco en los tribunales norteamericanos, pero sí hay tres despachos de Estados Unidos que analizaban si el Santander violó las leyes federales de valores por no detectar que el régimen iraní estaba operando a nombre de terceros. Se trata de Frank R. Cruz, con sede en Los Ángeles (California); Block & Leviton, con presencia en San Mateo (California), Wilmington (Delaware) y Boston (Massachusetts); y Bronstein, Gewirtz & Grossman, con oficinas en Manhattan y Brooklyn (Nueva York) y Nueva Jersey.