El gigante Evergrande es acusado de inflar sus ingresos en 72.000 millones, en uno de los mayores fraudes contables de la historia
El escándalo financiero del grupo chino supera al de Enron de 2001. La Comisión de Valores local impone al gigante inmobiliario una sanción de 533 millones de eurosGuillermo AbrilCecilia Castelló
19 mar 2024 - 10:30CETEl colapso del gigante inmobiliario
Evergrande sigue batiendo récords por sus proporciones. Tras la declaración de insolvencia, la detención de la cúpula directiva y la orden de liquidación de la compañía por parte de la justicia hongkonesa, llega un nuevo golpe contra la que fuera
una de las mayores inmobiliarias chinas, hoy convertida en la más endeudada del mundo. La Comisión Reguladora del Mercado de Valores del gigante asiático ha acusado a la compañía de inflar sus ingresos en 78.000 millones de dólares (72.000 millones de euros) en los informes anuales de 2019 y 2020 y ha impuesto duras sanciones contra la empresa, su fundador y otros cinco cargos directivos, a quienes acusa de graves actividades fraudulentas e irregularidades contables.
Con esas cifras sobre la mesa, el fraude contable de Evergrande superaría al de la la empresa energética
Enron, del año 2001, uno de los mayores escándalos financieros de la historia, que supuso una sacudida en los mercados de una envergadura nunca vista hasta entonces. También deja muy atrás la manipulación financiera de Worldcom (2002) o la de Luckin Coffee, el Starbucks chino que quebró en el Nasdaq (2020).
El zarpazo de la comisión de valores local coloca el dedo acusatorio en los informes anuales de 2019 y 2020, al considerar que Hengda Real Estate Group, una de las unidades del gigante chino de la construcción, infló los ingresos en 27.300 millones de euros en 2019 y en otros 44.700 millones en 2020. La posible manipulación contable sitúa además en un papel delicado a la antigua auditora de la empresa constructora, PricewaterhouseCoopers, que renunció a seguir firmando las cuentas del grupo chino en 2023.
El regulador ha impuesto una multa de 4.180 millones de yuanes (533 millones de dólares, al cambio actual) a la compañía, a lo que se añade una presunta emisión pública de bonos corporativos fraudulenta, ya que se basó en los registros falsos, y la acusación de no haber divulgado, de manera oportuna y según lo requerido, información relevante sobre su situación económica y judicial, tal y como recoge el medio Daily Economic News. La compañía ha respondido que seguirá prestando atención a la evolución de los asuntos, y que renuncia al derecho de declaración, defensa y audiencia sobre este paquete de sanciones; también pide a los inversores que presten atención “a los riesgos”, según el citado medio.
El disparo de las autoridades regulatorias llega en un momento en el que Pekín quiere mostrar una actitud ejemplarizante ante un mercado inmobiliario en horas más que bajas. La
ruina de Evergrande es el reflejo trágico de una crisis de enormes proporciones convertida en el talón de Aquiles de la economía china. El grupo nació en 1996 y surcó la ola desarrollista de los noventa y primeros años dos mil, pero comenzó a presentar problemas financieros en 2021 —la agencia de calificación Fitch la declaró insolvente aquel año, tras incumplir oficialmente con el reembolso acordado con sus prestamistas en dólares—, y no ha logrado remontar el vuelo desde entonces.
El organismo ha castigado además al fundador, Hui Ka Yan, también conocido como Xu Jiayin —en arresto domiciliario desde septiembre—, con la prohibición de por vida para acceder al mercado de valores, además de una multa de 47 millones de yuanes (unos 6 millones de euros). Asfixiado ya por una deuda de 328.000 millones de dólares (unos 302.000 millones de euros), el grupo deberá hacer frente además a una pena económica de 4.175 millones de yuanes (unos 535 millones de euros), según comunicó Evergrande el lunes por la noche (hora local), y han recogido numerosos medios chinos.
Evergrande fue uno de los mayores promotores inmobiliarios de China, que se endeudó de forma masiva para expandirse por todo el país con el auge de las ventas de viviendas. En enero, un tribunal de Hong Kong ordenó la liquidación del grupo, al no lograr presentar propuesta para reestructurar su deuda, de 328.000 millones de dólares (unos 302.000 millones de euros), si bien se desconocen las implicaciones de la sentencia para la jurisdicción de China continental, donde se encuentran la mayor parte de los activos de Evergrande.
La envergadura del fraude de Evergrande ha recordado
al colapso en 2001 del estadounidense Enron. La que llegó a ser la séptima empresa más grande de Estados Unidos, con 100.000 millones de dólares de facturación, se declaró en bancarrota a finales de 2001 con una deuda superior a 30.000 millones, dejó miles de accionistas y ahorradores arruinados y 20.000 trabajadores despedidos. Un año después, una nueva sacudida hizo tambalearse al mercado de EE UU. Worldcom, que llegó a ser una de las mayores telecos estadounidenses,
reconocía en 2002 haber inflado sus ingresos en 11.000 millones de dólares.