Llene la hucha del niño con acciones.
Los expertos aconsejan títulos de firmas con potencial de crecimiento que estén baratos “Una cartera eficiente debería tener un mínimo de 5 valores, aunque lo óptimo son 15”, dicen en Gaesco.
Para inversiones de pequeña cuantía, puede resultar más fácil y económica una cartera de fondos.
En EE.UU. es frecuente constituir una cartera de acciones para un hijo, como aquí abrirle una cuenta bancaria.
Mayte Rius - 17/10/2004 LA VANGUARDIA DINEROM, 17.10.2004, pg. 12
¿Acaba de tener un hijo y quiere hacer una hucha para su futuro? ¿Se acerca el cumpleaños del niño y no sabe qué regalarle? Puede que le parezca extraño, pero cada vez son más las familias que, en estas circunstancias, optan por adquirir acciones a nombre de sus hijos. Pero, ¿qué valores hay que integrar en una cartera de bolsa que se piensa rentabilizar a 15 ó 20 años vista?
Títulos que ahora cotizan por debajo del valor de la empresa –es decir, que están baratos– y que tengan una importante capacidad de crecimiento por tratarse de compañías con una estrategia clara que aumentarán de forma importante sus resultados en los próximos años”, responde Jaume Puig, presidente de Gaesco Gestión. “Cuando lo que se persigue es diseñar una cartera de acciones para la mayoría de edad de un hijo la cartera tiene que construirse con criterios a muy largo plazo, eligiendo valores sólidos, de compañías que generan beneficios recurrentes y con cifras de negocio muy elevadas. Blue chips con elevadas rentabilidades por dividendo”, dicen los expertos en planificación financiera de Banif.
Por su parte, Marc Garrigasait, director general y de inversiones de Fima –grupo especializado en mercados financieros e inversión alternativa–, advierte que quien vaya a constituir ahora una cartera de inversión a largo plazo debe tener en cuenta que “las rentabilidades futuras obtenidas por la mayoría de activos financieros van a ser muy bajas en los próximos 15 años, muy inferiores a los rendimientos de los últimos 15 en acciones o bonos”. Su consejo es “no invertir en dólares, ni en bonos, sino en acciones con bajo riesgo y con ingresos recurrentes, además de invertir un porcentaje en las bolsas asiáticas, que será la zona del planeta de mayor crecimiento”.
Pero además del tipo de activos, los expertos advierten que la optimización de una cartera exige tener presentes otras cuestiones. “Una cartera, para que sea eficiente, hay que constituirla con un mínimo de 5 valores, aunque lo óptimo es a partir de 15. Además, para optimizar costes, sería aconsejable una inversión mínima de 2.400 euros por valor”, apunta Puig, de Gaesco. Estas premisas supondrían que para diseñar una cartera óptima habría que partir de una inversión a favor del hijo de al menos 12.000 euros, algo que no está al alcance de muchas familias. Pero Jaume Puig subraya que el hecho de no disponer inicialmente de ese dinero no quiere decir que no se pueda regalar una cartera de inversión al hijo, puesto que cabe la posibilidad de arrancarla con títulos de un único valor para reducir costes –las firmas de inversión cobran una comisión mínima por cada una de las compañías de las que se compra acciones– y luego ampliarla y diversificarla coincidiendo, por ejemplo, con las fechas de su cumpleaños.
Los fondos como alternativa
Otra posibilidad es optar por constituir la cartera a partir de fondos de inversión para, con menos capital, conseguir una mayor diversificación y reducir costes en las transacciones. Así lo recomiendan los asesores de Abante. “Consideramos que invertir a través de fondos de inversión tiene más ventajas y menos riesgos que la inversión directa en acciones u otros activos. Ofrece una mayor diversificación de los riesgos y permite acceder a mercados, activos o estilos de gestión que ofrezcan buenas expectivas de rentabilidad a las que difícilmente podría ese inversor particular acceder de forma individual”, indica Gadea de la Viuda, del grupo Abante.
Jaume Puig explica que la constitución de cartera